El PNV salva su hegemonía en el País Vasco y Pradales podrá gobernar con los socialistas
Imanol Pradales celebra ser el candidato más votado: «Daré todo por Euskadi, todos y cada uno de los días»
El Partido Nacionalista Vasco (PNV) ha mantenido su hegemonía en el País Vasco en las elecciones autonómicas de este 21 de abril y ha evitado el vuelco electoral que preveían algunas encuestas con la subida de Bildu. Al término de la jornada electoral, y tras un recuento de infarto, los peneuvistas empataron a 27 escaños con Bildu, cuatro menos que en 2020, pero podrán gobernar otra vez desde Ajuria Enea en coalición con los 12 escaños de los socialistas ya que la mayoría absoluta está en 38 asientos.
La candidatura de Imanol Pradales ganó en votos al candidato abertzale, Pello Otxandiano, con una diferencia de 30.000 papeletas. Además, los 370.000 apoyos con el 100% del escrutinio supone superar los 350.000 votos de 2020 en plena pandemia. Y los jeltzales avantajaron en tres puntos porcentuales a Bildu, por lo que evitó el sorpasso que algunos sondeos auguraban. Por todo ello, la jornada electoral salió redonda para el PNV.
La única vez que los jeltzales sufrieron una caída significativa fue en 1986 cuando el PSE de Txiki Benegas ganó en escaños (19) a la lista de José Antonio Ardanza (17), pero este último convenció a los socialistas para convertirse en lendakari y en la siguiente contienda electoral volvió a quedar primero. Desde entonces, el rodillo peneuvista ha sido constante con el único lunar de 2005, en el que se quedó en 29 escaños y la suma de PSOE y PP hizo posible la única Lehendakaritza constitucionalista en el País Vasco.
«Está casi hecho», dijo un confiado presidente del PNV, Andoni Ortuzar, a La Sexta cuando llegó a Sabin Etxea, la sede peneuvista en Bilbao, tras el cierre de las urnas. Iba sonriente y tranquilo como Pradales. En el PNV estaban convencidos de que una alta participación les iba a beneficiar, con el argumento de que los votantes de Bildu ya estaban movilizados. El 62,5% que resultó al final está en línea con las contiendas electorales de las últimas décadas y la única excepción del 50% de hace cuatro años por culpa del coronavirus.
Con todo, el recuento de los votos provocó nervios en la sede de PNV. En varios momentos del escrutinio estuvo por detrás de Bildu en escaños y la mayoría absoluta con el PSE de Eneko Andueza rozó el descalabro: Bildu se quedó a 1.360 votos de arrebatar a los socialistas el último escaño de Guipúzcoa. Y en Vizcaya, Sumar estuvo aún más cerca de obtener un representante -a 738 papeletas- en detrimento del PSE. Si ambos escaños hubieran cambiado de manos, peneuvistas y socialistas habrían tenido muy difícil reeditar la coalición ya que hubieran tenido que llamar a la puerta del PP o de Sumar.
La presidenta del PNV en Vizcaya, Itxaso Atutxa, fue la primera en celebrar que su formación siga siendo la primera fuerza en el País Vasco, «a tres puntos de EH Bildu» de diferencia. Los jeltzales tenían el riesgo de no ser percibidos en su territorio como los conseguidores de prebendas en Madrid. Además, los jóvenes, principal nicho de los abertzales, apenas conocen la historia reciente en la región (muy pocos saben quién fue Miguel Ángel Blanco). Pero los peneuvistas mantuvieron la hegemonía entre el electorado.
Ortuzar abrió la comparecencia pública ante los suyos adelantando que el PNV avanzará en la legislatura «en el bienestar con unos servicios de calidad y un autogobierno fuerte». El presidente de la formación nacionalista insistió en que no defraudará a los que le han votado este 21-A. «Asumimos desde ahora la responsabilidad de liderar las instituciones vascas. Empieza una nueva etapa», subrayó tras celebrar que su formación haya revalidado «la opinión mayoritaria» entre los vascos. «Con humildad, mucha humildad, el resultado es reseñable», resaltó.
Tras agradecer «vivamente» la confianza depositada en su partido por la sociedad vasca y el apoyo popular que ha recibido, Ortuzar reconoció que estos resultados tienen «un claro mensaje de avanzar y de mejorar» y quiso agradecer los doce años de Íñigo Urkullu como lendakari. «No vamos a defraudar esa confianza y nos vamos a dejar la piel en construir una convivencia sana y en gobernar para todas y para todos», concluyó para dar paso al vencedor de los comicios.
Pradales subió al estrado entre los vítores de los militantes del PNV al grito de: «ari, ari, ari, Pradales Lehendakari». El candidato vencedor, que este domingo cumplía 49 años, se congratuló de haber ganado las elecciones: «Daré todo por Euskadi, todos y cada uno de los días», aseveró.
El PNV no ha renunciado a su esencia independentista, pero desde el «realismo», con el convencimiento de que «la nación vasca se construye día a día a día». La frase del candidato jeltzale de que es «un independentista con los pies en el suelo», define bien cuál su posición, consciente, además, de la pluralidad de la sociedad vasca y de que gran parte de su electorado no desea la independencia.