El Gobierno deja para septiembre el techo de gasto, a la espera de «despejar» Cataluña
El Ejecutivo pretendía coronar el primer aniversario del 23-J con una exhibición de fortaleza parlamentaria
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a su llegada al Congreso. | Europa Press
El Gobierno hace control de daños tras el doble varapalo parlamentario de esta semana. Un fracaso por duplicado, ley de extranjería y senda de estabilidad, que entraña la importancia de contar con el ‘no’ de su socio Junts a las dos iniciativas legislativas con las que el Ejecutivo pretendía coronar el primer aniversario del 23-J con una exhibición de fortaleza parlamentaria, tras semanas de crónicas y críticas sobre la debilidad e inestabilidad de la legislatura. Los intentos de centrar la culpa en el PP y en su «insolidaridad con los menores» no sirvió ni por un minuto para ocultar la derrota sin paliativos que ahora trata de enmendar el Ejecutivo.
Según ha podido saber THE OBJECTIVE, el Ejecutivo no pretende convocar un nuevo pleno extraordinario para aprobar la nueva senda de estabilidad que acaba de tumbar el Congreso antes del verano. La intención de Pedro Sánchez es dejar para septiembre el nuevo marco con los objetivos de déficit para 2025, y decidir de aquí a entonces si se elabora uno nuevo o se redactan los PGE sobre la base de la senda actualmente en vigor, la de los últimos presupuestos aprobados en 2023 y con la senda desfasada elaborada hace tres ejercicios.
Fuentes gubernamentales consultadas explican que hay que evitar volver a caer en el error precipitándose con las cuentas públicas, cuya aprobación depende directamente de la gobernabilidad en Cataluña. Según Moncloa, los hechos vividos esta semana demuestran que hay que «despejar» primero la investidura de Illa en Cataluña para avanzar en las negociaciones presupuestarias y evitar dar un paso en falso que erosione y menoscabe la credibilidad del Ejecutivo.
Un «error estratégico» de Moncloa
Según fuentes parlamentarias, la doble derrota parlamentaria tiene su origen en un «error estratégico» del Palacio de La Moncloa. A pocos días de que se anuncie un acuerdo «inminente» entre el PSC y ERC para investir a Salvador Illa en la primera semana de agosto, el Gobierno entendió que un encuentro entre Pedro Sánchez y Pere Aragonés serviría para acercar posiciones y calmar a la militancia de ERC, pendiente de validar el acuerdo en una consulta el próximo 1 de agosto. Y por ello, Moncloa informó a las 12.17 del martes de una «reunión institucional» en el Palau de la Generalitat en Barcelona para firmar el convenio de traspaso de la gestión del ingreso mínimo vital. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, ya entonces la portavoz de Junts, Miriam Nogueras, comunicó a algunos de sus correligionarios que tumbarían el llamado techo de gasto en la Cámara Baja. Pero en aquel momento, el Gobierno no tenía siquiera una sospecha al respecto.
Como desveló posteriormente en un descuido ante las cámaras de televisión el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, el Gobierno no valoró en ningún momento que este movimiento pueda derivar en un rechazo de Junts a la senda de estabilidad, la antesala de los presupuestos generales del Estado, que permitiría aprobar este trámite por primera vez sin pasar por el Senado, gracias a la enmienda introducida en la Ley de Paridad que sí se aprobó el martes por el Congreso. «Montero me ha dicho esta mañana que lo tenían atado. Bolaños se ha enterado de que no en la reunión en la que estábamos. Nos hemos quedado de piedra. Ha sido una hostia para el Gobierno», desveló en un micro abierto el portavoz de Sumar, en conversación con un diputado de ERC.
Las fuentes parlamentarias consultadas por este periódico manifiestan su sorpresa porque en Moncloa no hayan visto venir el «error de libro» de anunciar una reunión del presidente del Gobierno con ERC antes de la votación parlamentaria, a sabiendas de que esto podría encender los ánimos de sus rivales neoconvergentes. En Moncloa siguen confiando en que este aviso de Junts es más un farol que un órdago, es decir, que, llegado el momento, no votarán en contra de los Presupuestos y mostrarán su «voluntad pactista» en la negociación presupuestaria para apuntarse el tanto de conseguir logros económicos para Cataluña, al igual que ha hecho ERC.
Dudas sobre la aprobación de los PGE
No en vano, en la reunión de este miércoles entre Sánchez y Aragonés, fuentes gubernamentales pusieron el acento en el «repaso» a las cuestiones pendientes que evidencian el «trabajo en beneficio de la ciudadanía de Cataluña» entre las que citan el traspaso del servicio de Rodalies, las becas y ayudas al estudio o iniciativa al estudio o iniciativas de investigación y desarrollo. El optimismo del núcleo duro de Sánchez, convencido de que Junts seguirá la estela de ERC en la búsqueda de acuerdo sobre «las cosas de comer» dista del sentir en algunos sectores del PSOE, donde ven con pesimismo la aprobación de los presupuestos generales del Estado.
Un temor que se ha disparado después de que el Congreso tumbara el techo de gasto porque «nos vamos de vacaciones sin horizonte. Estamos en agosto y ya vamos tarde». A estas alturas, el esqueleto de las cuentas públicas, fruto de las conversaciones de Hacienda con los diferentes ministerios para elaborar la «envolvente de gasto», debería estar terminada, a la espera de que se inicien las conversaciones con los grupos parlamentarios. Pero el rechazo de la aprobación de la senda de estabilidad obliga a revisar este cuadro macro y decidir en septiembre si hay números para una nueva votación o los PGE vuelven a entrar en dique seco, como ocurrió en 2024, cuando el Ejecutivo anunció que retiraba las cuentas por la imposibilidad de tener apoyos tras el adelanto electoral en Cataluña. Un año y medio después, el Gobierno sigue esperando y expectante a lo que acontezca en Cataluña.
