El Gobierno culpa a Montero del «festival» de su reforma fiscal: «No lo hizo bien ni a la tercera»
El Gobierno suspende cuatro horas la comisión de Hacienda para negociar in extremis con sus socios y salvar a votación
En el gabinete de ministros llevan dos semanas dejando sola a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la confianza de que la reforma fiscal era un «puzzle muy complicado» casi imposible de encajar. Y ahora, culpan a la vicepresidenta primera del Gobierno y titular de Hacienda del «festival», el «sainete» que ofreció este lunes la comisión de Hacienda : «María Jesús no lo ha hecho bien ni a la tercera», denuncian a THE OBJECTIVE fuentes gubernamentales recordando los dos aplazamientos previos de la comisión del ramo desde la semana pasada.
Tras dos fines de semana consecutivos de negociación, de intentos fallidos por conciliar las posturas a izquierda y derecha de la alianza Frankenstein, el Gobierno dio la orden de suspender durante cuatro horas la comisión de Hacienda, reunida desde las 17:00 horas, para negociar in extremis con sus socios. Y dio sus frutos. Al filo de las 23:00 horas, hora en que se habían fijado el final del receso antes de la votación final del dictamen, ERC, Bildu y BNG emitieron un comunicado conjunto anunciando la prórroga de un año más en el impuesto a las energéticas a través de la presentación de un Real decreto ley.
De igual forma, los firmantes se vanaglorian de haber arrancado al Gobierno el compromiso para aprobar el impuesto a la banca en su tramitación en el pleno del Congreso del jueves, «aumentando el tramo más alto en el impuesto, dirigiendo toda su recaudación a las comunidades autónomas y concertando con las haciendas forales de la comunidad autónoma vasca y navarra». Y presumen de que el acuerdo es fruto de «una negociación hasta la última hora de este lunes» y de haberse mantenido «firmes al no renunciar a los impuestos a la banca y las energéticas». Algo que quedó patente en la instantánea de la diputada del PSOE, Patricia Blanquer, miembro de la dirección del grupo parlamentario socialista, al diputado de EH Bildu, Oskar Matute, y los portavoces de ERC, antes de suspenderse la sesión.
Podemos amenaza con vetar el acuerdo
Sin embargo, y pese a la aparente fumata blanca, la comisión no se reunió hasta las 00:42 horas del martes, más de una hora y media después. Las tensiones entre los socios por la nueva treta parlamentaria del Gobierno eran el motivo. Podemos, que no tiene capacidad de veto porque es el BNG quien ostenta en estos momentos la presidencia rotatoria del grupo Mixto, anunció su intención de votar en contra del dictamen de la comisión en pleno si no se recogen compromisos de que el citado Real decreto verá finalmente la luz. La portavoz de Podemos en el Congreso, Ione Belarra, anunció en sus redes sociales que «Podemos sólo apoyará esta reforma fiscal si el impuesto realmente se mantiene». Y «sin garantías de que Junts también lo apoyará la reforma es poco más que papel mojado». Minutos más tarde, la eurodiputada Irene Montero completó diciendo que «si Junts y PNV no lo apoyan es una trampa para salvar la votación y Podemos no lo apoyará».
Las críticas a la treta parlamentaria y a la poca seriedad de la reunion de la comisión, que se reúne por tercera vez, se repitieron a lo largo del arco parlamentario. Otro socio del Ejecutivo, el portavoz del PNV, Aitor Esteban denunció en X la suspensión del órgano parlamentario: «Que la comisión en la que se está decidiendo el futuro fiscal del Estado esté parada 3 horas y se retome a las 23:00 horas es una muestra mas del juego corto de algunos y del desorden de esta legislatura». Durante el traspuso del debate, fueron muchos los portavoces de los grupos que sostienen al Gobierno los que reprocharon las formas durante la votación. Por parte del socio de la coalición, Txema Guijarro habló de «callejón sin salida»; la portavoz de ERC, Pilar Vallugera, se quejó del caos en los criterios de la votación sobre las enmiendas decaídas tras la aprobación de los acuerdos transaccioneales: «¡Así no hay manera de aclararse!».
«Esto es un secuestro de la comisión»
Las críticas no sólo llovieron de sus socios. Al retomarse la sesión, los portavoces de la derecha elevaron el tono contra el «secuestro de la comisión». El portavoz del PP, Santi Rodríguez Serra, denunció «un secuestro de esta comisión, que está al servicio del Gobierno. Todo para mantener la agonía de un Gobierno que es absolutamente inviable». Vox subió la apuesta. Su portavoz, Juanjo Ezcorbe, apeló al incumplimiento del reglamento del Congreso para suspender la votación del dictamen durante más de 4 horas: «Se ha interrumpido una votación de forma irregular. Necesitamos saber qué es lo que se ha producido para que se suspenda esta votación».
En el propio Gobierno y PSOE son muchas las voces que apuntan a que esto evidencia «el caos en la negociación» de Montero que «tiene hartos a los socios por sus formas». Y más concretamente, por «priorizar a las derechas (PNV y Junts) sobre las izquierdas (ERC, Bildu, Sumar y Podemos)». Los ánimos están caldeados con la número dos de Pedro Sánchez a quien se ha abandonado en la negociación desde la convicción de que «iba a decaer y finalmente lo ha salvado a medias». Con el presidente Pedro Sánchez fuera de España, en la reunión del G-20 en Brasil, Montero estaba sola a los mandos. Mientras muchos se ponían de perfil, otros alegaban que ésta negociación «es suya» a diferencia de otras más trasversales, como la presupuestaria. Por ello, en esta ocasión tampoco el ministro negociador, Félix Bolaños, tomó las riendas de las conversaciones. Una soledad de Montero que, para algunos, anticipa un pérdida de peso tras la remodelación del partido y del Gobierno que acometerá Pedro Sánchez a finales del mes de noviembre.