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Ramón Santos, de vigilante del ‘procés’ en Exteriores a «dócil» embajador con Maduro

El representante español se ha volcado en Caracas en actividades culturales mientras se alejaba de la oposición

Ramón Santos, de vigilante del ‘procés’ en Exteriores a «dócil» embajador con Maduro

Ramón Santos cuando presentó cartas credenciales como embajador a Nicolás Maduro en enero de 2023. | Foto: EP

El embajador español en Caracas, Ramón Santos Martínez (1955), se ha visto envuelto esta semana en la polémica por su papel en la reunión que mantuvieron Edmundo González y los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez en el interior de la embajada para negociar el exilio a España del vencedor en las presidenciales venezolanas del pasado 28 de julio. Este veterano diplomático, del que el PP ha pedido su destitución, fue el último asesor dentro del ministerio al que se le encargó seguir de cerca las actividades internacionales del ‘procés’ catalán antes de que José Manuel Albares le enviase en octubre de 2021 a Venezuela, uno de los destinos más sensibles dentro de la diplomacia española.

Licenciado en Derecho, Ciencias Políticas y Sociología, Santos ingresó en la carrera diplomática en 1986 y cuenta con un máster en Derecho Constitucional y Ciencia Política. De carácter pausado, muchos de sus compañeros en el Ministerio de Asuntos Exteriores le ven como un intelectual en su último destino en el extranjero, pues en nueve meses llegará a los 70 años, la edad de jubilación para los diplomáticos.

Su trayectoria como funcionario se ha centrado en Iberoamérica y la cooperación española. Antes de desembarcar en Venezuela fue embajador en Panamá con Mariano Rajoy (2015-2019) y en Bolivia con José Luis Rodríguez Zapatero (2008-2012). Con carácter previo estuvo destinado en las legaciones de Washington, Bruselas y Quito (Ecuador). Dentro del ministerio fue embajador en misión especial para las Cumbres Iberoamericanas, subdirector general para la Comunidad Andina, Mercosur y Chile, y de Cooperación con países de América Central y Caribe.

Sin adscripción política conocida, varios diplomáticos consultados por THE OBJECTIVE subrayan que se ha llevado bien con populares y socialistas. Fue jefe de Gabinete de Jesús Gracia cuando este último fue secretario general de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), el cargo que luego le permitió escalar a secretario de Estado con José Manuel Garcia-Margallo.

Santos también guarda una estrecha amistad con Juan Fernández Trigo, secretario de Estado para Iberoamérica con Albares, hasta su reciente nombramiento como embajador en Portugal. Los dos son compañeros de promoción y el primero sustituyó a Fernández Trigo en Caracas cuando el ministro le pidió a este último que dirigiese la política iberoamericana.

Antes de ser enviado a Venezuela en octubre de 2021, Santos tuvo un puesto en Madrid que se ha escondido en su biografía oficial: el de asesor de la ministra Arancha González Laya, encargado del dosier catalán del ministerio. Esta tarea de vigilar la expansión internacional de Cataluña tuvo mucho peso en los años de Josep Borrell como ministro. Con Laya decayó la atención de Exteriores por el despliegue de las ‘embajadas’ catalanas y Albares le dio la puntilla al cargo nada más aterrizar en el ministerio.

Santos llegó a Caracas hace tres años como encargado de negocios de la Embajada española, pues el Gobierno de Sánchez -al igual que el resto de la UE- no había reconocido las elecciones parlamentarias de 2018 por el fraude cometido por el régimen de Nicolás Maduro. Pero en aquel momento ya hubo un gesto con el sucesor de Hugo Chávez, ya que Madrid solicitó el plácet a Caracas cuando no estaba obligado a ello. Para ello, nombró al diplomático «encargado de negocios con cartas de gabinete en la República Bolivariana de Venezuela».

Ya instalado en la capital venezolana, hizo gestiones con sus superiores en Madrid para que se le cambiase el estatus diplomático al ver que Francia rompía el consenso europeo de no acreditar embajadores. Albares justificó el paso a principios de 2023 porque existía «un nuevo contexto marcado por la reanudación del proceso negociador entre el Gobierno venezolano y la oposición» que terminó luego en los acuerdos de Barbados.

«Con esta decisión, el Gobierno persigue reforzar el cumplimiento de los objetivos principales que han marcado siempre la política de España con respecto a Venezuela: defender los intereses de los españoles que residen en el país y de nuestras empresas allí presentes, así como contribuir de forma constructiva a una salida negociada que permita superar la crisis que atraviesa Venezuela», señaló Exteriores en una respuesta parlamentaria al PP.

Santos se ha volcado en Caracas en actividades culturales, como él mismo dijo en una entrevista para El Estímulo, y al igual que en la etapa de Fernández Trigo, se ha alejado de la oposición, que le reprocha su «docilidad» con el régimen. A oídos del equipo de María Corina Machado llegó hace unos meses un sorprendente análisis que el embajador español hizo ante sus colegas de la UE acreditados en el país sudamericano. En medio de las sucesivas anulaciones de las candidaturas opositoras para el 28-J, Santos señaló que la oposición debía dejar de pensar en los comicios de este 2024 y empezar a mirar a los de 2030.

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