El Ministerio de Trabajo niega que le pague la peluquería a Yolanda Díaz
El gabinete asegura que no costea los servicios especializados de imagen de la vicepresidenta del Gobierno
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, sí que tiene quien la peine. Y no es el Ministerio de Trabajo. El peinado de la dirigente comunista ha sido muy comentado desde que Alfonso Guerra criticara en Espejo Público (Antena 3) el tiempo que pasaba «entre una peluquería y otra». Un comentario que la aludida tildó de «machista». Pues bien, THE OBJECTIVE ha podido comprobar que el coste de su cuidada imagen no se está pagando con fondos públicos.
Preguntado por escrito por «el coste del contrato para el Ministerio de Trabajo y Economía Social que tiene por objeto la contratación de servicios especializados de imagen (peluquería y maquillaje)» para las comparecencias en la sala de prensa del complejo de la Moncloa y para otros actos públicos, el organismo oficial ha respondido que «no hay ningún expediente de contratación por los conceptos señalados». Así figura al menos en la resolución de Transparencia firmada por la subsecretaria del departamento, Gemma del Rey.
Se despejan así definitivamente las dudas que algunos han lanzado desde que es ministra sobre la posible asesoría de imagen que podría estar recibiendo con cargo a los Presupuestos Generales del Estado.
El pasado mes de junio, Antena 3 noticias señaló que Yolanda Díaz tiene su peluquería de confianza en el conocido y concurrido barrio madrileño de La Latina. Un centro estético que compartiría con Irene Montero, quien, anodada por el cambio de imagen de su camarada, decidió darle una oportunidad al local. Este trabaja con productos naturales y medioambientales, y el precio por teñir, cortar y peinar oscila en torno a los 100 euros. El corte de caballero cuesta 20.
La ‘fashionaria’
La estética y la moda son, desde tiempos lejanos, potentes herramientas de comunicación política. Pero la obsesión de Yolanda Díaz le ha valido el apodo, puesto por Federico Jiménez Losantos, de la fashionaria y/o lady tenacillas.
De hecho, en su libro Yolanda Díaz: la seducción del poder, el periodista Luca Costantini dedica un capítulo a la llamativa transformación de la vicepresidenta desde su entrada en el Gobierno. En este, revela su preferencia por el color blanco para las grandes ocasiones (sus reuniones con el Papa Francisco o con el fugado Carles Puigdemont, por ejemplo), por cuanto transmite confianza y tranquilidad, así como por el peinado recogido y por la lazada Lavallière.