Podemos y Compromís dan por hecho que el concierto catalán «no va a ningún lado»
Podemos y un sector de Sumar creen que el pacto fiscal sirve de pista de aterrizaje para ERC y que fracasará
Podemos y los valencianos de Compromís coinciden en considerar el «preacuerdo» entre los socialistas y ERC sobre el llamado «concierto económico solidario» para Cataluña como algo de muy difícil cumplimiento. «No va a ningún lado», coinciden fuentes de ambas formaciones, que señalan el escollo de los trámites parlamentarios para aplicar el acuerdo económico. Más allá de la oposición que esperan de Junts per Catalunya, que busca una repetición electoral en Cataluña, fuentes tanto de los morados como de una de las formaciones que integran Sumar creen que el acuerdo fiscal para Cataluña es en realidad un paripé, que sirve al PSC y a ERC para debilitar a Carles Puigdemont y converger en un acuerdo que desde el punto de vista político satisface a ambos en el corto plazo.
El acuerdo fiscal para Cataluña contempla, según la versión esgrimida por ERC, en que la Generalitat pueda disponer del 100% de los impuestos recaudados en la región. Se trataría de una auténtica revolución tributaria para el Estado. Cataluña aporta alrededor del 20% de la financiación autonómica, que de reducirse (hay que ver cuál sería la cuota de «solidaridad» que la Generalitat estaría dispuesta a entregar a Hacienda) afectaría a las arcas públicas y a todo el gasto nacional.
Compromís no está en contra de un acuerdo fiscal para Cataluña, pero sí del concepto de «singularidad». El partido valencianista, que tiene una enorme influencia en Sumar a pesar de controlar tan solo dos diputados del grupo parlamentario, rechaza votar a favor de una iniciativa que ignore la «infrafinanciación» de la Comunitat Valenciana. Si se toca el equilibrio fiscal para Cataluña, también se debe hacer para Valencia, afirman los dirigentes de Compromís. Y en el Congreso de los diputados amenazan con rechazar la propuesta del PSOE. La Chunta aragonesista, también integrada en Sumar, piensa lo mismo.
Ayudar a ERC
Esta es la posición oficial de Compromís, aunque en el partido que lidera Joan Baldoví en Valencia se pueden oír reflexiones más heterodoxas. Y estas apuntan a que Compromís quiere reivindicar su posición autonomista (sigue el modelo de Bildu y BNG) para contentar a su público, aunque a nivel de dirección política el partido cree que la iniciativa de Sánchez es un paripé, una manera para entregar a ERC una «pista de aterrizaje» para justificar su voto a Illa, pero que el Gobierno no abordará nunca una modificación fiscal en las líneas que se están dibujando en este momento.
La idea del bluf, de la mentira, del truco de magia de la Moncloa convence también a Podemos. Los morados, que de entrada se muestran favorables a revisar el sistema de financiación autonómica (insisten en el modelo «plurinacional»), no se creen el planteamiento de Sánchez y aseguran que el presidente sabe que su iniciativa está destinada a fracasar. Pero que le sirve para echar el balón hacia adelante, entregar a Illa la Generalitat y, a partir de allí, seguir en la Moncloa para resolver después el problema presupuestario. «Es una iniciativa que no va a ningún lado», zanjan fuentes de Podemos activas en Cataluña.
Tensión en el PSOE
La propuesta de Sánchez y ERC puede chocar con los límites constitucionales y los escollos parlamentarios, pero lo cierto es que el concierto catalán ha activado un enorme incendio dentro del propio PSOE. Este es, quizás, el dato que más llama la atención tanto en Podemos como en Sumar. La posibilidad, que algunas fuentes califican de «real», de que por primera vez el grupo socialista se rompa en el Congreso. Algunos barones territoriales del partido socialista ya han pedido que se abra un debate interno y han manifestado una posición crítica con la iniciativa del Gobierno.
Sería una ruptura anticipada, sostienen, es decir, que de no contar Sánchez con todos sus apoyos evitaría llevarla al Parlamento. Pero el motín explotaría solo en el caso de que se halle un consenso entre todos los demás socios de investidura, algo que de por sí ya es muy difícil. Pero tanto en Podemos y en Sumar creen que Sánchez está tensando la cuerda de su propio partido, y que el efecto bumerán puede llegar más desde ese frente que no desde el republicano catalán, decepcionado porque el presidente socialista no cumpla con lo prometido.