La 'dos' del 112 valenciano «desaparece» tras negar el peligro de la DANA antes de la riada
Críticas internas a la jefa de coordinación de Emergencias por decir que la información de las alertas era «exagerada»
La jefa del servicio de coordinación de Emergencias 112 en la Comunidad Valenciana, Inmaculada Piles, no ha regresado a su despacho desde que se produjo la catastrófica riada del 29 de octubre en la provincia de Valencia, según desvelan fuentes del Gobierno autonómico a THE OBJECTIVE, a pesar de que tanto la víspera como el mismo día de la gota fría por la mañana negó a sus superiores políticos dentro de la consejería que la situación fuese peligrosa.
Las citadas fuentes indican que Piles se marchó a su casa al día siguiente de la riada sin pedir una baja y que, pasado un mes de la tragedia, continúa sin incorporarse a su puesto de trabajo. Por su parte, un portavoz de la nueva Consejería de Emergencias e Interior puntualiza que «sigue operativa», aunque «teletrabajando» desde su domicilio «por cuestiones de salud» que no especifica. Sobre dicho teletrabajo no consta autorización por escrito de sus superiores, replican las fuentes consultadas. Este medio se puso en contacto con la citada responsable de Emergencias 112, que evitó hablar de su situación.
Desde el Ejecutivo regional se lamenta la «desaparición» de Piles desde la tragedia y que no haya colaborado en el trabajo cronológico de recopilar las actuaciones que se llevaron a cabo en aquellos días, sobre todo en lo que se refiere a lo ocurrido el 29 de octubre con el resultado de 222 personas fallecidas y cuatro desaparecidos de 28 pueblos valencianos. «Se ha quitado de en medio», sentencia una persona de su equipo.
Esta funcionaria es la número dos en el organigrama técnico del 112 valenciano. Sin embargo, se da la circunstancia de que en la semana previa a la DANA estuvo al mando de todo el equipo de Emergencias. El motivo de ello es que su superior jerárquico -el subdirector de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias, Jorge Suárez– se había cogido unos días de vacaciones para hacer varias etapas del Camino de Santiago. Concretamente, del 22 al 29 de octubre, con la intención de volver al despacho el miércoles 30.
Sin embargo, Suárez tuvo que interrumpir de forma precipitada sus vacaciones y adelantar un día su regreso a Valencia. Llegó en torno al mediodía de la jornada de la riada, lo que le salvó de una posible destitución. Gracias a ello, pudo estar presente en la reunión del Centro de Coordinación de Emergencias (Cecopi) de las 17.00 horas y acompañó tanto al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, como a la delegada del Gobierno en la Comunidad Valencia, Pilar Bernabé, y la entonces consejera de Interior, Salomé Pradas, en sus primeras comparecencias públicas.
En todo caso, antes del regreso precipitado de Suárez a la capital del Turia, fue Piles quien llevó todo el peso técnico del 112 valenciano. Así, en la mañana del lunes 28, cuando la Aemet lanzó las primeras alertas por riesgo de fuertes lluvias y desbordamientos de cauces, varios alcaldes de la provincia empezaron a llamar a la Consejería de Interior -encargada del área de emergencias- preguntando si debían tomar medidas de prevención. «Se le preguntó (a Piles) si era preocupante y ella lo negó. Es más, dijo que la información era exagerada», subraya una fuente consultada por este periódico.
La situación meteorológica se agravó el martes 29. La Aemet lanzó a los pocos minutos de las 08.00 horas un aviso de «peligro extremo» en todo el litoral sur de Valencia por lluvias de intensidad torrencial y acumulaciones de más de 90 litros por metro cuadrado. En rojo aparecía justo las zonas que luego quedaron devastadas por la riada horas más tarde. Otra vez hubo llamadas y mensajes de regidores y concejales a la consejería de Pradas.
«Nos replicó (Piles) que solo habría un pico de 180 litros por metro cuadrado y que pronto pasaría de rojo a amarillo, que no hacía falta que la consejera (Pradas) y sus más allegados fueran al 112», prosigue la fuente. El equipo del 112 se encuentra en el edificio de la localidad de La Eliana en el que se reciben las llamadas de la ciudadanía y enfrente es donde se ubica todo el centro de mando y control de emergencias de la Comunidad Valenciana. En la Consejería de Emergencias también sospechan que la ‘número dos’ del 112 pudo ocultar u omitir a sus superiores algunos de los mensajes que desde la AEMET y otros organismos se enviaron en las horas previas a la riada.
Suárez y Piles se encuentran en el punto de mira de los políticos de su consejería junto al inspector jefe del Consorcio Provincial de Bomberos, José Miguel Basset. Los dos primeros son funcionarios y provienen del anterior Gobierno del Botánico ya que fue el Ejecutivo de Ximo Puig el que les colocó en esos puestos de confianza y luego fueron confirmados por el de Carlos Mazón. El tercero fue nombrado por la Diputación valenciana también del PSOE.
La duda de traducirlo al valenciano
En el caso de Suárez y Basset, la desconfianza viene sobre todo por las discusiones que hubo en el seno del Cecopi sobre la redacción del aviso masivo a móviles que se decidió enviar a los ciudadanos en la tarde de la riada. La decisión se adoptó en torno a las 19.15 horas, pero se perdió una hora en lanzar el mensaje de alerta mediante el sistema ES-Alert porque los técnicos pidieron a la consejera «no hacerlo alarmante» e insistieron en que había que «meditar mucho» lo que se iba a decir a la ciudadanía en una situación así.
Debido a ello, se empezaron a redactar borradores hasta que se consensuó un texto en castellano. Pero hubo una última discusión interna: si traducirlo al valenciano y que saliese en el móvil en los dos idiomas, como así finalmente se hizo. El problema es que fueron pasando los minutos, con un receso entre medias, sin que se diese la orden de lanzar el aviso de alerta.
El hecho decisivo que llevó a la entonces consejera Pradas a darla, con la venia del resto de miembros del Cecopi, fue la llamada a las 20.00 horas del secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, para advertirle de que no podía asegurarle que la presa de Forata pudiese aguantar y que había «un alto riesgo» de que se rompiese.
El envío del mensaje masivo a la población se produjo a las 20.11 horas, pero se perdió «una valiosa hora» que pudo salvar vidas, a juicio de las citadas fuentes. Tanto Basset como Suárez acumulan una experiencia de años. El primero de ellos está al frente del operativo técnico y se le considera el director de emergencias en los protocolos internos, ya que, en la práctica, es el que decide los medios y la ayuda que se tiene que enviar a un sitio ante una urgencia.