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Podemos lanza un aviso al Gobierno para que se vea obligado a negociarlo todo con ellos

Los morados activan una estrategia de la tensión parlamentaria y reivindican ser «la izquierda sin complejos»

Podemos lanza un aviso al Gobierno para que se vea obligado a negociarlo todo con ellos

Ione Belarra con Félix Bolaños en el Congreso. | Europa Press

Podemos estrena su giro de 180 grados como socio de investidura de Pedro Sánchez siguiendo un esquema de desconexión que este diario ya adelantó. La formación morada, liderada por Ione Belarra e Irene Montero, ha decidido ensayar esa estrategia «autonomista» a pocas semanas de la negociación central de los presupuestos generales del Estado. Para Podemos, los socialistas, con Sánchez a la cabeza, son «unos trileros». Así lo afirman, públicamente y en privado, dirigentes de la formación morada, que ahora se erigen en «la izquierda sin complejos», y avisan a Sánchez de que después de rozar un plantón con la reforma fiscal, a partir de ahora el PSOE deberá «negociar» con ellos todas las próximas medidas.

Podemos tiene cuatro diputados en el Congreso. Es un grupo reducido, pero esencial para la continuidad de la legislatura. Y así lo ha demostrado en la votación parlamentaria sobre un paquete de medidas fiscales que la ministra María Jesús Montero quiso incluir a última hora vía enmienda, y que solo la intervención de Félix Bolaños permitió que Podemos modificara el sentido de su voto. Después de pactar con ERC y Bildu (con Podemos nunca hubo negociación directa), el Gobierno decidió quitar un impuesto a las energéticas que se aplicó durante la pandemia para contentar a PNV y Junts.

Los bandazos del PSOE y de Sumar son para Podemos una «tomadura de pelo». Con esos términos, diputados y dirigentes de Podemos han descrito a lo largo de los últimos días la acción del Ejecutivo. Y en pleno escándalo por la corrupción, con las explosivas declaraciones de Víctor de Aldama, Podemos ha decidido dar un aviso a los navegantes. El partido de Belarra ha rechazado durante días la reforma fiscal propuesta por el Gobierno para después dar su visto bueno tras exigir al Gobierno que presente un nuevo proyecto de ley y, si hace falta, un decreto para recuperar el gravamen para las energéticas.

Ninguneo de Podemos

Miembros de Podemos reivindican la posición de su cúpula. Sostienen que así se han demostrado dos cosas: la primera es que con Podemos se tiene que negociar antes de llevar al Parlamento cualquier iniciativa, y la segunda, que hay que tomarse en serio sus amenazas. Y sostienen que algunos socios de investidura, concretamente ERC, también les trasladó su decepción por la incapacidad del Ejecutivo de ponerse en contacto como es debido con los morados. El propio Gabriel Rufián lo manifestó el pasado jueves al decir que el PSOE carece de «fontaneros» para garantizar los delicados equilibrios parlamentarios.

Podemos, en definitiva, ha esperado antes de lanzar su primera ofensiva. Esperó la escisión de Sumar. Aguantó los ciclos electorales en las autonómicas, y dio pruebas de supervivencia en las europeas. A partir de ese momento, como informó en exclusiva este diario, activó una operación de desgaste del Gobierno y de Sumar que, según los de Yolanda Díaz, busca dinamitar la legislatura. En Podemos no se muestran tajantes sobre esa opción. Centran más bien el tiro en otras derivadas, como las presiones para que Sánchez reduzca el peso ministerial de Sumar y deje de inflar a Díaz en el CIS.

Estamos en el comienzo de un choque político en el que Podemos se siente fuerte. Los morados creen que los sondeos revelan su crecimiento paulatino. Ya no son los millones de votantes del bienio 2015-2016, pero se trataría de un núcleo de votantes fieles y movilizados. La corrupción del PSOE, el papel decepcionante de Sumar, la crisis de la vivienda y las crisis internacionales les sirven para levantar cabeza. Y el culebrón de la reforma fiscal ha permitido al partido ganar visibilidad. Otra derivada de su operación.

Pacto presupuestario

En el debate presupuestario que se abrirá de aquí a unos días, Podemos ha fijado sus condiciones: fijar un tope al alquiler por ley y romper relaciones diplomáticas con Israel. En el partido de Belarra y Montero sostienen que esos dos frentes (la vivienda y el de «la paz») son esenciales para su proyección. Y a partir de ese momento, Sánchez y los socialistas saben que no pueden ningunear al partido morado. Y que en general no pueden fiarlo todo a la estrategia de la exclusión.

Según ese planteamiento, Podemos no tendría las agallas de votar en contra del bloque de investidura si antes el PSOE logra el apoyo de ERC y Bildu. Los morados han demostrado esta semana que esa vía está agotada. «Autonomía», repiten, significa que a partir de ahora decidirán en libertad, incluso con respecto a los nacionalistas, su posición política. Aunque quede por resolver el problema de cómo dinamitar la legislatura sin que se vea demasiado la mano de Podemos.

Ese será el próximo desafío de los estrategas morados. El plan pasa por tensar la cuerda parlamentaria para que finalmente no sean ellos quienes rompan el bloque, sino forzar para que lo hagan PNV y Junts. Esa es la carta que esconde el partido de Belarra y Montero para debilitar al Ejecutivo y afianzar un nuevo proceso electoral en el que aprovechar su actual buena racha.

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