La fiscal sostiene que el acosador de Iglesias y Montero alteró gravemente su vida
La Fiscalía ha mantenido su petición de tres años de cárcel por dos delitos de injurias graves y 13.800 euros de multas
La fiscal ha sostenido que el acusado de acosar e injuriar a los exmiembros del Gobierno Pablo Iglesias e Irene Montero sobrepasó la libertad de expresión e incurrió en injurias continuadas y en «un acoso reiterado» que «alteró de manera muy grave» la vida de los denunciantes.
El Juzgado de lo Penal número 14 de Madrid ha dejado visto para sentencia esta tarde el juicio a Miguel Ángel F.D., para el que la Fiscalía ha mantenido su petición de tres años de cárcel por dos delitos continuados de injurias graves con publicidad, un delito de acoso y un delito de descubrimiento de secretos, y que abone dos multas por valor total de 13.800 euros.
También solicita que no se acerque a los denunciantes durante dos años.
Gritos y graves insultos
Para la fiscal está acreditado que el acusado gritó insultos a Iglesias como «hijo de puta» -el día de su cumpleaños- y advirtió de que no pararía «hasta que se fueran a Venezuela», y que exhibió una pancarta con las leyendas «Pablo Iglesias… hijo de terrorista» e «Irene Montero, ministra analfabeta cuyo mérito es tener las rodilleras gastadas».
La acusación particular también ha considerado «absolutamente acreditado» que el acusado cometió todos los delitos que se le imputan.
Por su parte, la letrada de la defensa ha afirmado que nada está probado y que las imágenes extraídas de la vivienda eran solo «un barrido» en el que solo se ve «un perro», y ha apelado a varias sentencias que absuelven a personas que profirieron «críticas políticas». Ha añadido que es «muy grave» haber llegado al juicio «sin pruebas».
La versión del acusado
En su última palabra el acusado ha reiterado, como ha hecho en su declaración, que no insultó ni injurió sino que llevó a cabo «una protesta política por la gestión de la pandemia», y que es paradójico que le denuncie una persona que avalaba los escraches y las caceroladas contra el rey.
Por el contrario, Pablo Iglesias e Irene Montero han relatado cómo se sintieron acosados y tuvieron miedo de Miguel Ángel F.D., ya que fue a su casa de Galapagar en numerosas ocasiones entre mayo y diciembre de 2020, grabó la vivienda y les insultó, por lo que creyeron que «podía llegar a hacer cualquier cosa» e incluso atentar contra ellos.
Durante el juicio han declarado varios guardias civiles que han explicado cómo mantenían la seguridad en la zona y cómo se comportaban los manifestantes, entre ellos el acusado, que según han dicho solían cumplir lo que les ordenaban.
Han relatado que un día Pablo Iglesias alertó de que un manifestante estaba grabando el interior de una vivienda desde una piedra elevada, por lo que revisaron el móvil del acusado y vieron dos vídeos, uno en el que se venía el muro de la vivienda, ropa tendida y un perro que estaban en el recinto interior, y otro en el que se veía a un hombre con una camiseta negra que sería Pablo Iglesias.
Un juicio salpicado de incidentes
El juicio ha estado salpicado de incidentes, ya que tanto al entrar como en un receso varias personas han increpado e insultado a Montero e Iglesias en la calle, a los que ellos es han encarado llamándoles «fascistas».
En la segunda ocasión, sobre la una de la tarde, varias personas han vuelto a increpar a los denunciantes, y en esta ocasión también a las dirigentes de Podemos Ione Belarra e Isa Serra, que han ido a arroparles.
A la salida de los juzgados Irene Montero, actual candidata de Podemos a las elecciones europeas, ha puesto de relieve que «el acoso de los fascistas no para y esto es una gran amenaza para la democracia», y ha confiado en que la futura sentencia de este juicio haga que estas actitudes «no queden en la impunidad».