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Política

Cisma en el grupo parlamentario de Sumar por el favoritismo hacia los comunes

El reparto de portavocías a favor de catalanes y valencianos irrita a los parlamentarios del sur, sobre todo a los andaluces

Cisma en el grupo parlamentario de Sumar por el favoritismo hacia los comunes

Yolanda Díaz con su grupo parlamentario de Sumar. | Europa Press

«Cesarismo», «chantajes» y «diktat». El grupo parlamentario de Sumar es todo menos una familia feliz. Fuentes conocedoras de los pormenores internos de los 31 diputados de Yolanda Díaz revelan el malestar que circula entre los cinco miembros de Podemos, y también entre otros representantes, sobre todo de las regiones del sur, por los equilibrios internos. El reparto de cuotas de poder ordenado por Díaz es desigual, sostienen las fuentes consultadas. Y señalan a Enrique Santiago, el líder del PCE, quien se ha convertido en el principal referente del grupo, y quien dicen ha llegado incluso a amenazar a miembros de Podemos sobre el desarrollo de sus asuntos judiciales pendientes en función del grado de condescendencia ante las órdenes internas de la coalición.

Podemos es un polvorín. En la televisión de Pablo Iglesias ya son muchos los analistas que señalan a Díaz, tanto por su presunto entreguismo al PSOE como por su necesidad de revalidar en el cargo, cueste lo que cueste. Los miembros de Podemos creen que Díaz sigue teniendo un liderazgo débil y busca cargos gubernamentales por encima de los intereses del espacio político. Subrayan la ausencia de estructura territorial de Sumar (Juan Carlos Monedero hizo recientemente hincapié en ese punto) y el hecho de que sus principales valedores en el Congreso son políticos de escaso recorrido. Para Ione Belarra, directamente personas sin experiencia. Otro hablan de «espantapájaros».

Pero el malestar interno no es solo de los morados. En Izquierda Unida también encajaron a regañadientes la decisión de Díaz de entregar todas las portavocías e personas de su núcleo duro, además de catalanes y valencianos (concretamente Aina Vidal, de los comunes, y Àgueda Micó, de Compromís). Después de que Podemos anunciara sus exigencias programáticas para la nueva coalición de gobierno, Alberto Garzón e IU hicieron lo mismo el pasado viernes.

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La líder de Sumar, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social en funciones, Yolanda Díaz. | Europa Press

Crítica de los andaluces

Díaz acuñó el concepto de «grupo parlamentario plurinacional» para excluir de estas portavocías a miembros de Podemos. La estratagema funcionó para que los morados se quedasen sin poder de iniciativa parlamentaria, pero levantó ampollas en algunos miembros de la coalición. En IU muchos cargos y militantes cuestionan esta decisión. Y lo que más irrita es que creen que Díaz ha entregado Sumar a la facción catalana de Ada Colau, y que su papel en la negociación con Carles Puigdemont aleja al partido de sus votantes en regiones hasta ahora clave, como Andalucía.

Una carta abierta de Pilar Távora, de Iniciativa del Pueblo Andaluz, publicada en el diario Público, se ha comentado internamente porque la directora de cine y teatro reprocha a Díaz estar ignorando a Andalucía en el reparto interno de cuotas de poder. «Dejar a Andalucía fuera de las portavocías y sin existencia política en el Estado –en caso de formar gobierno- es un error político y duele y lo siento mucho», escribió. Esta lectura es compartida por algunos de los diputados elegidos en las circunscripciones andaluzas, según comentan fuentes de partidos integrados en Sumar.

Esta misma sensación de abandono por parte de Díaz de las reivindicaciones e intereses del sur se percibe también en Podemos. En este caso, se trata de Murcia, donde salió elegido Javier Sánchez Serna, actual coportavoz del partido morado y miembro destacado de la dirección, quien también escribió en el diario de la televisión de Iglesias un duro artículo sobre la gestión interna en el grupo parlamentario. «Los dirigentes de Sumar, antes incluso de que se reuniera formalmente algún órgano democrático del grupo, plantearon unas autodenominadas ‘portavocías plurinacionales’ que solo podrían asumir partidos de ‘carácter territorial’: específicamente, los comunes, Compromís y Chunta Aragonesista. Alguien podría preguntar, en efecto, si un partido como Podemos que tiene implantación en todo el país es menos territorial que un partido que solo tiene representantes en una comunidad», lanzó. 

Pero hay más. Los de Ceuta y los canarios también perciben esta sensación de desigualdad respecto a los representantes más cercanos a Díaz y aquellos que provienen de Madrid, Cataluña y Valencia. Díaz, en sustancia, estaría entregando Sumar a estos grupos de dirigentes del norte de España, que mueven la coalición hacia sus intereses locales, ignorando las políticas que afectan a los votantes del sur. Y en este desfase algunos advierten sobre lo que puede ocurrir si finalmente la investidura descarrila y se tiene que celebrar una repetición electoral.

‘Modelo Más Madrid’

Además de tener que aguantar el pulso interno de Podemos, Díaz podría afrontar una sangría de votos en el sur, sostienen las fuentes consultadas. La acusación de estos representantes del sur es que Díaz sustancialmente ha copiado el modelo de Más Madrid, ampliado a todo lo que reclaman desde Cataluña los comunes de Ada Colau y desde Valencia los de Compromís. Es decir, un modelo de izquierda más de élite que «obrera», que en Madrid ha resultado exitoso, pero que podría convertirse en un bumerán en el sur. La creciente influencia de Íñigo Errejón en el núcleo duro de Díaz corroboraría la tesis de la mimetización de Sumar en el modelo Más Madrid y comunes, dejando atrás la histórica tracción andaluza.

Máxime porque creen que la apelación a la «plurinacionalidad» de Díaz es instrumental y responde a una táctica para silenciar a Podemos, creando un núcleo de parlamentarios de primera fila, y otro de segunda, acusan tanto en Podemos como en algunos sectores de IU. Todas circunstancias que Podemos no está dispuesto a aceptar, y que en su protesta podría encontrar el inédito respaldo de otros parlamentarios que entraron en Sumar convencidos del tirón electoral de Yolanda Díaz, pero que ahora se ven ninguneados y temen por su futuro político si Sumar ignora los intereses de los territorios donde fueron elegidos.

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