El hijo de Borrell que trabaja en Exteriores insta a Sánchez a rechazar la amnistía
El diplomático le pide en un tuit que anteponga la democracia «al ejercicio presente, pero siempre efímero, del poder»
El diplomático en activo Joan Borrell, actual número dos en la Subdirección General del Magreb dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores, ha pedido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se mantenga «firme» ante las peticiones de una amnistía desde las filas independentistas.
El hijo del alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad escribió el miércoles un mensaje en su cuenta personal de Twitter, en el que secundó el artículo de opinión «No habrá amnistía» que el escritor Javier Cercas publicó ese día en El País. «Yo también quiero creer el presidente Sánchez se mantendrá firme» frente a las pretensiones del independentismo catalán, subrayó Joan Borrell de inicio.
El diplomático expresó su confianza en que el jefe del Ejecutivo en funciones «dejará claro que el futuro de nuestra democracia es más mucho más importante que el ejercicio presente, pero siempre efímero, del poder». Una advertencia sobre los riesgos de aprobar una amnistía selectiva que beneficie a Carles Puigdemont y más de 4.000 encausados por el procés y que, además, sugiere dudas sobre una eventual reelección de Sánchez.
El posicionamiento de Borrell hijo sobre la amnistía es el primero conocido entre el colectivo de diplomáticos españoles desde que saltó la polémica sobre esta iniciativa política e inusual de ver dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores, pues éstos deben guardar neutralidad política en el desempeño de sus respectivos cargos.
Número uno en su promoción de diplomáticos
Joan Borrell obtuvo en 2010 el primer puesto de su promoción en la Escuela Diplomática cuando su padre dirigía el Instituto Universitario Europeo en Florencia (Italia). Desde entonces, ha tenido una trayectoria profesional sin contratiempos pese a su filiación y no se le había conocido ninguna polémica.
Uno de sus primeros puestos en el extranjero fue como cónsul general en la localidad boliviana de Santa Cruz. A mediados de 2017, ocupó la segunda jefatura en la embajada española en Panamá y en el país centroamericano le llegó en junio de 2018 la noticia del nombramiento de su padre como ministro de Asuntos Exteriores.
Borrell hijo no tuvo ningún privilegio mientras su progenitor estuvo al frente de la diplomacia española. En 2020, una vez que el político socialista se mudó a Bruselas para dirigir la política exterior de la UE, el Gobierno le envió a la representación permanente de España en la sede de la ONU en Nueva York, donde ha estado destinado tres años hasta que este verano empezó en Exteriores como subdirector adjunto del área del Magreb dentro del departamento que dirige José Manuel Albares.
El tuit de Joan Borrell se produce en un momento en el que Albares está intentando conseguir que la UE acepte las lenguas cooficiales españolas en las instituciones europeas, una de las exigencias de Puigdemont para que los diputados de Junts apoyasen a Francina Armengol en la presidencia del Congreso de los Diputados.
En este sentido, el Gobierno hará coincidir el próximo martes el inicio de la traducción simultánea y el uso de los pinganillos en la Cámara Baja con la reunión en Bruselas de ministros de Exteriores, bajo la presidencia española, en la que se debatirá la posible admisión del euskera, catalán y gallego como lenguas cooficiales en la UE y sumarlas a las 24 actuales. De prosperar la petición española, supondría elevar las tres lenguas cooficiales al mismo estatus que el resto y supondría traducir a estos idiomas todos los documentos de la UE, desde el Tratado de Funcionamiento hasta la jurisprudencia y la documentación emitida durante los últimos 65 años.
No obstante, solo el Consejo de la UE tiene competencia para aprobar esta modificación y debe aprobarse por unanimidad de los Veintisiete, por lo que no puede salir adelante si un solo Estado miembro se opone. Varias fuentes diplomáticas consultadas por Europa Press consideran prematuro dar por hecho que haya una decisión de consenso el próximo martes porque varios socios tienen dudas sobre el coste de la medida y el modo en que pueda afectar a otras lenguas minoritarias en la UE.
Por ejemplo, Suecia ha reconocido que alberga dudas sobre este asunto si bien aún no ha tomado una posición final. Además, hay otros socios europeos que podrían ser reticentes a este cambio, como es el caso de Francia e Italia, porque ellos también tienen lenguas minoritarias y podrían encontrarse ante el mismo reclamo.