Sánchez señala la puerta a Rubiales pero el Gobierno admite tener «las manos atadas»
El Ejecutivo podría acudir a la justicia deportiva para apartar al presidente de la RFEF por su polémico beso
Se estrecha el cerco sobre Luis Rubiales. El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) está recibiendo presiones para dimitir. El Gobierno le ha recriminado públicamente que besara a la futbolista Jenni Hermoso durante las celebraciones por la victoria mundialista. Pedro Sánchez le ha señalado incluso la puerta de salida al afirmar que sus explicaciones «no son suficientes» y que debe continuar «dando pasos». El Ejecutivo no descarta acudir a la justicia deportiva para inhabilitarle, mientras que la federación ha convocado una asamblea extraordinaria para este viernes.
Las fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE admiten que tienen «las manos atadas» para apartar a Rubiales porque dirige una institución privada y no existe denuncia de la afectada. La pasada medianoche, en declaraciones a la Cadena SER, el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Víctor Francos, fue contundente al asegurar que si la RFEF no actúa de urgencia, lo harán ellos.
Si el CSD, que depende del Ministerio de Cultura y Deportes, da traslado de las denuncias presentadas al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), el Gobierno tiene capacidad para suspender de forma provisional al presidente de la RFEF hasta que dicho órgano resuelva. La Ley del Deporte establece que puede ser inhabilitado entre dos y 15 años. Otros dirigentes explican que la única salida a esta crisis pasa por la dimisión de Rubiales, aunque su entorno sostiene que no tiene intención de hacerlo.
Las excusas de Rubiales
El presidente de la RFEF desde 2018 ya protagonizó otra polémica al, supuestamente, pactar con el exfutbolista Gerard Piqué el cobro de una comisión multimillonaria por llevar la Supercopa de España a Arabia Saudí, según reveló El Confidencial. El CSD no dio entonces traslado al TAD. El caso está siendo investigado por un juzgado de Majadahonda. No obstante, el asunto del beso es distinto.
Las excusas de Rubiales no han contentado a nadie, lo que ha motivado que se incrementen las críticas, también desde el Gobierno. La veda la abrió la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, que pidió el lunes a Rubiales que «asuma su responsabilidad». El presidente redobló la presión un día después. Primero con un gélido saludo durante la recepción a las campeonas del mundo y, más tarde, admitiendo que sus excusas son «insuficientes» y debe ir un paso más allá.
«No tenemos capacidad para inhabilitarlo. La RFEF es una organización privada y, sin una acusación formal, es imposible», reconoce un alto cargo del Gobierno. La misma fuente sostiene que apartar a Rubiales le llevaría a querellarse por prevaricación y «cualquier juez le daría la razón». No obstante, hay voces que afirman que existen elementos suficientes para abrirle un expediente disciplinario.
Las fuentes consultadas consideran que las denuncias interpuestas son «insuficientes» para que el Gobierno, a través de los órganos competentes, pueda abrir un proceso de inhabilitación. Esas quejas, entre ellas las del presidente de la Escuela Nacional de Entrenadores de Fútbol (Cenafe), Miguel Galán, el árbitro Xavier Estrada Fernández y Sumar, se han producido ante organismos deportivos y van a dilucidar si se han incumplido los protocolos. Algunas de ellas incluso van a ser resueltas por subordinados de Rubiales.
El silencio de la futbolista
José Domingo Monforte, especialista en Derecho deportivo y director de Domingo Monforte Abogados Asociados, considera que la denuncia de Jenni Hermoso es determinante para suspender a Rubiales. «No se puede hacer nada al margen de la jugadora. Si dice que existió consentimiento o que hay una vinculación afectiva, entonces solo sería reprochable éticamente». En cambio, si la futbolista expresa que se sintió forzada por su superior entraría en juego la ley del solo sí es sí.
Aplicar dicha ley, que entró en vigor el pasado octubre, desencadenaría un proceso para depurar responsabilidades administrativas, aunque también penales. El artículo 178 del Código Penal establece un castigo de prisión de uno a cuatro años como responsable de agresión sexual a aquella persona «que realice cualquier acto que atente contra la libertad sexual de otra persona sin su consentimiento».
La futbolista guarda silencio, aunque en un primer momento, en un directo de Instagram, afirmó que no le había gustado el beso de Rubiales. La RFEF envió más tarde un comunicado a los medios donde Hermoso restaba importancia a lo sucedido, aunque según ha revelado Relevo la jugadora nunca ofreció esas palabras e incluso habría sido presionada para aparecer en un vídeo de disculpa junto al máximo dirigente de la federación.
«Las imágenes se pueden interpretar, pero no son suficientes. Debe manifestarse la afectada», insiste Monforte. En su opinión, la Fiscalía puede entrar de oficio en estos casos, aunque en esta ocasión no es competente porque los hechos se produjeron en Australia, durante la ceremonia posterior a la final del Mundial de Fútbol Femenino.
El precedente de Villar
Sánchez se sacudió este martes la responsabilidad al afirmar que la RFEF no está dentro del organigrama del Gobierno. Lo cierto es que el Ejecutivo sí tiene competencias para estos casos a través del TAD, máxima autoridad en materia deportiva. De hecho, ya inhabilitó en 2017 a Ángel María Villar como presidente de la RFEF por su implicación en el caso Soule y, posteriormente, le suspendió por irregularidades en un proceso electoral.
La Ley del Deporte, que entró en vigor el pasado 1 de enero, introdujo modificaciones contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte. La nueva normativa considera «actos sexistas» cualquier actuación que suponga «acoso». Además, considera como tal cualquier acto que «tenga como objetivo o consecuencia atentar contra su dignidad y crear un entorno intimidatorio, humillante u ofensivo».
El artículo 4.3 del texto establece que le corresponde al CSD «velar e impulsar la práctica del deporte en condiciones de igualdad en el marco de sus competencias». El órgano, que depende del departamento que dirige Miquel Iceta, forma parte de la estructura gubernamental, pese al anuncio de Sánchez.
Rubiales, cuyo mandato caduca en septiembre del próximo año, también puede ser relevado por la Asamblea General de la RFEF, que ha sido convocada este viernes, o a través de una moción de censura, aunque parece poco probable. Tras una reunión telemática de urgencia celebrada este martes, los presidentes de las delegaciones territoriales descartaron firmar un texto de apoyo por falta de consenso. Algunos se abren a que sea el propio afectado quien dé un paso atrás. Por las presiones.