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La jornada laboral de Díaz choca con PNV y Junts y la ministra ya piensa en culpar al PSOE

Sumar admite que necesitan escenificar su acción legislativa para frenar el crecimiento de Podemos

La jornada laboral de Díaz choca con PNV y Junts y la ministra ya piensa en culpar al PSOE

Yolanda Díaz en rueda de prensa en La Moncloa. | Agencias

Mucho ruido y pocas nueces. El proyecto estrella de Yolanda Díaz para la actual legislatura, que se centra en la propuesta de reducción de la jornada laboral, revela cierta improvisación y algunas incógnitas que pueden impedir que llegue a buen puerto. Incluso desde el frente sindical, algunos apuntan a un «bluf» de la responsable de Trabajo, que estaría más interesada en ofrecer a su electorado una imagen de un departamento enfocado en sacar adelante una reforma histórica para los trabajadores, aunque pueda chocar con vetos cruzados tanto de la patronal como de algunos partidos en el Congreso, sobre todo PNV y Junts

El problema que tiene Díaz, admiten desde su espacio político, es que Podemos está recuperando terreno. Los morados han obtenido un buen resultado en las últimas elecciones europeas, y ahora están dando la espalda al debate sobre la reunificación, que como publicó este diario, ha empezado a alentarse en el espacio de Sumar. «Podemos está avanzando a costa de Sumar, así que Yolanda necesita hacer un poco de izquierdismo, y que llegue a acuerdos con los sindicatos y no con la patronal le da prestigio», comentan desde su sector para referirse a la reducción de la jornada laboral. Y añaden: «Pero la medida tendrá que ser revalidada por el Congreso y es difícil que vaya a salir». 

La pregunta entonces sería: ¿por qué centrarse en una medida de este tipo si las probabilidades de que salgan adelante son escasas, y eso puede afectar al liderazgo de una política ya debilitada? Las fuentes consultadas insisten en la necesidad de Díaz de afianzarse en su sector, abordando una política de carácter electoralista. Y que si fracasa, Sumar acusará al PSOE de escasa colaboración, al igual que ocurrió con el decreto que Díaz perdió en enero. «Le echará el muerto al PSOE», comentan las fuentes consultadas.

Semana clave

La reducción que Díaz quiere abordar implica rebajar a 37,5 horas a la semana la jornada laboral para 13 millones de trabajadores a partir del próximo año, aunque el plan de la ministra es llegar incluso hasta las 35 horas. De momento, los técnicos del ministerio, sobre todo el secretario de Estado, Joaquín Pérez Rey, han ofrecido a la patronal participar en el debate, con un posible descuento de su planteamiento. Algo parecido a lo que ocurrió con el salario mínimo interprofesional, cuando la negativa de la patronal hizo que el Gobierno avanzara con una subida del 5%, y no del 4%. Esta semana será clave, según avisan desde el ministerio de Trabajo.

La patronal, por su parte, cree que los ofrecimientos de Díaz son un simple farol, puesto que ven a la ministra decidida en ir adelante con ellos o sin ellos. Mientras que los ministros socialistas guardan silencio. El responsable de Economía sigue sin pronunciarse sobre una iniciativa que tendrá efecto sobre la productividad. Y ese silencio podrá ser usado por Díaz para acusar al PSOE de inacción, si finalmente todo descarrila en el Congreso. Es allí donde muy probablemente los de Sumar no encuentren el apoyo del PNV y Junts. Mientras que fuentes de este ministerio trasladan en privado también su disconformidad, tal y como adelantó este diario.

Las formaciones catalanas y vascas mantienen un estrecho vínculo con el sector empresarial, que ve con malos ojos la reducción de la jornada laboral. Máxime si se aprueba de forma draconiana, sin márgenes ni diferencias en función de los sectores productivos afectados. Aun así, Díaz espera contar con el respaldo de los vascos después de haber concedido al PNV la prevalencia de los convenios autonómicos. Pero queda por ver qué hará Junts, que exigió a Díaz «negociar» la medida con ellos antes de presentarla en el Congreso.

Todo ello en un contexto en el que la patronal catalana también está en contra de la medida, y ante incluso la posibilidad de que Podemos acabe votando en contra al calificar la iniciativa de poco ambiciosa. También ERC ha avisado a Díaz de que no la apoyará si no suprime «las horas complementarias», limita el trabajo nocturno y los turnos rotatorios. Todas dudas e incógnitas que revelan la soledad y debilidad de Díaz.

Revulsivo inmediato

Los sindicatos, por su parte, respaldan la reducción de la jornada laboral, pero también tienen dudas. Algunas centrales asumen que un acuerdo global sin especificidades puede ser hasta contraproducente. Y que esto aleja a los empresarios. Esa actitud tan agresiva del ministerio chirría incluso en el frente sindical, que suele pedir a los miembros del Gobierno abordar estos tipos de negociaciones desde la barrera, con cierta neutralidad, para que sean los representantes de los trabajadores quienes se lleven la medalla de la negociación.

Díaz está rompiendo este esquema para ganar visibilidad, y aunque los sindicatos se ven obligados a respaldarla, manifiestan en privado su disconformidad. Pero Díaz sigue adelante. Y lo hará, aunque sabe que el Congreso de los Diputados puede tumbar su iniciativa, tal y como ocurrió con el decreto del subsidio del paro en el pasado mes de enero. «Los mismos que hace unos años decían que la reforma laboral y las subidas del SMI destruirían empleo, hoy dicen que la reducción de la jornada laboral hundirá la economía. La vamos a reducir y nos van a volver a dar la razón», declaró Díaz el lunes. 

Díaz tiene prisa porque no sabe lo que va a pasar de aquí al próximo otoño. Los «nubarrones» de un adelanto electoral siguen sobrevolando la dirección estatal del partido, según aseguran fuentes de este espacio, a la vez que la coalición empieza a colapsar. Y es por eso que Díaz acelera y pretende abordar el asunto antes del verano. Al igual que ocurrió con la reforma laboral (aunque aquella negociación fue muy diferente de la actual), necesita una medida legislativa de efecto para proyectar una imagen de gestión, que sus estrategas creen que ayudó a alcanzar un 12% de votos en 2023. Ahora, los sondeos dibujan una caída de apoyo a Sumar (alrededor del 6%), mientras Podemos se va reforzando. Es por ello que Díaz necesita un revulsivo y lo necesita ahora.   

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