S’ha Acabat!: «La amnistía nos va a llevar a la situación de 2017 y 2019»
La presidenta de la asociación, Júlia Calvet, conversa con THE OBJECTIVE sobre el último escrache sufrido
Júlia Calvet (Barcelona, 2001) aún recuerda su primer escrache. Fue en la Universidad Autónoma de Barcelona, uno de los espacios públicos en los que el independentismo, en los años duros del procés, demostraba su músculo movilizando a centenares de personas para boicotear actos de los jóvenes constitucionalistas -a la memoria pueden venir muchos ejemplos, aunque quizás el más destacado fue el sufrido por Cayetana Álvarez de Toledo, insultada, escupida y empujada-. Explica que por entonces no era presidenta de la asociación -una de tantas cosas que ha cambiado en estos años-, que ella y sus compañeros estaban a un palmo de centenares de jóvenes con el rostro cubierto que les increpaban y que les arrojaban objetos, que los Mossos d’Esquadra no intervenían y que solo contaban con la protección de ocho agentes de la seguridad privada del centro: «Lo pasé muy mal. Era la primera vez. No sabíamos lo que iba a pasar y estábamos presionando al rector para que diera la entrada a los agentes».
Salieron de una pieza -al menos en lo físico- una vez intervinieron las fuerzas de seguridad. Júlia lo cuenta con normalidad, acostumbrada a vivir habitualmente lo que nadie, nunca, debería vivir en su vida universitaria por expresar sus ideas de forma pacífica. Pero ¿cómo es volver el día siguiente a las aulas? ¿cómo es regresar para sentarse al lado de las personas que unas horas antes amenazaban tu seguridad en el campus del centro, te insultaban, te vejaban? Los miembros de S’ha Acabat prometen que lo llevan con total normalidad.
«El día siguiente no es muy difícil para nosotros. Como la mayoría compartimos clase, después de que hayan tenido que intervenir los Mossos e incluso hayan venido políticos, a quienes se les cae la cara de vergüenza es a ellos. A mí me ha pasado de estar en una carpa, que te presionan con golpes, con insultos, con amenazas y que luego al día siguiente te estén pidiendo un trabajo o que te estén diciendo a ver si quieres ir con ellos en el grupo. Es curioso», relata, aunque admite que no siempre ha podido vivir estas situaciones con tanta normalidad.
Esta joven abogada explica que tiene varios casos pendientes de resolver en los tribunales. Responde que no desean actuar como ellos, que no son así, que entre sus máximas está respetar y defender la libertad de expresión, «la libertad de que cada uno piense y se exprese como quiera siempre», aunque a ellos intenten impedírselo.
A pesar de la valentía, lo cierto es que el independentismo ha conseguido varias victorias involuntarias imponiendo un clima de opinión en el que personas como Júlia descartan hablar de política a nivel laboral «por lo que pueda pasar», en el que la gente, al leer opiniones y mensajes en Twitter e Instagram, se marchan de sus vidas, o que para los medios de comunicación solo existan cuando la situación ha llegado, una vez más, al límite. Diego Garrocho, excolumnista de THE OBJECTIVE y actual jefe de Opinión del diario ABC, explicaba en un mensaje de Twitter el anonimato civil al que están condenados los que sufren los escraches del independentismo: «Si en lugar de ser independentistas fueran un grupo de extrema derecha, este tipo de actos abrirían todos los telediarios. Y con razón. Pero los agredidos son de una asociación de jóvenes constitucionalistas, y los agresores se autoproclaman antifascistas».
Si en lugar de ser independentistas fueran un grupo de extrema derecha, este tipo de actos abrirían todos los telediarios. Y con razón. Pero los agredidos son de una asociación de jóvenes constitucionalistas, y los agresores se autoproclaman antifascistas. https://t.co/F1h5LO4lSG
— Diego S. Garrocho (@GarrochoS) October 5, 2023
El PSC no se acerca desinteresadamente
Algunos partidos políticos han estado a su lado desde el principio. Calvet recuerda que PP, Vox y Ciudadanos siempre se han puesto de su parte e incluso han salido ilesos de algunos escraches gracias a la actuación de los guardaespaldas de los dirigentes catalanes. Sin embargo, lamenta que los puentes con el PSC estén rotos desde hace «bastante» tiempo, en especial por la negativa de los socialistas de ayudarles sin recibir nada a cambio.
Un escrache independentista contra una carpa de S’ha Acabat obliga a los Mossos a interceder: se escucharon gritos de «Pim pam pum, que no quede ni uno».
— THE OBJECTIVE (@TheObjective_es) October 3, 2023
Noticia completa de las protestas por la presencia de esta asociación: https://t.co/HgKX8gltMS pic.twitter.com/TmX9IUhHi1
Desde hace dos años se repite desde el Palacio de La Moncloa y desde la calle Ferraz que los indultos -medida aprobada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para satisfacer a ERC y granjearse su apoyo en la anterior legislatura- fueron un gesto de «generosidad» del Estado y que «han mejorado la convivencia en Cataluña». Los jóvenes S’ha Acabat! no están de acuerdo con esta afirmación. Consideran que los hechos de 2017 y 2019 fueron más visibles, en especial porque Barcelona -que llegó a ser apodada como la rosa de fuego- y toda Cataluña estaban en llamas; pero que la situación actual es «mucho peor» porque por primera vez todo el Gobierno de España depende de «quienes quieren romperla». A quienes duden si esto es cierto, ofrece una receta: «Muchas veces respondo pidiendo que me acompañen en una de estas carpas que tenemos en una universidad y te lo demuestro».
Esta situación -considera- no se resolverá con la amnistía, sino que será una máquina del tiempo con la que volver a 2017 y 2019, los peores años del procés. «Los indultos ya eran una aberración, estabas perdonando algo a unos políticos que habían cometido unos determinados delitos, pero es que con la amnistía ya no es el hecho de reconocer y perdonar algo, sino directamente es aceptar que no ha existido, como si no lo hubieras ni cometido, como si no hubiera pasado», relata. Además, recuerda que sentaría un peligroso precedente: ciudadanos de primera y de segunda, políticos y ciudadanos rasos. «Si tú, persona normal de la calle, cometes un delito, se te va a juzgar y vas a tener que cumplir con la pena. Pero es que luego hay otros políticos que por lo que han hecho se les va a tratar como si nada hubiera sucedido».
Los miembros de la asociación, que acaba de cumplir cinco años de vida, marcharán en Barcelona de la mano de Sociedad Civil Catalana. «Está en juego el Gobierno de la nación, el Estado de derecho. Esto no es una cosa de catalanes y nunca lo ha sido: es una cosa de todos los españoles».