Junts y ERC ganarían las elecciones en Cataluña si fueran con una lista unitaria
Según una encuesta para THE OBJECTIVE, los de Salvador Illa apenas mejorarían sus resultados
Una lista conjunta entre Junts y ERC, similar a la que se confeccionó en 2015 para las elecciones en el Parlament, lograría superar al PSC de Salvador Illa como candidatura más votada. En caso de repetición electoral, y según la encuesta elaborada por Demoscopia y Servicios para THE OBJECTIVE, una coalición entre estos dos partidos independentistas se situaría en 57 escaños, mientras que los socialistas quedarían en segunda posición con 43 diputados. Pese a todo, el independentismo se mantendría en una situación parecida a la resultante de los comicios del 12 de mayo: no lograría obtener la mayoría absoluta, porque tampoco sumarían con la CUP ni Aliança Catalana. El experimento de lista unitaria de 2015, bajo las siglas de Junts pel Sí, obtuvo 62 escaños.
Una vuelta a las urnas con la unidad de los dos grandes partidos nacionalistas no serviría para tener el apoyo suficiente para reeditar un gobierno netamente independentista. Esta eventual candidatura unitaria cosecharía 57 diputados (dos escaños más que los 55 obtenidos el 12-M) y el 35,7% de los votos. El hecho de que la CUP baje (de cuatro a dos escaños y el 3,1% de los votos) y Aliança Catalana se mantenga en dos diputados (y el 3,5% de los sufragios) hace que el independentismo se quede en 61 diputados, los mismos que tiene ahora, a siete escaños de los 68 diputados que se necesitan para la mayoría absoluta.
En 2015, la coalición de Junts pel Sí sacó un mejor resultado (62 escaños) de lo que, según lo que refleja la encuesta, obtendrían en octubre. En aquel momento, lograron la mayoría absoluta y formar gobierno gracias a los diez escaños de la CUP. Una situación que, sin embargo, no se volvería a dar.
Si para el independentismo la repetición electoral no iría mucho mejor, la situación también se complicaría para Salvador Illa. Su partido ya no sería la fuerza más votada y el ascenso experimentado sería leve: de sus 42 diputados actuales pasarían a 43 y el 28,7% de los apoyos. Su subida sería a costa de Comunes (que descenderían de seis a cuatro escaños y el 4,7% de los votos). Algo parecido pasa entre los partidos no nacionalistas de la derecha. El PP de Alejandro Fernández se reforzaría (de 15 a 17 diputados, 11,9%) a costa de Vox, que caería un escaño (y se situaría en diez diputados y el 6,8% de los votos).
PSC, PP y Vox suben a 70 escaños
La lista conjunta, en consecuencia, no cambiaría de forma sustancial la aritmética parlamentaria actual. La opción preferida de los Comunes de un tripartito -y que es factible con los resultados del 12-M- ya no tendría sentido, porque los poscomunistas no están dispuestos a pactar con la derecha de Junts. Y los números tampoco dan. Si ERC y Junts consiguieran convencer a Comunes, CUP y Aliança Catalana de apoyarles externamente, aún les faltarían tres escaños para alcanzar el umbral de 68 escaños que se requieren para la mayoría absoluta. Se quedarían en 65 escaños.
En sentido contrario, este escenario de lista unitaria refuerza la hipotética mayoría que ya existe con PSC, PP y Vox. Los tres partidos suman 70 escaños (dos más que tras el 12-M). Aunque ninguna de las tres formaciones en cuestión está dispuesta a sellar una entente de esta naturaleza, es una posibilidad que saldría reforzada en caso de lista conjunta entre ERC y Junts.
Presión a ERC para la lista conjunta
Desde sectores de Junts per Catalunya se busca forzar una repetición electoral y presionar a ERC para que acepte una lista conjunta. El expresidente de la Generalitat Artur Mas es uno de los que se ha posicionado públicamente a favor de esta opción. En la misma línea, Carles Puigdemont y su entorno no están dispuestos a ceder el gobierno al PSC, porque consideran que para avanzar hacia una «solución al conflicto político» las instituciones catalanas deben estar gobernadas por los independentistas con el fin de poder establecer las reuniones bilaterales con el Gobierno de Pedro Sánchez.
No obstante, la mayor parte de ERC se niega a disolver sus siglas en una coalición con los neoconvergentes. Incluso las bases republicanas, refractarias a cualquier pacto con el PSC, consideran que el independentismo debe recuperar la unidad estratégica pero con listas electorales separadas. ERC y Junts mantienen posiciones alejadas respecto a cómo abordar el tema migratorio, la regulación de los alquileres o la política tributaria, pero coinciden en lo que respecta a avanzar hacia la independencia y en arrancar a Sánchez el compromiso de conceder el concierto económico para Cataluña.
Esta aritmética endiablada, junto a la victoria de la lista unitaria sobre el PSC, abriría una nueva oportunidad para el nacionalismo de presionar a Illa para dar un paso al lado. Junts y ERC también podrían amagar con retirar su apoyo en el Congreso al PSOE y debilitar la legislatura o, directamente, hacer caer el Gobierno de Sánchez.
El sondeo se ha realizado a través de 1.000 entrevistas telefónicas, de una muestra aleatoria con proporcionalidad por sexo, rangos de edad y tamaño poblacional, entre el 22 y 24 de junio y con un margen global de error del 3,1% para un nivel de confianza del 95%.