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Los socios minoritarios de Sumar forzaron a Díaz a dar marcha atrás en la votación del CGPJ

Compromís y Chunta obligan a la coalición a abstenerse sobre la renovación del CGPJ tras celebrar el acuerdo

Los socios minoritarios de Sumar forzaron a Díaz a dar marcha atrás en la votación del CGPJ

Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados | Europa Press

Tres diputados, adscritos a los partidos minoritarios de la coalición de Sumar, obligaron el pasado jueves a todo el grupo parlamentario de Sumar a dar un giro en su lectura sobre el acuerdo del nuevo Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El grupo liderado por Yolanda Díaz decidió abstenerse en la votación sobre el pacto alcanzado por PP y PSOE para renovar el órgano de gobierno del poder judicial. Cuando trascendió el acuerdo, la vicepresidenta lo aplaudió y Enrique Santiago habló de «victoria de la democracia». Pero una semana después, Sumar lo critica porque sostiene que no es suficientemente ambicioso, lo que ha suscitado el malestar de los ministros socialistas. Podemos va más allá. Califica el giro de Sumar de «ridículo» mientras que en el espacio de Díaz admiten que la decisión se tomó en contra de la opinión del «núcleo duro» de la política gallega.

Compromís ha vuelto a marcar la línea interna de toda la coalición de Sumar. Y lo ha hecho después de imponer su criterio en la redacción de la lista electoral europea y en el debate sobre la financiación «singular» que el Gobierno estudia para Cataluña, sobre la que Sumar todavía tiene que pronunciarse como coalición. Compromís, tal y como publicó este diario, se está convirtiendo en una verdadera piedra en el zapato de Díaz, porque, según explican desde Sumar, considera que la coalición no puede facilitar encuentros entre el PP y PSOE en un marco de «nueva gran coalición», que también denuncia Podemos.

Los valencianistas impusieron su criterio al grupo parlamentario sobre el CGPJ, sostienen las fuentes consultadas. Lograron su victoria a lo largo del pasado martes, cuando Sumar anunció públicamente su intención de abstenerse en la votación de este jueves. La decisión de Sumar sorprendió a la bancada socialista, puesto que cuando se supo del acuerdo (el 25 de junio), Díaz defendió la iniciativa argumentando que dos de los 20 jueces del nuevo CGPJ eran de su área política.

Dudas sobre Errejón

Sin embargo, pronto empezaron a oírse voces críticas. Compromís dijo no haber sido avisado de la negociación. Y lo cierto es que existe más de una duda sobre cómo se fraguó el acuerdo. Íñigo Errejón afirmó, después de que otros compañeros aplaudieran el pacto, que Sumar reprochaba la forma en la que se llegó a la entente (todavía defendía el fondo, algo que se cuestionó este jueves). Errejón dejó entender que el PSOE les puenteó, cuando los de Díaz estaban presionando para que los socialistas acordaran una modificación ad hoc de la mayoría necesaria para el nombramiento de los jueces, sin contar con el PP.

Sumar tenía su propio planteamiento y calendario. Los de Díaz querían que el PSOE ignorara al PP y modificara la ley del nombramiento de los jueces con una mayoría rebajada, siempre y cuando el Congreso no fuera capaz en una primera votación de alcanzar la cualificada. La iniciativa de Sumar se inspiraba en lo que propuso Podemos en la pasada legislatura, pero con algunos matices. Los socialistas, sin embargo, prefirieron llegar a un acuerdo con el PP en una negociación que se cerró en Bruselas sin representantes de Sumar.

Cuando trascendió el acuerdo, los diputados de Díaz mostraron su sorpresa. Para evitar una humillación pública, filtraron que aunque el grueso de su bancada no sabía del pacto, el equipo de Enrique Santiago sí estaba al tanto de la negociación. Pero los demás diputados transmitieron su irritación. Hasta el pasado martes, cuando lograron que todo el grupo parlamentario se decantara por la abstención.

Algunas fuentes aseguran que Compromís y los demás partidos minoritarios, concretamente la Chunta Aragonesista, amagaron con incumplir la disciplina interna, escenificando una debilidad manifiesta del liderazgo de Yolanda Díaz. Podemos, por ejemplo, asegura que sus excompañeros están al borde la ruptura. La formación morada observa con interés los movimientos centrífugos que se aprecian en Sumar, las críticas internas y disconformidades en algunas decisiones estratégicas, así como el papel de Íñigo Errejón, que empieza a ser muy cuestionado.

El portavoz de Sumar, Íñigo Errejón
El portavoz de Sumar, Íñigo Errejón. | Agencias

«Desbandada» y «bronca»

La salida de Díaz de la coordinación de Sumar ha acelerado esta dinámica, aunque al origen de la «desbandada» se halla el fracaso electoral de las últimas elecciones autonómicas y europeas. Esto y el hecho de que algunos aliados de Sumar se abren a la reunificación con Podemos, como publicó THE OBJECTIVE. «Anda todo muy revuelto», deslizan fuentes de uno de los partidos de la alianza. Señalan a Compromís. Entre el núcleo duro de Díaz y los valencianistas estaría existiendo una «bronca» interna. Pero no se trata solo de un puñado de díscolos, sino de una cuestión que afecta a la lideresa: «No es una cuestión de tres diputados. Es la legitimación de Yolanda, sin Compromís, volvería a ser PCE», explican las fuentes consultadas para describir la situación de tensión interna.

Díaz salió de la coordinación de Sumar cansada por las críticas y el desgaste de la gestión de un partido. La vicepresidenta vuelve al terreno de la gestión gubernamental para recuperar brillo. De ahí su campaña por la reducción de la jornada laboral. Díaz ha llegado a la conclusión que en la pasada legislatura, cuando Sumar era un proyecto platónico, su popularidad estaba al alza. Ahora su estrella corre peligro de apagarse y no tiene intención que eso ocurra.

La todavía lideresa de Sumar se agarra así a la vicepresidencia del Gobierno. Sabe que su única fuente de legitimación es el «poder real» del Ejecutivo. Y allí es donde quiere centrarse, diluyendo a los partidos de la coalición en una mesa de negociación que, sin embargo, tarda incluso en celebrarse. Todo está en el aire, y la sensación palpable es que cada actor -Díaz incluida- va por libre. En esa dinámica será difícil para el grupo parlamentario mantener la unidad en el largo plazo.

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