Varios expertos creen que Vox debe 'aprender' de Trump: «Abascal necesita un Vance»
Consultores políticos prescriben transversalidad y neutralidad internacional para replicar el éxito del Partido Republicano
El triunfo de Donald Trump en EEUU ha sido celebrado por los dirigentes de Vox como propio. El líder republicano logró el pasado miércoles el 50,7% de los votos, convirtiéndose así en el segundo presidente de la historia que disfruta de un segundo mandato no consecutivo, como hizo Grover Cleveland a finales del siglo XIX. Esta victoria significa, en el argumentario de la formación que preside Santiago Abascal, «la derrota del modelo globalista y la confirmación de que el camino emprendido por Vox es el correcto».
¿Pero qué hay de cierto en esto? ¿Es realmente el triunfo de Trump un espaldarazo a la estrategia política de Santiago Abascal? ¿Qué lecciones pueden extraer de la campaña republicana para alcanzar unas cotas de éxito similares? A estas preguntas intentan responder los expertos consultados por THE OBJECTIVE.
«La victoria de Trump es otra demostración más de que a la agenda woke se le puede derrotar si apelas a situaciones reales que la mayoría sufre y percibe y comunicas con la claridad que el ciudadano desea», explica el consultor político Fran Carrillo, exportavoz de Ciudadanos en el Parlamento de Andalucía, que abunda: «La segmentación del votante y la identificación con quién puede solucionar el problema es más poderosa que ir buscando enemigos salteados».
Más transversalidad
Como lo hicieran Javier Milei o Giorgia Meloni, el éxito de Donald Trump ha consistido en aglutinar a liberales no progresistas y conservadores en un mismo proyecto. «Unir a distintos grupos en torno a la solución del mismo problema y quién puede resolverlo y gestionarlo mejor es el discurso que debería hacer todo el que se oponga a la agenda autócrata más importante que ha tenido la humanidad a nivel global en su historia: el wokismo», sostiene Carrillo.
Para esta unión, es importante «que al líder le acompañe alguien que guste en sectores a los que el candidato no puede llegar, como ha hecho Vance en el caso de Trump», según el ex de Cs, que considera que Abascal necesita un perfil liberal a su lado que complemente el suyo para ampliar su oferta electoral.
«Trump está rodeado de primeros espadas triunfadores que tienen su espacio y su voz», explica el analista Guillermo Rocafort, que señala también la importancia que tienen para el líder republicano Elon Musk y Kennedy Jr. Por otro lado, en opinión de Rocafort, «Abascal es reacio a confiar en gente de fuera, lo que le resta alcance y profundidad a sus planteamientos».
Lenguaje popular
El asesor político Óscar Rivas concuerda, y señala que Trump «ha transgredido las viejas barreras que habían categorizado, hasta su llegada, al Partido Republicano. Gracias a un relato genuino, a menudo inédito, y siempre valiente, ha pasado de ser un tradicional partido de derechas (incluso muy de derechas) a un partido transversal e interclasista que recoge todo lo que el sistema desprecia».
En esta apuesta por una mayor transversalidad, el autor de Venenosos: cómo combatir el lenguaje totalitario de la izquierda cree que hay que traducir a un lenguaje popular la dicotomía entre globalismo y patriotismo; una dicotomía que Vox verbaliza, pero que debe simplificar. Esta podría expresarse como «los de abajo contra los de arriba»: «La vieja dicotomía derecha-izquierda, en el relato de Trump, ha sido relegada por el orgullo de ser estadounidense (patriotismo) frente a los intereses de una minoría sectaria que, lejos de debatir, impone el peso de sus mantras ideológicos, que cada vez menos comparten, al mundo entero».
Rivas insta a la derecha a «modular su discurso» para centrarse en aquellas batallas que ahora son prioritarias: «Un ejemplo: en su primera legislatura como presidente Trump se constituyó como el gran valedor de la cultura de la vida, no solo de palabra, sino por vía factual, frente a la cultura de la muerte. Sin embargo, mantener sus posiciones en un contexto tan igualado, aun cuando le garantizaba el voto del cristiano, limitaba mucho su capacidad para llegar a otros públicos. Por esta razón, ha modulado su discurso en este sentido, a sabiendas de que ello no le supondría un coste excesivo».
Y, por último, consigna valentía y determinación para dominar el relato. Pone como ejemplo la campaña del 23-J: «Cuando en el discurso en el que convocaba las elecciones, Sánchez afirmó que la derecha hablaría de pucherazo, cualquier experto en comunicación entendía que el socialista se estaba anticipando, y que la posibilidad de pucherazo por parte del sanchismo podría ser algo más que una hipótesis. Lo acontecido con el voto por correos confirmó las sospechas, que no dejaron de ser ruido de fondo en amplios sectores y políticos. ¿Por qué no lo denunciaron entonces ni el PP ni VOX? Porque Sánchez se había anticipado. En caso de lo que hubieran hecho, Sánchez hubiera respondido ¿Lo veis? Las derechas no acatan la democracia cuando esta les derrota».
Neutralidad internacional
«Trump ha creado un partido transversal e interracial de reacción contra el establishment, con mensajes duros, rompiendo con la estructura de su Partido Republicano, y con unas ideas fuerzas muy contundentes: defensa de la vida, control estricto de fronteras, paz en Ucrania, reindustrialización de EEUU, hostilidad frente a los belicistas y políticas de neutralidad de su país en los contextos calientes del mundo», considera Guillermo Rocafort.
Por el contrario, «en Vox son pro-Zelensky, otanistas y carentes de una posición de neutralidad en muchas cuestiones internacionales, lo que hace que no encaje con sectores potencialmente afines», los soberanistas, en opinión de Rocafort.