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El Gobierno admite en privado que «el concierto catalán es imposible, no se va a hacer»

Miembros del Ejecutivo confiesan la imposibilidad de efectuar el pago del compromiso pactado con ERC

El Gobierno admite en privado que «el concierto catalán es imposible, no se va a hacer»

Cristina Narbona, Pedro Sánchez, María Jesús Montero y Ana Redondo. | Archivo

El Gobierno es consciente del lío en el que se ha metido con el concierto catalán. El pacto entre el PSC y ERC en pago a la investidura de Salvador Illa en la Generalitat de Cataluña ha elevado las expectativas de los independentistas catalanes y encendido los ánimos de los barones socialistas a las puertas de un debate presupuestario en el que los republicanos aspiran a cobrar el cheque. Pero en el Palacio de La Moncloa dejan claro que no hay dinero suficiente para pagar ese talón. Fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE aseguran que el compromiso pactado con ERC «no se va a hacer» porque «es imposible» ceder el sistema de financiación especial para Cataluña que conllevaría la cesión de la gestión de los tributos. 

Una fórmula que, de cuadrar con las ansias de los republicanos, y según las previsiones de Moncloa, «supondría el 20% del PIB» frente al cupo y el concierto vasco y navarro que «apenas llega el 6%». Algo que, en la práctica, supondría la quiebra del sistema de la solidaridad interterritorial del Estado, motivo por el cual el Gobierno siempre ha evitado hablar de concierto económico. Hace una semana, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se vio forzada a interrumpir sus vacaciones para pedir «tranquilidad» a los barones críticos y defender que la llamada ‘financiación singular’ catalana será «buena para Cataluña pero también para Andalcuía» y que, en ningún caso, será «un agravio» para ningún territorio. 

Ante la amenaza posterior de ERC de retirar su apoyo a Pedro Sánchez en Madrid si no cumplen lo pactado en Barcelona, el Ejecutivo sigue sin desvelar qué significa o en qué se traducirá esta financiación singular. Este martes, en el primer Consejo de Ministros tras las vacaciones de verano, la ministra portavoz, Pilar Alegría, fue preguntada si el pacto con los republicanos se ajusta o no a la consideración de concierto fiscal. «Lo que está pactado y acordado con Esquerra Republicana está reflejado en un acuerdo que es público y que, por supuesto, se va a cumplir. Y la literalidad es clara. Se habla de financiación singular, de solidaridad interterritorial. Estos son los términos que se recogen dentro del acuerdo». 

Estrategia: difuminar el «señuelo» del concierto

En Moncloa juegan al despiste con el debate nominal y evitan concretar el contenido, mas allá del nombre de continente. Sólo en privado, el Gobierno es claro sobre la dificultad -más bien «imposibilidad»- de llevar a la práctica lo firmado. A un mes de la presentación de los Presupuestos Generales en las Cortes y conscientes del callejón sin salida en que se encuentran, fuentes gubernamentales arrojan luz sobre el futuro de una medida que «sólo puede ser un señuelo» para salvar la investidura de Illa en Cataluña y ganar tiempo para Pedro Sánchez en Madrid. «El debate territorial no nos favorece. Con once Comunidades Autónomas gobernadas por el PP, y la oposición de los territorios socialistas, los populares está más cómodos en este debate», que erosiona al Ejecutivo. 

Y, por ello, la estrategia de Moncloa en el inicio del curso político es «salirse del carril», desviar la atención de este asunto y centrar el foco mediático en el debate migratorio, la «insolidaridad del PP con la inmigración» y los debates ‘emocionales’ en los que van ‘a rebufo’ del «efecto llamada de Vox». El objetivo es evitar los asuntos que «no movilizan a nuestra tropa» y desplegar unidad ministerial para estirar el debate migratorio. Cortinas de humo en la confianza de que se esfume la presión republicana mientras avanzan las negociaciones discretas en materia de presupuestos. O simplemente para ganar tiempo.

«No hay mimbres para los PGE»

Porque el baño de realidad también afecta a la aprobación de las cuentas públicas para 2025. Pilar Alegría comprometió ayer su palabra a que los Presupuestos se presentarán «en tiempo y forma». Algo que ya hizo la responsable de Hacienda, María Jesús Montero, antes del verano. Hay voces que apuntan a que «no se presentaría los PGE si no hubiera posibilidades de aprobarlos». Sin embargo, estas voces son minoritarias. Una amplia mayoría del Ejecutivo cree que no hay agua en la piscina, «Junts está durísimo», como demostró dejando sólo al Gobierno en las votaciones de la Diputación permanente del Congreso, y ERC puede seguir la estela de sus rivales independentistas si se frustran sus expectativas sobre el pacto fiscal en las próximas semanas. 

En privado, diferentres miembros del Ejecutivo sostienen que «no hay mimbres para los presupuestos». Aunque también rebajan la importancia de una ley sin la cual «podemos gobernar perfectamente como hizo Rajoy o Ayuso». La idea es ’tirar para adelante’ pase lo que pase y canalizar ayudas publicas a golpe de decreto. Como deslizó el ministro de presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, «el Gobierno va a presentar unos Presupuestos Generales del Estado, y lo va a a hacer para resolver los problemas de la gente… y son los grupos parlamentarios los que tienen que decidir si quieren mejorar la vida de las personas, aprobar esos PGE, o si están a lo suyo». El resumen de Bolaños sobre lo ocurrido este martes en el Congreso «el Gobierno ganó todas las votaciones y el PP las perdió todas», un síntoma de estabilidad que permite a Bolaños ser optimista sobre la duración de la legislatura que cuantifico en «tres años más». Una muestra más de la diferencia entre el discurso público y privado de un Gobierno donde nadie se atreve a apostar a un año vista.

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