ERC maneja sondeos internos que agravan su caída si se repiten elecciones
Nadie en el partido quiere responsabilizarse de apoyar al PSC pese a que una vuelta a las urnas empeora su situación
ERC no sabe aún cómo abordar la travesía en el desierto a la que le han relegado las urnas al perder el gobierno de la Generalitat. La división interna que sufre el partido sobre si pactar con los socialistas, la falta de liderazgos para afrontar la nueva etapa y la presión de Junts per Catalunya para volver a las urnas bajo una candidatura conjunta, sumen a ERC en una situación de bloqueo en un momento en el que ya se ha activado el reloj electoral. Los comicios del 12 de mayo dejaron al independentismo sin mayoría absoluta, y aunque los números dan para que los republicanos pacten un tripartito —ya sea con apoyo interno o externo— con el PSC y Comunes, en ERC nadie quiere responsabilizarse de avalar esta opción.
Los primeros espadas de ERC, desde Oriol Junqueras a Marta Rovira, han intentado sacudirse la presión de encima asegurando que son «el PSC y Junts quienes deben entenderse» en el Parlament, puesto que fueron la primera y segunda fuerza más votada el 12-M. Y tras el castigo en las urnas por sus pactos con el PSOE, marcan ahora pedigrí nacionalista al confirmar que no tendrían inconveniente en investir a Carles Puigdemont por mayoría simple si los posconvergentes sellan un acuerdo con el PSC para que se abstengan.
ERC, en caída
Esta posición política de ERC de rechazar un tripartito y priorizar la entente con los de Puigdemont, sin embargo, favorece que haya una repetición electoral en Cataluña. Y, según avanzó La Vanguardia y ha podido confirmar THE OBJECTIVE, los primeros sondeos internos que atesora la formación proyectan una caída más fuerte de sus apoyos si hay repetición electoral.
En las elecciones autonómicas de mayo, ERC obtuvo 20 escaños (13 escaños menos que en los comicios de 2021) y, pese a que no han trascendido las cifras exactas que manejan, la caída podría ser de entre tres y cinco diputados menos. De algún modo, su situación actual, pese a la fractura interna, es mucho más favorable, ya que tienen la llave de la gobernabilidad y sus siete escaños en el Congreso también son necesarios para la estabilidad de la legislatura en Madrid.
«Salvar al partido»
Si sobre el papel todo indica que ERC debería aprovechar su nueva situación de bisagra para pactar tanto en Cataluña como en Madrid con los mismos socios (PSOE y Sumar / PSC y Comunes), las fuentes del partido consultadas por este periódico admiten que ahora lo prioritario es «salvar al partido» y redefinir la línea estrategia. Los críticos quieren enmendar cualquier pacto con los partidos no independentistas y recuperar el relato «del 1-O y el derecho de autodeterminación» de la región.
El 30 de noviembre se celebra el congreso extraordinario del partido, donde se decidirán los nuevos liderazgos del partido. Junqueras, tras dimitir como presidente, quiere volver con el aval de las bases. Pero una gran parte de la dirección del partido se opone a su vuelta y han firmado un manifiesto exigiendo un relevo de liderazgos en la cúpula. Este manifiesto se ha interpretado como una forma de presionar a Junqueras para que se desista de su intento de controlar el partido, pero no ha sido suscrito por buena parte de las bases.
Una lista conjunta «imposible»
THE OBJECTIVE publicó un sondeo el viernes 28 de junio en el que ERC bajaba a 17 escaños en caso de vuelta a las urnas. En la encuesta, elaborada por Demoscopia y Servicios, se proyectaban dos escenarios, con lista unitaria independentista y sin lista unitaria, donde se daba esta caída de los republicanos a 17 diputados. Bajo una candidatura unitaria, Junts y ERC lograban superar al PSC de Salvador Illa, con 57 escaños, pero sin alcanzar la mayoría absoluta con el resto de fuerzas independentistas.
Precisamente este lunes, los dos líderes independentistas, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, se reunieron en París para abordar la posibilidad de ir en alianza a unas nuevas elecciones, pero la idea no fraguó. Junqueras ha mostrado su rechazo a esta posibilidad. Pero en esto no está solo. Ni siquiera los críticos con su gestión están por la labor de una lista conjunta. Incluso la ven «imposible».
El experimento de lista única solo se materializó en 2015, bajo las siglas de Junts pel Sí, en la que obtuvieron 62 escaños. Junto a los diez escaños que obtuvo la CUP, alcanzaron la mayoría absoluta y pudieron conformar gobierno. Pero en ERC nadie quiso repetir la jugada. Y siguen convencidos que es mejor ir por separado, aunque sea a costa de perder más votos.