Sumar busca dar un giro a su estrategia comunicativa para frenar la fuga de votos
El partido quiere «marcar la agenda» con los objetivos de recuperarse, salvar los presupuestos y que no haya elecciones
Sumar quiere empezar el nuevo curso político con un giro en su estrategia comunicativa. La coalición liderada por Yolanda Díaz ha abordado este aspecto en unas reuniones internas, según fuentes de este espacio, en el que han llegado a la conclusión de que hace falta endurecer su discurso para intentar levantar cabeza en las encuestas. Los dirigentes de Sumar saben que su presencia en el Gobierno les encorseta frente a las reivindicaciones de Podemos, que actúa con más autonomía. Pero Sumar sabe que el Ejecutivo también les asegura «focos». Teniendo todo ello en cuenta, quieren poner sobre la mesa su valor diferencial respecto a los socialistas, entrando incluso al cuerpo a cuerpo con algunos ministerios del PSOE considerados más débiles o en la cuerda floja. El caso de la política de vivienda es emblemático a ese respecto, señalan desde Sumar a este diario.
Desde finales de agosto, Sumar ha asumido que el ciclo electoral inaugurado con las autonómicas gallegas y terminado con las europeas de junio ha sido desastroso. A partir de ahí, el objetivo del núcleo duro que rodea a Yolanda Díaz es darle la vuelta a las encuestas, e intentar levantar cabeza para no verse definitivamente desplazados por la pinza entre el PSOE y Podemos. Las alarmas suenan en todos los ministerios controlados por los dirigentes de Sumar. La figura de Yolanda Díaz ha perdido fuerza; de ahí la decisión interna de promover al ministro Ernest Urtasun.
Sumar busca así una vía para recuperar algo de glamour y fuelle. Y una de las directrices que se ha dado es intentar «marcar la agenda política» en este nuevo curso. Sumar no puede volver al «ruido» de Pablo Iglesias. Pero debe elegir algunos asuntos en los que intentar imponer su tesis sobre la de otros ministros socialistas. En la política de vivienda, por ejemplo, Sumar quiere adelantarse a la ministra Isabel Rodríguez, que ubican en el bloque de dirigentes socialistas más débiles en este momento.
Sumar primer intentó llevar al Congreso una modificación legislativa para limitar los alquileres temporales, pero la operación chocó contra el doble juego de Junts. El rebote interno fue notable. Íñigo Errejón, portavoz del grupo parlamentario y uno de los que asume la necesidad de endurecer el discurso público de Sumar, acusó a los de Junts de ser una formación sin fiabilidad alguna.
Pero él también quedó señalado, pues fue quien transmitió a los demás miembros del Gobierno que había logrado un acuerdo con los de Carles Puigdemont, antes de la traición de los posconvergentes. El patinazo fue tan grande que hasta Pedro Sánchez acudió al Congreso para la votación y asistió a otra derrota parlamentaria de su Ejecutivo. Para Yolanda Díaz también fue un revés, porque demostró no tener interlocución fiable con los nacionalistas, algo que Iglesias sí garantizaba.
Marcar la agenda
Después de la vivienda, asunto en el que Sumar ha criticado a Rodríguez cuando apeló a la «solidaridad» de los propietarios de pisos en alquiler, los de Díaz están empujando para que los socialistas les ayuden a alcanzar la reducción de la jornada laboral. Esta reforma, que Díaz dijo que llevaría al Congreso antes del verano, choca contra la patronal, el veto de algunos partidos nacionalistas (como PNV y Junts) y el ministerio de Economía. Díaz tiene de su lado a los sindicatos, y asegura que mantendrá las presiones en el seno del Gobierno para alcanzar lo que considera una medida estrella para esta legislatura.
El tercer ámbito en el que los de Díaz quieren pisar el acelerador es el debate presupuestario. Hay cierta desconfianza entre los ministros del sector de Sumar sobre la manera en la que el PSOE está abordando el asunto. No gustó, por ejemplo, que algunos ministros socialistas plantearan la posibilidad de seguir sin presupuestos para el año 2025. Sumar quiere que los nacionalistas acaben firmando las nuevas cuentas, porque creen que sin ellas todo el edificio gubernamental podría venirse abajo. Y Sánchez tendría, por otro lado, una excusa para convocar un adelanto electoral, que prefieren evitar a toda costa.
En el nuevo contexto político, en definitiva, Sumar quiere levantar la voz, aun sin generar el «ruido» de Iglesias. Con México, por ejemplo, los ministros de Díaz se han alineado con el Ejecutivo y han rechazado participar en la toma de posesión de Claudia Sheinbaum tras el veto al rey. Pero miran muy de cerca los movimientos de los socialistas. Y sobre todo buscan un nuevo estilo de comunicación política que les devuelva a un marco más activo y reivindicativo. Para ello, según algunas fuentes, el equipo que depende de Díaz se ha puesto en contacto incluso con personas vinculadas a Podemos para que puedan entrar a formar parte de los nuevos grupos de comunicación de Sumar.