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Política

Generación Errejón: la dura caída de los indignados que prometieron limpiar la política

El caso del chalé, las polémicas de Hacienda y ahora un presunto acoso sexual sacuden a ‘los renovadores’

Generación Errejón: la dura caída de los indignados que prometieron limpiar la política

Íñigo Errejón y Pablo Iglesias durante una reunión de Podemos | Europa Press

El presunto caso de abusos, malos tratos y acoso sexual que ha desembocado en la dimisión de Íñigo Errejón representa el último capítulo de una serie de polémicas que han acabado con muchos de los fundadores de Podemos. Errejón, que hizo del feminismo y de la lucha contra el machismo una bandera política, ha acabado dimitiendo tras una denuncia anónima en la que se le señalaba por un presunto caso de acoso. Tras el revuelo mediático, su partido, Más Madrid, se puso en contacto con él y exigió a Sumar su dimisión fulminante. Pero el caso de Errejón es el último de una serie de «contradicciones» (término empleado por el madrileño en su carta de dimisión) que han afectado a lo largo de la historia a otros jóvenes que llegaron a la política nacional para afianzar un autoproclamado proceso de «regeneración».

Además de Errejón, otras polémicas afectaron a varios exdirigentes de Podemos que en algunos casos tuvieron que dimitir de sus cargos. Este fue, por ejemplo, el caso de Juan Carlos Monedero, que en los años iniciales de Podemos tuvo que apartarse de la primera línea política tras conocerse que había creado una empresa -Caja de Resistencia Motiva 2- para evitar declarar como persona física un ingreso de 425.150 euros y hacerlo a través del Impuesto de Sociedades. Podemos acababa de irrumpir en la escena nacional, denunciando a la clase política por sus privilegios. Este asunto fue el primer escándalo que afrontó el partido morado. Monedero acabó dimitiendo por ello, presionado además por el sector errejonista para que diera el paso.

Después de Monedero, otra polémica envolvió a la formación morada. Fue la compra de un chalé en la localidad madrileña de Galapagar por parte de Pablo Iglesias e Irene Montero. Los dirigentes de Podemos adquirieron una casa con piscina que generó una notable polémica dentro y fuera de la formación. Iglesias había denunciado a los políticos de los partidos tradicionales por alejarse de sus barrios y comprar viviendas de notable valor económico. Se interpretó que Iglesias estaba faltando a su palabra y puso su cargo a disposición de los militantes. Logró sortear la polémica convocando una consulta interna que tensó al partido. Salió indemne, pero a partir de ese momento Podemos perdió fuelle hasta acabar ahora con tan solo cuatro diputados.

Filtraciones

Monedero, Iglesias y Errejón fueron los protagonistas indiscutibles del nacimiento de Podemos. Los tres protagonizaron la célebre foto del primer congreso de Vistalegre, y ahora, después de la salida de Errejón, ya muchos hablan del fin de un ciclo político que ha durado casi 15 años. Ninguno de los tres ejerce cargos institucionales o políticos, y la paradoja es que incluso en la guerra interna entre facciones cada sector llegó a reprochar al contrincante mantener una actitud incoherente con el mensaje público que defendían.

En el sector pablista, por ejemplo, nadie olvida la filtración de unos mensajes en los que el exsecretario general hacía comentarios de índole sexual sobre la periodista Mariló Montero. Los pablistas achacaron a los errejonistas la filtración de aquellos chats privados en el marco de una acción dirigida a sustraer a Iglesias el control de la formación. El conflicto se resolvió en el congreso de Vistalegre II (2017) con la victoria de Iglesias. Según la corriente dominante en Podemos, los errejonistas intentaron ensuciar la imagen del secretario general para usar la política feminista contra él. Una «contradicción» que, paradójicamente, ha acabado ahora con Errejón.

Podemos está aprovechando el caso de Errejón para saldar cuentas con su enemigo histórico, y de paso debilitar a Sumar y Más Madrid. Pablo Iglesias sostuvo el jueves por la noche en TVE que se conocían casos que afectaban a Errejón desde «hace un año», pero añadió que las denunciantes no tenían foros seguros para pedir ayuda. Las guerras internas y las contradicciones entre el mensaje público y la actitud personal se han cebado con los mismos que se proponían como promotores de regeneración y limpieza. Después de Monedero y ahora Errejón, por ejemplo, otro importante dirigente como Pablo Echenique fue condenado por la contratación irregular de su asistente. Y ahora, según las fuentes consultadas, falta por aclarar qué efecto pueda tener la última polémica en el futuro de Yolanda Díaz.

El turno de Yolanda Díaz

Preguntas como si la lideresa de Sumar sabía de la existencia de denuncias contra Errejón, o si alguien tapó las acusaciones de malos tratos y abusos contra Errejón sobrevuelan en este momento la coalición de Díaz. Y el temor a que el caso salpique a la vicepresidenta segunda del Gobierno preocupa internamente en Sumar. Una vez más, guerra interna y contradicciones se cruzan y amenazan con excluir de la política a otra protagonista de esa ola regeneradora.

Podemos, con Irene Montero y Ione Belarra al mando, ya estaría obrando para convertir el caso Errejón en el caso Díaz. La política gallega, que buscó aniquilar a Podemos y arrinconar a sus dirigentes, puede verse ahora involucrada de forma indirecta en el escándalo, y acabar siendo la próxima víctima ilustre de una generación de nuevos líderes que aspiraron a modificar para siempre los códigos de la ética política y acabaron arrasados por sus propias promesas incumplidas o «contradicciones».

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