Soberanistas vascos y catalanes buscan asaltar la Federación Española de Montaña
300.000 miembros podrán votar este lunes la renovación del organismo rector bajo presiones políticas
La Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) afronta este lunes un proceso electoral decisivo para su futuro. Después del fracaso de la candidatura española para celebrar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030, el sector de la montaña ha sufrido varias sacudidas y ahora debe renovar los cargos directivos en medio de presiones e intereses políticos cruzados.
Dos candidaturas se disputan el control de la federación. Una es la del actual presidente Alberto Ayora, que ganó el último proceso electoral con una fórmula rupturista respecto al pasado. La otra es la de Bernat Clarella, alineada con los gestores anteriores a la llegada de Ayora. Clarella es una «persona de confianza del anterior presidente», explican fuentes conocedoras de este proceso electoral, que también revelan las presiones políticas que se están cebando sobre la federación, sobre todo desde las federaciones regionales vascas y catalanas.
Ayora era un defensor de los Juegos de Invierno en Barcelona y Zaragoza, pero se topó con el fuego cruzado de los intereses regionales de federaciones controladas por fuerzas políticas afines a PNV en el País Vasco y Navarra, y a Junts per Catalunya en Cataluña. Y con la posición del expresidente de Aragón, el socialista Javier Lambán, que evitó lanzar un pulso a los socios de gobierno de Pedro Sánchez. El otro candidato, Bernat Clarella, defiende un modelo de «federación de federaciones» que emula el esquema de la «nación de naciones» impulsado por Podemos y avalado por Sánchez.
Dos candidaturas
Las elecciones del lunes en la Federación de Montaña reflejan así intereses políticos, con vascos, navarros y catalanes alineados en la búsqueda de arrebatar a Ayora el control de la dirección. Y es que mientras la federación vasca está dirigida por Zigor Eguia, a quien fuentes del sector vinculan al PNV, y la navarra se asocia directamente a «círculos abertzales», en Cataluña el principal referente del sector es Jordi Merino, considerado un afín y hasta amigo de Carles Puigdemont. Circulan internamente fotos de ambos juntos cenando en Waterloo.
Que vascos y catalanes estén poniendo toda la carne en el asador para tomar el control de una federación estratégica en España, con 300.000 miembros, quedó palpable el pasado 19 de octubre, cuando el alpinista vasco Martin Zabaleta hizo el saque de honor en el partido de San Mamés entre el Athletic y Espanyol. Ese episodio no estuvo exento de polémica, puesto que en 1980 Zabaleta llevó una ikurriña con el símbolo de ETA hasta la cima del Everest. El Consejo Superior de Deportes guardó silencio ante el episodio.
El saque de honor de Zabaleta fue el pistoletazo de salida de una campaña lanzada por vascos y catalanes para ganar las próximas elecciones en la Federación de la Montaña. Y se enmarca en una operación de desgaste de la actual presidencia, con denuncias y ataques centrados en alejar de la presidencia a Ayora.
Sospechas de irregularidades
Hace meses, por ejemplo, intentaron dar un golpe mortal al mandato de Ayora filtrando un escrito que habían mandado al CSD en marzo en el que denunciaban presuntas irregularidades del todavía presidente. El CSD elevó el escrito al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) en septiembre, según algunas fuentes por presiones de esas federaciones. Después recuperaron ese escrito en pleno proceso preelectoral.
Ayora, por su parte, responde que todas las denuncias han quedado en nada, apunta a una maniobra política de sus detractores y relaciona las presiones de las federaciones regionales a su voluntad de resolver presuntas irregularidades en asuntos de gestión económica, como la relación entre seguros y patrocinios, que se habría convertido en una fuente de ingresos poco transparente y limpia.
En definitiva, este lunes la Federación de la Montaña deberá decidir si entrega el control de uno de los sectores del deporte español más popular y activo a una alianza de fuerzas regionales filo-nacionalistas o si mantiene a la actual cúpula, que reivindica el crecimiento de la federación a nivel nacional, apuesta por reforzar la marcha nórdica, el senderismo y el barranquismo y, sobre todo, quiere impedir que las presiones e intereses regionales se impongan a una lógica de país en la política de montaña.