Choque en el Gobierno: Robles prohíbe entrar en la base de Getafe a una alto cargo de Escrivá
La directora general de Migraciones acudió a las instalaciones militares «sin autorización»
Margarita Robles, ministra de Defensa. | Europa Press
Ocurrió el miércoles 18 de octubre, en el inicio de la oleada migratoria a Canarias. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, el ministro de Migraciones, José Luis Escrivá, mandó una delegación ministerial a la base de Getafe en el marco de la inspección y búsqueda de espacios militares que pudieran acoger campamentos de emergencia para los miles de inmigrantes llegados a Canarias en los últimos días. Daba la casualidad de que la ministra de Defensa, Margarita Robles, se encontraba en el interior de la base aérea, desde donde una delegación ministerial se preparaba volar hacia la base de Albacete.
Pero la «pura coincidencia» provocó el conflicto. Según las fuentes gubernamentales consultadas por este diario, «ellos aparecieron allí» sin previo aviso. Una delegación encabezada por la directora general de Gestión del Sistema de Acogida del Ministerio de Inclusión y Migraciones, Amapola Blasco Marhuenda, y un equipo de técnicos del departamento «se presentaron en la base sin autorización» y sin llamada protocolaria de su departamento. Su objetivo era supervisar las instalaciones y comprobar su idoneidad para acoger inmigrantes.
Pero su visita improvisada generó el malestar ostensible de la ministra de Defensa, que prohibió la entrada a la subordinada de Escrivá porque «a las bases y unidades militares sólo se puede entrar con autorización y cuando no estén de maniobras», como era el caso, ya que la base estaba «en plena actividad». Las fuentes consultadas atribuyen la visita a una orden directa de Escrivá que fue «claramente una machada» y que implicaba una falta de respeto a las formas y procedimientos que rigen la seguridad en las instalaciones militares.
«Absolutamente inadecuado»
La directora general llegó a hablar directamente con la ministra en una conversación que «no fue violenta» y la enviada del ministro entendió, pese a las órdenes del jefe de su departamento, que no podía pasar «ni lo intentó». Y también comprendió que «era obvio que el lugar era absolutamente inadecuado». En su lugar, y como se anunció posteriormente por parte del Ministerio de Defensa, se convinieron otras dos ubicaciones que están en proceso de acondicionamiento: Alcalá de Henares y Carabanchel.
Dos espacios cedidos por Robles que demuestran, según fuentes de Defensa, que ha habido una «colaboración máxima en lo posible, seguro y razonable». Según las fuentes consultadas, el cabreo inicial se fue moderando tras una conversación en la que se trasladó el compromiso de dar «todas las facilidades» como ha venido ocurriendo.
El choque entre los dos ministerios ya se ha subsanado, según las fuentes consultadas, aunque atribuyen el enfrentamiento a un error de Escrivá al que Defensa no querido poner «ningún calificativo ni comentario», en conversación con THE OBJECTIVE. Desde el Ministerio de Inclusión no han querido confirmar -ni desmentir- este incidente al ser preguntados por este periódico: «No vamos a entrar en este tema», y añaden que «tenían todos los permisos solicitados al máximo nivel y que «lo importante es que la colaboración para resolver la crisis está siendo máxima».
Las «formas de Escrivá»
«Agua pasada», resumen los conocedores de este choque interno entre ministerios. Un conflicto que se intentó subsanar el pasado martes, en una reunión previa al Consejo de Ministros entre las carteras de Interior, Defensa, Migraciones, Presidencia, Exteriores, Transportes y Política Territorial, para abordar el estado de emergencia del archipiélago canario, donde se han desbordado las capacidades de acogida. Ante el riesgo de colapso del sistema de acogida, los ministerios implicados han limado asperezas y engrasado la maquinaria para permitir ampliar la capacidad de acogida de inmigrantes. Aunque inicialmente el departamento de Escrivá deslizó que Defensa se había resistido a ceder terrenos, el departamento de Robles lo niega tajantemente.
Las fuentes consultadas atribuyen lo ocurrido a «las formas de Escrivá» –ya conocido en el pasado por encendidas intervenciones en medios de comunicación-, su impulsividad, e incluso su «arrogancia», según sus detractores. Algo que, en esta ocasión, se ha visto acrecentado por el estado de nerviosismo derivado de la oleada de migrantes a las islas, lo que le ha llevado a mandar una delegación a una base militar sin autorización o a acusar a la presidenta de la Comunidad de Madrid de xenofobia.
