Un informe de Bruselas alerta del riesgo que el 'procés' supuso para la seguridad de Europa
La Comisión Europea afirma que Rusia aprovechó los ataques del Gobierno de Puigdemont para debilitar a la Unión
El proceso de independencia de Cataluña no solo supuso un problema para la integridad territorial de España, sino que pudo poner en riesgo la seguridad de la Unión Europea debido a la influencia rusa en todo el ataque nacionalista emprendido por el Gobierno de Carles Puigdemont. La intención de Moscú era aprovechar la crisis interna abierta en 2017 para desestabilizar a la comunidad a través de un revés para un estado miembro que, además, juega un destacado papel en la OTAN.
En un informe elaborado por la Comisión Europea sobre las amenazas híbridas que ponen en riesgo a los Veintisiete del que hoy se hace eco el diario ABC y al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, los autores relatan que la intromisión de Rusia en un asunto competente a la soberanía española no buscaba promover la independencia de Cataluña por cuestiones ideológicas o incluso por estar de acuerdo con los postulados del ‘procés’, sino que el objetivo perseguido no era otro que empujar a España a una fuerte crisis interna que pudiera desestabilizar a una de las grandes economías de la Unión.
«El objetivo del Kremlin en este caso no era una Cataluña independiente, sino una inestabilidad interna muy profunda y duradera en España, un país miembro de la UE y de la OTAN, que en última instancia acabaría influyendo a todos los países occidentales», sostienen en el texto.
Políticos relacionados con el crimen ruso
Las tácticas emprendidas por Moscú relacionaron a los políticos y altos cargos del Gobierno de Cataluña con «con agentes de inteligencia y figuras del crimen organizado rusos» que habrían apoyado los movimientos con fines desestabilizadores que se habrían extendido a los estados vecinos.
«Rusia recurrió a herramientas como el apoyo a actores políticos y el uso de representantes, la polarización de la sociedad y la explotación de las divisiones sociales, la promoción de discursos contradictorios, la financiación de grupos culturales y grupos de reflexión, el descrédito de los líderes, las operaciones cibernéticas y la inversión extranjera directa», recuerda el citado informe sobre los hechos acontecidos.
Los autores afirman que la vulnerabilidad que Rusia explotó al cebar a los dos extremos del espectro político implicados en la cuestión de Cataluña apenas se comprendió y no se consideró al no tenerse en cuenta –entonces– que los agentes internacionales explotan y aprovechan los principales problemas internos de los estados para beneficiarse y desestabilizar a sus rivales políticos.
El informe de la Comisión concluye que se pusieron el peligro y se vieron afectadas la estabilidad («el aprovechamiento y la amplificación de las vulnerabilidades existentes de la sociedad condujeron a la imprevisibilidad de la gobernanza y a una ruptura potencialmente grave del contrato social»), el imperio de la ley («el orden constitucional español y la integridad territorial fueron desafiados por actores políticos nacionales que se situaron deliberadamente al margen de la ley, apoyados por figuras operativas rusas en los años posteriores a la agitación, lo que alimentó un potencial de continuación») y la responsabilidad política y rendición de cuentas («el populismo secesionista ofrece una amplia superficie de vulnerabilidad a la hora de aprovechar la polarización política, lo que conduce al abuso de poder y al exceso de mandato, al tiempo que socava los procesos democráticos»).