Ferraz da una moratoria a Lobato hasta octubre tras «reconducir su discurso»
La cúpula del partido rebaja la expectativa sobre un cambio hasta pasada la primavera de 2025
El PSOE de Madrid es un hervidero de rumores y especulaciones sobre cuándo se ejecutará a un secretario general a quien la mayoría da por «amortizado». Pero ni siquiera quienes le han puesto a Juan Lobato la letra escarlata para provocar su señalamiento primero, y aislamiento después, dan por segura su caída. «Sólo habrá un relevo si hay un candidato mejor que Lobato», sentencian a THE OBJECTIVE desde la cúpula del partido. La única opción que forzaría la retirada de los múltiples aspirantes que sobrevuelan ante la agonía de la dirección regional sería la irrupción de una candidatura bendecida directamente por Pedro Sánchez, como hizo en Valencia, con Diana Morant, y Galicia con José Ramón Gómez Besteiro. Como publicó este periódico, en Moncloa anticipan que el llamado a ocupar ese espacio es el ministro madrileño Félix Bolaños, aunque «queda mucho para eso» y quizás la operación está más encaminada hacia la candidatura del PSOE en Madrid en 2027 que a controlar la secretaría general.
En octubre, el Gobierno sabrá si hay agua en la piscina. O está presentando presupuestos en las Cortes y ante a Comisión Europea, o está abriendo nuevamente las urnas en Cataluña y, en consecuencia, retrasando las cuentas públicas a expensas de investir a Salvador Illa. Si se cumple la hoja de ruta prevista en Moncloa, Pedro Sánchez podría haber logrado in extremis la investidura de Illa y estar afanado en encauzar las negociaciones presupuestarias con sus socios. También en el primer mes del otoño tendría que estar perfilando las líneas de una remodelación del Gobierno que se producirá con la salida de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera. Fuentes gubernamentales dejan en el aire la magnitud de la misma: «Nadie sabe si él querrá limitarse a dos pequeños cambios o hacer una crisis amplia para anticiparse a los cambios en el partido», manifiestan fuentes gubernamentales.
Ésa será la cuarta y última de sus preocupaciones, por orden temporal: el calendario orgánico del PSOE. El presidente del Gobierno y líder del PSOE tiene la intención de celebrar el congreso federal del PSOE en la primavera del 2025. Un deseo que no podrá llevar a término si se tuerce alguno de los dos escenarios previamente citados. De hecho, en el PSOE sospechan que se anticipará a octubre del 2024, coincidiendo con la crisis de gobierno. Pero si Sánchez logra salvar las tres primeras vallas del maratón político de los próximos meses (Cataluña, Presupuestos y remodelación de Gobierno), quiere aprovechar el otoño para diseñar los cambios previstos en los territorios que le preocupan electoralmente y sin los cuales, el PSOE no podrá ganar en las próximas elecciones generales: Madrid y Andalucía.
Moncloa: «O cambias, o estás muerto»
Dirigentes de la cúpula del PSOE dejan claro que no habrá medidas «dramáticas» para forzar un relevo anticipado en esos dos territorios, salvo que hubiera «una salida pactada». En la que todos piensan es en que la remodelación del gobierno prevista para octubre/noviembre por la salida de Teresa Ribera para ser comisaria pueda abrir una oportunidad para generar la deseada vacante en Andalucía. Sin embargo, las citadas fuentes socialistas frenan esas expectativas de patada para arriba para Juan Espadas que «bastante tiene con ser portavoz en el Senado». El caso de Lobato es diferente al de Espadas. Ni es tan disciplinado ni ha formado nunca de los fieles escuderos del sanchismo. Y, sin embargo, en Ferraz han echado el freno, tras utilizar a Lobato como cortina de humo para evitar la autocrítica sobre los 2 millones de votos perdidos en las elecciones europeas del 9-J.
Como adelantó THE OBJECTIVE, los estrategas del presidente le transmitieron a Lobato el mensaje del presidente tras señalarle en la ejecutiva federal: «O cambias, o estas muerto». Y, pasados diez días del aviso, en el núcleo duro del presidente se congratulan del «cambio de discurso», con más intervenciones televisivas y declaraciones coordinadas con Ferraz en los pasillos del Senado y alineadas con el argumentario de la dirección federal. Siguiendo consejos de amigos, Lobato salió a defenderse en el primer momento de convertirse en el blanco de la diana de Sánchez con una primera entrevista en Telecinco en la que pidió «seriedad» a su organización en lugar de «poner y quitar candidatos porque ya no nos vale éste porque es de esta forma, éste otro tampoco…».
Instrumentos «dramáticos» para forzar la caída
Pocos días después, el líder de los socialistas madrileños «ha encauzado su discurso» y se ha alineado con la estrategia de Ferraz. Ya no habla de su liderazgo. Tampoco de la amnistía, que últimamente centraba los titulares de sus entrevistas a medios de comunicación. Y ha endurecido su discurso contra Isabel Díaz Ayuso, lo cual le ha servido para ganarse un hueco en la promoción de la dirección federal, en cuyas convocatorias estaba ausente en los últimos meses. La semana pasada Ferraz mandaba las declaraciones de Lobato en el Senado; el domingo, los servicios de prensa de Ferraz alertaban en un mensaje: «No te pierdas las declaraciones de Juan Lobato desde Alcorcón».
En Moncloa y Ferraz transmiten satisfacción y modulan su ofensiva contra Lobato: «No hay que desestabilizar el territorio, el presidente lo ha dicho muy claro». Obvian el señalamiento del presidente en las entrevistas que concedió tras el resultado de las europeas, el editorial del diario El País por el que se mandó el mensaje de que «Pedro quiere matar a Juan.. Ya es demasiado tarde para Lobato». Y ahora rebajan la urgencia porque el líder madrileño ha reaccionado y porque no se actuará «hasta que no haya periodos congresuales». Una respuesta a los críticos madrileños que barajan «instrumentos para forzar la salida de Juan». Sólo habría dos opciones pero se habla de la primera: la dimisión de la mitad más uno de los miembros de su Ejecutiva, que forzaría la constitución de una comisión gestora. Es la llamada ‘vía Óscar López’, que sirvió para descabezar al propio Pedro Sánchez en 2016, antes del derrocamiento del Comité Federal, y precisamente, forzó la salida de su hoy jefe de gabinete en Castilla y León tras el escándalo de Ponferrada.
Una opción que descartan tajantemente en Moncloa y en Ferraz por ser «excesivamente dramática e innecesaria» tras el «cambio de discurso de Lobato». La segunda opción, igualmente descartable, la dimisión de la mayoría del Comité regional, forzaría igualmente la dimisión de la ejecutiva regional. Los socialistas madrileños hacen números, estudian movimientos y barajan que el propio Lobato anuncie cambios en su dirección para aplacar los ánimos y ganar tiempo. De momento, cuenta con el sostén de Ferraz a corto plazo. Una moratoria hasta el otoño que podrá las cartas boca arriba.