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Silencio total del Gobierno a pesar de que Puigdemont cruzó la frontera sin ser detenido

Desde Interior descartan emitir un comunicado para aclarar lo sucedido y eluden hacer cualquier valoración

Silencio total del Gobierno a pesar de que Puigdemont cruzó la frontera sin ser detenido

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. | Europa Press

El Gobierno da la callada por respuesta ante la última maniobra de Carles Puigdemont, que ha reaparecido este jueves en un acto público en Barcelona tras siete años huido de la Justicia española y ha vuelto a fugarse después, a pesar de que pesa sobre él una orden nacional de busca y captura en vigor. Su baño de masas y posterior escapada delata una brecha en el operativo desplegado por los Mossos d’Esquadra ante su anunciado regreso con motivo del pleno de investidura en el Parlamento catalán, pues tenían el mandato de detenerlo.

Pero el dispositivo fallido implica también al resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el control de fronteras es prerrogativa del Gobierno central, y Puigdemont parece haber sorteado los controles al cruzar hacia España. A pesar de que la ley de amnistía está ya en vigor, el Tribunal Supremo rechazó aplícasela al expresident en virtud de su imputación por un presunto delito de malversación de fondos públicos, que el juez Pablo Llarena entendió que no era amnistiable. De ahí que se mantenga la orden de captura contra él.

A este respecto, fuentes del Ministerio del Interior consultadas por THE OBJECTIVE descartan emitir un comunicado a lo largo del día de hoy para aclarar lo sucedido y eluden asimismo hacer cualquier valoración. El departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska se suma así a un mutismo que se extiende a todo el Ejecutivo, pues ningún ministro ha hecho ninguna declaración hasta el momento sobre la jugada del expresidente, que ha puesto en jaque a los Mossos tras lanzar sin éxito un operativo especial de búsqueda para tratar de localizarle en torno al Parlament de Cataluña, donde tenía previsto asistir este jueves. No ha sido así.

El único que ha aludido al tema ha sido el ministro de Transportes, Óscar Puente, que ha criticado a través de su perfil en X la postura del presidente del PP, Albert Núñez Feijóo, sobre este asunto, si bien ha borrado posteriormente el mensaje. Por su parte, el único miembro del Gobierno que tenía programado algún acto en la agenda de hoy es Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, que ha asistido a París con motivo de los Juegos, por lo que se deduce que el Ejecutivo no tenía prevista una reacción institucional a lo sucedido.

Sí que se ha pronunciado, en cambio, el presidente de Castilla La-Mancha, el socialista Emiliano García Page, principal voz crítica en el PSOE contra los acuerdos de su partido con los partidos independentistas. «Siento una profunda vergüenza y profundo sonrojo porque la gobernabilidad de España dependa de alguien como Puigdemont», ha compartido a través de redes sociales, al tiempo que ha criticado: «Espero que ya nadie le incluya cuando se hable de mayoría progresista».

Este silencio sobre lo sucedido con Puigdemont contrasta con la reacción en trompa a la elección de Salvador Illa como nuevo presidente de la Generalitat de todo el Ejecutivo, que se ha deshecho en elogios con el líder del PSC. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido uno de los primeros en celebrar su triunfo. «Hemos trabajado juntos en las circunstancias más adversas. Sé de tu amor por Catalunya. Conozco tu templanza, sentido común y capacidad de trabajo. Justo lo que necesita Catalunya», se ha congratulado Sánchez a través de su perfil oficial en X.

Puigdemont sigue en paradero desconocido

Entre tanto, el expresidente catalán sigue en paradero desconocido. Después de que el líder de Junts pusiese un pie en Barcelona, en el acto que su partido ha organizado para darle la bienvenida, los Mossos han activado un operativo de búsqueda en las salidas de la ciudad condal y de Cataluña para dar con él que han desactivo en dos ocasiones, y que en este momento está en suspenso. Puigdemont ha aparecido, ha dado un mitin de cinco minutos en el escenario, bajo el Arco del Triunfo, y ha vuelto a desaparecer, materializando una segunda huida, siete años después de haberse escapado en el maletero de un coche, en 2017, tras declarar unilateralmente la independencia.

De todos los escenarios que la policía catalana había previsto para llevar a cabo la detención del expresident, ninguno contemplaba que pudiese perpetrar una fuga. Al evento han ido unos 2.500 de seguidores, que han acudido a ovacionarle, y contaba con decenas de agentes de la Comisaría General de Información de los Mossos, encargados del operativo, que han vigilado en todo momento los pasos del político fugado hasta que ha desaparecido entre la muchedumbre. El objetivo era detener discretamente a Puigdemont, una vez traspasase el perímetro de seguridad del Parlament. El líder de Junts, sin embargo, nunca llegó hasta allí. 

El plan de huida estaba perfectamente diseñado y contaba con varios colaboradores, entre ellos, un mosso, dueño del primer vehículo en el que ha huido el expresident, que la policía catalana ha detenido esta mañana. Horas después ha arrestado a un segundo agente por su presunta colaboración en la fuga. Tras la escueta intervención, de apenas cinco minutos, del expresident en el Arco del Triunfo de Barcelona, la organización del acto ha pedido a los congregados que acompañasen a Puigdemont y a otros dirigentes de Junts hasta las puertas del Parlament, donde estaba previsto que entrase él primero, pero en ese momento ya había desaparecido sin dejar rastro.

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