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Puigdemont resucita con la amnistía, pero no podrá ser ‘president’ salvo que quiera Illa

El nacionalismo pierde la mayoría parlamentaria, una situación que no se producía desde 1980

Puigdemont resucita con la amnistía, pero no podrá ser ‘president’ salvo que quiera Illa

Carles Puigdemont, líder de Junts. | Europa Press

Junts per Catalunya ha logrado ser la primera fuerza independentista con 15 escaños más que ERC. Después de recalar en una tercera posición en los comicios autonómicos de 2021, la promesa de volver de Carles Puigdemont, gracias a la amnistía del Gobierno de Pedro Sánchez, le ha dado impulso para concentrar el voto independentista bajo sus siglas. Junts per Catalunya volvió a apostar por Puigdemont, a quien consideran su mayor activo, y jugó la carta de la «restitución del president», tras seis años «en el exilio» para movilizar al votante más sentimental.

Los buenos resultados de los de Puigdemont (35 escaños), sin embargo, contrastan con la caída de ERC y la CUP, que no logran la mayoría parlamentaria de las anteriores comicios. Ni siquiera con los votos de Aliança Catalana. Hay que remontarse a las elecciones de 1980 para encontrar un escenario como el actual donde el nacionalismo se queda sin obtener la mayoría en la Cámara catalana. Los republicanos caen hasta los 20 escaños y la CUP pasa de nueve a cuatro diputados. La irrupción del partido de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, con dos escaños, son irrelevantes para condicionar al resto de formaciones independentistas.

Victoria amarga

El adelanto electoral convocado por el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, obligó a Junts per Catalunya a reorganizarse rápidamente. Sin la amnistía aprobada, Puigdemont no se arriesgó a volver a España antes de tiempo, pero el partido no quiso renunciar a su candidatura puesto. En el partido admiten que sigue siendo su líder más popular. Su candidatura ha propulsado el partido, que pasa de tercera a segunda fuerza, pero es una victoria amarga.

Puigdemont tiene muy difícil poder gobernar. Para ello, deberían llegar a algún tipo de acuerdo con los socialistas, ganadores las elecciones con 42 diputados. Junts dejó claro por activa y por pasiva que sus votos no servirían para hacer a Salvador Illa presidente de la Generalitat. Algunos de los escenarios que se han planteado de forma hipotética, y antes de conocerse los resultados, era el de forzar a Sánchez a sacrificar a Illa en favor de Junts con el fin de que los posconvergentes no le retirasen su apoyo en el Congreso.

¿Tripartito a la vista?

La alternativa a un ejecutivo netamente nacionalista, como sería una alianza entre el PSC, ERC y Comunes, sí que suma. Los tres partidos llegan a los 68 escaños para formar gobierno.

Esta posibilidad dejaría a Junts en la oposición y podrían poner en riesgo la estabilidad de la legislatura en Madrid si deciden retirar su apoyo al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Los siete escaños de los de Puigdemont en el Congreso son clave para que el gobierno de PSOE y Sumar tengan mayoría parlamentaria.

Las primeras declaraciones de Puigdemont tras saberse los resultados han cerrado la puerta a esta posibilidad. El líder de Junts ha hablado de tender puentes con ERC y ha sugerido la posibilidad de gobernar en minoría: «Si ERC está dispuesta a entrar en esta reflexión sobre los efectos de la desunión y la falta de una estrategia compartida, nosotros también lo estaremos. La distancia entre el PSC y nosotros no es diferente de la que existe entre el PP y PSOE en el Parlamento español».

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