Sumar acelera para desactivar un pacto PSOE-PP y huir de las críticas de Podemos
Díaz es la más interesada en marcar la agenda afianzando un acuerdo de legislatura que obligue a Junts a abstenerse
Sumar no quiere perder ni un día. Lo dijo la candidata Yolanda Díaz minutos después de cerrarse el recuento de las papeletas el pasado domingo. Y lo ha reiterado el lunes su portavoz, Ernest Urtasun, para quien hay «solo una investidura posible: repetir un gobierno de coalición». Sumar quiere evitar dos escenarios que generan cierto vértigo entre sus dirigentes. El primero atañe al bloqueo, es decir, a meses de debates entre formaciones políticas sin que por ello se llegue a un acuerdo de investidura y desemboque por tanto en una repetición electoral (posibilidad que Pablo Iglesias no excluye). Y en última instancia a que se active un debate en la opinión pública sobre pactos de última hora entre los populares y los socialistas, que miembros de Sumar temen.
Sumar sabe que ya empiezan a difundirse sondeos que sostienen que la mayoría de votantes del PSOE y del PP creen que el mejor escenario de cambio tras los comicios del 23 de julio consiste en llegar a acuerdos entre las dos formaciones políticas más votadas. PP y PSOE suman en total más del 60% de votos. La lógica del bipartidismo ha vuelto con fuerza, después de una década de fragmentación. Y esta tentación, la de un acuerdo entre los dos principales partidos, es lo que Sumar quiere desactivar antes de que se empiece a debatir públicamente. Y sobre todo, según también mantienen en Podemos, se convierta en argumento respaldado por importantes sectores de la opinión pública y hasta de la «judicatura».
Yolanda Díaz quiere marcar la agenda política. Y hacerlo cuanto antes, sin perder tiempo. Es por ello que el pasado lunes ha trasladado a la prensa haber encargado a Jaume Asens activar los primeros contactos con el entorno del expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont. Su partido, con sus siete escaños, se ha convertido en esencial a la hora de decantar la balanza a favor de uno u otro bloque. Y los de Sumar, cuya marca catalana de Ada Colau lleva tiempo acusando a Junts de ser algo parecido a la extrema derecha, quieren hacer borrón y cuenta nueva. «Por unos ministerios lo que haga falta», comentan con ironía en ese espacio político, a la vez que sostienen que lograr la abstención de Puigdemont a un gobierno PSOE-Sumar sería como un «trágala» para el partido del expresident.
«Explorar todas las vías de acuerdo»
Además de ERC, Bildu y el PNV, la coalición que lidera Díaz no quiere esperar mucho tiempo para saber la contrapartida de los de Junts para abstenerse en una próxima investidura. «Creemos que para que las conversaciones prosperen tenemos que contar con los mejores. Es la hora del diálogo. Para nuestro espacio es un lujo contar con alguien de la trayectoria de Jaume Asens, que ha demostrado en el pasado su capacidad de acuerdo. Creemos que con su conocimiento de la realidad política catalana, así como su buena relación con muchos de los espacios llamados a entenderse, será más fácil llegar a un acuerdo», afirmaron desde Sumar el lunes.
Para Sumar se trata de «explorar todas las vías de acuerdo». Es el «diálogo» al que apeló directamente Díaz minutos después de contarse los votos. Y en Junts parecen interesados en ese contacto. Algunos se atreven incluso a vaticinar un posible marco de negociación: una investidura de Junts al gobierno de coalición de izquierdas para después ser el actor determinante en España para Cataluña.
No obstante, fuentes del entorno de Puigdemont sostienen que sobre la mesa se hallan tanto la amnistía a todos los investigados judicialmente por el procés (alrededor de 4.000 personas, incluyendo a Puigdemont) como la celebración de un referéndum de secesión en Cataluña. En el PSOE descartan tajantemente esa segunda opción, pero no cierran la puerta a la primera. Después de los indultos a los condenados del procés, que desembocó en el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, no se pueden descartar opciones parecidas. Aunque también los hay en Sumar que van más allá de una investidura: «Es una situación muy complicada que da un gobierno muy inestable».
El equipo que lidera Sumar, sin embargo, no quiere trasladar dudas y titubeos. Descarta tajantemente que se vuelva a votar de aquí al próximo diciembre. Lo reiteraron el domingo durante la noche electoral, porque consideran que sería muy peligroso para el bloque de la izquierda volverse a medir con la derecha. Y todo apunta a que también en el PSOE coinciden con el diagnóstico. La diferencia con los socialistas tienen que ver con los tiempos de reacción ante el resultado del 23-J. El PSOE prefiere esperar y dejar al PP la iniciativa, para que Feijóo asuma su debilidad, y solo en segunda instancia acudir a la investidura en el Congreso. Sumar, en cambio, quiere pisar el acelerador.
Ministerios cuanto antes
En Sumar, de hecho, llegan incluso a hablar de ministerios. Es decir, de reparto de cuotas de poder para avanzar en la negociación con los nacionalistas. Los de Díaz tienen prisa y hablan de arrancar las negociaciones con los socialistas esta misma semana. Aspiran a debatir puntos programáticos y estructura de Gobierno, es decir, repartos ministeriales. Y es razonable a este respecto que los de Sumar pidan un número de carteras parecido a los que tuvieron Unidas Podemos en la anterior legislatura, además de la vicepresidencia para Yolanda Díaz.
Su prisa para empezar las negociaciones es directamente proporcional al miedo por un bloqueo y que a nivel de opinión pública se instale la idea de pactos necesarios entre PP y PSOE. Al mismo tiempo, quieren desactivar Podemos. Los morados se esperaban un resultado de Sumar por debajo de los 30 diputados. Díaz, en cambio, logró 31. Perdió 700.000 votos con respecto a lo que cosecharon juntos Unidas Podemos, Más País y Compromís en 2019, aunque desde Sumar reivindican que sería equivocado hacer comparaciones con el actual escenario de vuelta parcial al bipartidismo.
«Partiendo de unas condiciones difíciles, Sumar ha obtenido un gran resultado electoral. La debacle del 28-M, el marco plebiscitario, las negociaciones de la candidatura, una larga inercia adversa: no eran factores halagüeños para el arranque. Ese era el punto de partida», reflexionó el lunes Pablo Bustinduy. En ese mismo marco se mueven otros dirigentes y figuras destacadas de Sumar. Todos reman en la misma dirección: sellar un acuerdo de investidura con el PSOE «cuanto antes».
Frialdad de Podemos
De momento, los de Díaz se limitan a ignorar los reproches que llegan del frente morado. La secretaria general Ione Belarra dijo el lunes que la pérdida de votos entre 2019 y 2023 se debió a la exclusión de Irene Montero de las listas y a la dirección de Sumar por haber «renunciado al feminismo e invisibilizar a Podemos». Pablo Iglesias ha avisado que Podemos tiene cinco diputados y que los hará valer. «España ha ganado tiempo, pero no es suficiente», avisó Belarra, quien apeló a reforzar la coalición puesto que, en su opinión, tras el resultado de Sumar ésta ha salido debilitado.
Pero tanto en Sumar como en otros entornos de Podemos dan por acabado el ciclo político del exsecretario general y sus pretorianos. «Van a tener poco juego», sostienen. Para estas fuentes «los gran derrotados» de los comicios han sido precisamente los de Podemos. Y en ello ven la «venganza» de los errejonistas. Durante la noche electoral y tras conocerse el resultado de Sumar, ese grupo se reunió en un bar cercano a la sede de Sumar en el centro de Madrid para celebrar lo ocurrido. Belarra y los demás miembros de Podemos, en cambio, se retiraron minutos después del discurso de Díaz y los gritos de «presidenta, presidenta».