Estos son los posibles escenarios que se abren tras el anuncio de Pedro Sánchez
¿Qué ocurre si renuncia? ¿Quién sería el presidente del Gobierno? ¿Habría nuevas elecciones?
El anuncio de Pedro Sánchez ha abierto un escenario incierto con muchas incógnitas. La posibilidad de que renuncie al cargo, la convocatoria de elecciones o la presentación de una moción de confianza en el Congreso son algunas de las opciones reales que el presidente del Gobierno podría llevar a cabo.
En la carta que ha emitido este miércoles el líder socialista en redes sociales, explica que la denuncia a su mujer, Begoña Gómez, por parte de la organización Manos Limpias, acusándola de tráfico de influencias, ha sido el principal motivo que le ha llevado a tomar esta decisión. Asimismo, concluye que el próximo lunes 29 de abril comparecerá para dar explicaciones y confirmar su dictamen.
¿Qué ocurre si Sánchez dimite?
El contexto de una posible dimisión de Pedro Sánchez, la Constitución Española, en su artículo 101, lo tiene previsto, así como el del fallecimiento del mismo y el de la pérdida de confianza parlamentaria: «El Gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por dimisión o fallecimiento de su presidente».
En este caso, la dimisión del jefe del Ejecutivo conllevaría que todo el gabinete continuaría en funciones hasta que se nombre un nuevo presidente. Esto significaría que el Gobierno estaría limitado en sus atribuciones, sin capacidad para legislar, al igual que sucede pasadas las elecciones generales y antes de elegir al nuevo equipo gobernante.
Elecciones
En el supuesto caso de que Pedro Sánchez no decida renunciar el lunes, debería esperar como pronto hasta el próximo 29 de mayo para poder convocar elecciones generales. La ley impide que el presidente disuelva las Cortes Generales antes de que pase un año de la anterior disolución. Solo desde entonces podría aprobar el decreto de disolución y convocatoria de elecciones, que se celebrarían pasados 54 días.
Esto supondría que la celebración de comicios en España se alargaría hasta las últimas semanas del mes de julio. La ley no establece que tengan que celebrarse en domingo, pero si así fuera lo más probable es que se concretasen para el 28 de julio.
Cuestión de confianza
Otra posibilidad es que Pedro Sánchez no renuncie a su cargo, pero decida por contra presentar una cuestión de confianza. Un instrumento político del que dispone el presidente del Gobierno para afrontar una situación de debilidad frente al Parlamento, que le ha elegido, y mediante el cual el Ejecutivo pide al Congreso de los Diputados el respaldo a su política.
En su artículo 172, la Constitución establece que el presidente, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el Congreso la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general. La confianza se entenderá otorgada cuando vote a favor de la misma la mayoría simple de los Diputados.
El debate se desarrolla con el mismo formato que las investiduras. Es decir, la confianza se entiende otorgada cuando obtenga más de la mitad de los votos de los integrantes de la Cámara Baja. Si Sánchez no obtuviera la confianza del Congreso, ocurriría igual que si hubiera dimitido, y por lo tanto se iniciaría el proceso para investir a un nuevo presidente, con consultas del Rey y un nuevo debate de investidura.
¿Quién nombraría al nuevo presidente?
El encargado de elegir a un nuevo presidente del Gobierno sería el Congreso de los Diputados, en un proceso idéntico al de las investiduras que se celebran tras unas elecciones generales. A posteriori, el Rey haría una ronda de consultas con los portavoces de los partidos con representación y, tras escuchar sus opciones, designaría un candidato.
Lo mismo ocurrió en 1981 cuando dimitió Adolfo Suárez. Su partido, UCD, propuso a Leopoldo Calvo-Sotelo como su sucesor, y tras un debate de investidura, interrumpido en su votación por el intento de golpe de Estado del 23-F, fue elegido presidente por el Congreso.
En esta hipótesis, el candidato designado por el Rey para suceder a Pedro Sánchez se sometería a un debate de investidura y para ser elegido tendría que recibir el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso en primera votación, o una mayoría simple en la segunda. Si no lograra ser investido, arrancaría un plazo de dos meses en el que nuevos candidatos propuestos por el Rey pueden optar a la Presidencia. Si ningún candidato consiguiera la confianza del Congreso, las Cortes se disuelven de forma automática, convocándose nuevas elecciones.