Moncloa asume que Juan Lobato y la 'dos' de Óscar López acabarán imputados
Ferraz no promoverá una gestora contra Lobato para no victimizarle y da por hecho que caerá antes de las primarias
El líder del PSOE de Madrid, Juan Lobato.
El Gobierno no tiene intención de descabezar la federación socialista madrileña. Pese a la convulsión interna en el PSOE de Madrid, donde piden la dimisión del secretario general y que no encabece de la delegación madrileña en el 41º Congreso federal en Sevilla, en el núcleo duro de Pedro Sánchez descartan promover una gestora contra Juan Lobato para «no victimizarle», toda vez que ya se ha constatado, a su juicio, que «está muerto políticamente». «¿Qué ganamos nosotros?», deslizan fuentes gubernamentales a THE OBJECTIVE, rechazando cualquier movimiento hasta después del cónclave federal y hasta la convocatoria de las primarias en el PSOE-M.
«Todavía no se ha convocado formalmente ni el comité regional», previsto para el 5 de diciembre, y que dará el pistoletazo de salida a la presentación de candidaturas a la secretaría general del PSOE. Ferraz cree que «no va a recabar siquiera los avales» para formalizar la candidatura, el 6% de la militancia madrileña. Porque Lobato «ya no tiene a nadie». Apenas diez fieles como su secretaria de Organización, Marta Bernardo, o miembros de su dirección como Diego Cruz y Mar Espinar.
«Estampida» en la cena de Lobato en Sevilla
Pero hasta sus más íntimos confiesan «no entender» la gestión de su operación ante notario. «¿Quién se va arriesgar a darle su aval si no se atreven a enviarle un whatsapp?». Fuentes socialistas desvelan una «estampida» en la cena convocada por la federación madrileña el próximo viernes en Sevilla. Estaba prevista la presencia de 180 personas, 89 delegados y otros tantos observadores, a razón de 15 euros por cabeza. «Todo el mundo se está borrando, aunque no devuelven el dinero. No va a ir nadie».
Moncloa y Ferraz están maniobrando para evidenciar esa soledad, como muestra inequívoca de protesta y constatación de su derrota. Pero Juan Lobato no se da por aludido, pese a que algunos de sus fieles le han recomendado no acudir al congreso federal. «Él quiere ir, no se va a esconder», como anticipo de que dará la batalla en las primarias por Madrid. Aunque quizás su aislamiento le arme de razones tras la queja del «linchamiento» expresada por Lobato este martes en rueda de prensa en la Asamblea de Madrid. «El PSOE no es una secta ni es una agencia de colocación de amigos a los que proteger», dijo, en un claro aviso a navegantes.
Según la dirección socialista, «Lobato ha hecho el ridículo y está solo. Nadie le ha linchado porque nadie se ha referido a él. Necesita victimizarse y no le vamos a ayudar». En el calendario que maneja Moncloa es clave su declaración del viernes ante el magistrado Ángel Hurtado. Si repite ante el juez lo expresado en su comparecencia, «lo más probable es que le imputen» porque el líder del PSOE de Madrid expresa sus dudas en cuanto al origen del ‘pantallazo’ sobre la confesión de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador.
«Si lo que se me dijo esa mañana cuando se me mandó la documentación era verdad, yo no veo cuál es el problema en acreditar el origen lícito de esa documentación, que era los medios de comunicación, según se me dijo, ¿qué problema hay? (…) Ahora, vista la reacción de algunos dirigentes de mi partido parece como si de alguna manera se dudara sobre la veracidad de lo que ahí se me dijo. No contemplo que fuera falso lo que se me dijo porque esto sería bastante grave (…) Si el origen del documento hubiera sido distinto al que se me dijo, esto hubiera supuesto, además de que se me mintió, que es lo de menos, un intento de que fuera yo quien hiciera público ese documento con origen posiblemente irregular y con las consecuencias legales y políticas que eso hubiera tenido para mí y también para el Partido Socialista de Madrid».
«Acabarán imputados. Lo siento por Pilar»
Estas palabras le han valido a Lobato una más que posible imputación en el caso de la filtración del fiscal general, Álvaro García Ortiz, al Gobierno, porque «reconoce que ha cometido un delito de omisión al no ir a una comisaría en lugar de a un notario». Porque lo hace tras saber que se requisó el móvil del fiscal seis meses después de que la jefa de gabinete de Óscar López, Pilar Sánchez Acera, le enviase el documento que, supuestamente, «salía en los medios de comunicación».
Por este motivo, el Ejecutivo también descuenta la imputación de Sánchez Acera, la número cuatro de la Ejecutiva regional de Juan Lobato, su secretaria de Política Institucional en el PSOE de Madrid. Tanto en el Gobierno como en el partido están preparados para asumir que Sánchez Acera puede ser la «gran sacrificada» después de Lobato por este caso: «Lo siento por Pilar pero van a acabar los dos imputados».
En Moncloa creen que el incendio termina ahí y que «no llegará hasta Óscar López», el ministro de Transición Energética, candidato de Pedro Sánchez para sustituir a Lobato en Madrid, como adelantó THE OBJECTIVE. Sin embargo, los siguientes pasos son impredecibles, tanto a nivel jurídico como político. A la espera de la decisión del Supremo el viernes, el mismo día en que empieza el Congreso Federal, Lobato no da marcha atrás y planta batalla en Madrid, aun a riesgo de cosechar una sonora derrota. Por ello, tras declarar como testigo, viajará a Sevilla a uno de los cónclaves más convulsos de la historia reciente del PSOE, a medio camino entre el terremoto del caso Koldo y la conmoción de la «traición» ante notario del líder madrileño.
