Izquierda Unida veta al ministro Urtasun como sucesor de Yolanda Díaz en Sumar
El perfil ‘verde’ y ecologista del ministro de Cultura hace que IU prefiera a otros candidatos más izquierdistas
La salida de Yolanda Díaz ha dejado en el partido Sumar (Movimiento Sumar) un vacío que no será fácil de resolver. Después del paso atrás de la vicepresidenta segunda, quien aclaró que se mantendría al mando de la coalición desde su sillón gubernamental, queda por resolver quien se encarga de la coordinación interna del partido Sumar. Es decir, quien controle la formación, todavía por definir y construir. Sumar celebrará en otoño una asamblea para decantar los nuevos equilibrios internos, y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, sonaba como uno de los favoritos para la sucesión a pesar de su doble militancia con los Comunes. Sin embargo, según explican fuentes consultadas conocedoras de este proceso, Izquierda Unida ha manifestado su rechazo a la posibilidad de que se haga con el control político de Sumar.
Aunque Urtasun cuente con la confianza de Díaz, y su perfil podría ser incluso estudiado como candidato en unas elecciones generales, para IU su nombre generaría problemas a la hora de avanzar hacia una alianza más estable tras la salida de Díaz de la coordinación. IU ha expresado algo parecido a un «veto», según explican las fuentes consultadas, que señalan la cercanía ideológica de Urtasun a los verdes y el ecologismo como el principal problema de cara a su elección.
IU lleva tiempo denunciado los «hiperliderazgos» y la falta de «horizontalidad» en la toma de decisiones de Sumar. En el partido que lidera Antonio Maíllo han crecido las voces críticas con Díaz, después de que la formación, antes liderada por Alberto Garzón, fue clave en el arranque del proyecto de Sumar. Ahora, sin embargo, algunos dudan incluso de la longevidad del liderazgo de Díaz, y en general el partido prefiere que al mando de Sumar no se encuentre a un dirigente catalán, cercano a los Comunes y más ecologista, sino un perfil más «laboralista».
Dirección colegiada
Los de Antonio Maíllo, que ejercen una considerable presión sobre Díaz y su entorno muy debilitado por las últimas derrotas electorales, preferirían a otros perfiles más neutrales al mando de Sumar. Uno de los nombres que más suena en este segmento es el de la secretaria de Organización de Sumar, Lara Hernández, que militó en IU y que ocupa uno de los cuatro puestos de la actual dirección colegiada. Con Hernández, la dirección colegiada está formada por Elizabeth Duval, Txema Guijarro y Rosa Martínez. Pero se trata de un organismo transitorio, a la espera de la asamblea de otoño.
Urtasun forma parte del núcleo duro de Sumar desde el pasado marzo, cuando se celebró el congreso fundacional de Sumar. Tanto él como otros dirigentes pertenecientes a otros partidos como Íñigo Errejón entraron en la dirección nacional de Sumar como «cuota Sumar». Urtasun fue número dos en la lista que Yolanda Díaz sometió a la militancia, por lo que después de la salida de la vicepresidenta segunda de la coordinación del partido, lo lógico hubiera sido que el ministro de Cultura la sustituyera.
Demasiado ecologismo
Pero los socios de Díaz, sobre todo Izquierda Unida, han manifestado sus dudas sobre su nombre, lo que está dinamitando esta opción, según aseguran las fuentes consultadas. Un elemento que ha pesado mucho en este veto ha sido la decisión dos eurodiputados de Sumar de adscribirse al grupo en el Parlamento Europeo de los Verdes. Solo la candidata, Estrella Galán, se ha decantado por The Left, el grupo de la izquierda unitaria, donde Izquierda Unida siempre sumó a sus eurodiputados.
Esta vez, sin embargo, debido al fracaso electoral de Sumar, IU se ha quedado sin eurodiputado. Y, además, ha visto como sus aliados han preferido ir en el grupo de los ecologistas que en el de izquierdas. Los coqueteos de Sumar con los ecologistas a lo largo de los últimos meses, que en IU achacan al propio Urtasun, han irritado a IU, y de allí su aviso a la política gallega de que si quiere seguir adelante con su coalición deberá buscar a un perfil más cercano a las posiciones de la izquierda tradicional y reducir la influencia de aquellos dirigentes, como Urtasun y Errejón, que abogan por esquemas ideológicos más renovados.