Albares adelantó a Zapatero y Moratinos el nombramiento del embajador en Venezuela
El jefe de la diplomacia les comunicó el nombre después de solicitar el plácet a las autoridades de Caracas
José Luis Rodríguez Zapatero y Miguel Ángel Moratinos. | Eduardo Parra (Europa Press)
La elección del nuevo embajador español en Venezuela, Álvaro Albacete, tuvo un único impulsor en la persona del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, pero varios apoyos indispensables: los del expresidente del Gobierno más implicado en la política de este país sudamericano, José Luis Rodríguez Zapatero, y el exministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos.
«Fue idea del propio Albares… pero tanto a Zapatero como a Moratinos les pareció acertada», subraya una fuente diplomática conocedora de cómo se gestó el nombramiento de Albacete. Por tanto, el jefe de la diplomacia les consultó el nombre antes de llevar su nombre al Consejo de Ministros.
El nuevo embajador tuvo en Moratinos a su padrino político, de quien fue asesor parlamentario y director adjunto del gabinete durante toda su etapa ministerial de 2004 a 2011. Precisamente, Albacete aprobó la plaza de diplomático en 2010 con el número seis de los 43 aprobados de aquel año, justo por delante de Ernest Urtasun, con el que fraguó una estrecha amistad que llevó al ministro de Cultura a ofrecerle el puesto de jefe de Gabinete en su departamento.
Con el PP, Albacete fue alto cargo en Exteriores como director general de Casa Sefarad y embajador en misión especial responsable de las relaciones de España con las Comunidades y Organizaciones Judías (2011-2014). Luego pasó siete años en Viena como secretario adjunto del Centro de Diálogo Internacional representando a España y después fue asesor diplomático en el gabinete de Presidencia del Gobierno entre 2021 y 2022.
Ahora afrontará su primer desafío como embajador en una de las plazas más delicadas para la diplomacia española. Su nombramiento se produce a menos de un mes de que concluya el actual mandato del presidente Nicolás Maduro el próximo 10 de enero. El Consejo Nacional Electoral (CNE) dio ganador a Maduro en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, pero el candidato opositor, Edmundo González, esgrime que fue él el vencedor, para lo cual la oposición ha presentado las actas electorales que lo avalan.
España no ha reconocido oficialmente la victoria de González, al contrario que Estados Unidos y otros países como Italia y Argentina, pero tampoco la de Maduro, por lo que se abre un interrogante sobre cómo serán las relaciones diplomáticas con Venezuela en los próximos años. Desde Exteriores esgrimen que el relevo de Ramón Santos se produce porque estaba próximo a alcanzar la edad de jubilación, en junio del próximo año. Por ello, Albares se quiso adelantar con este nombramiento al escenario del 10 de enero. Si Maduro se atornilla al poder y el Ejecutivo español mantiene su pulso de no reconocer su victoria, entonces el ministro corría el riesgo de quedarse sin embajador acreditado en Caracas dentro de medio año y por tiempo indefinido.
Santos se vio envuelto a principios de septiembre en la polémica por su papel en la reunión que mantuvieron Edmundo González y los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez en el interior de la embajada para negociar el exilio a España del vencedor en las presidenciales venezolanas del pasado 28 de julio. Ahí tuvo un papel destacado Zapatero, ya que la política española hacia Venezuela pasa por sus manos. El ministro le consulta cada uno de los pasos a adoptar. En contrapartida, el expresidente le tiene al corriente de todo aquello que acontece dentro del régimen chavista. También en el seno de la oposición venezolana, como se pudo comprobar en la salida de González hacia España hace tres meses.
«Debo decir que cuando alguien facilita, cuando alguien media, debe ser extraordinariamente respetuoso. Es un derecho y un deber mantener discreción y lealtad a las personas que han permitido y querido que facilites alguna tarea», explicó Zapatero a finales de septiembre cuando rompió su silencio para confirmar que había participado en la tarea de «facilitación» para que el candidato opositor se exiliase.
Evita las críticas contra Maduro
Zapatero insistió en que los «facilitadores y mediadores» deben ser discretos e intentar mantener «la confianza de la mayoría de las personas que participan en un conflicto como el que tiene Venezuela». En este sentido, enfatizó que esa había sido y sería en adelante su «actitud». Por ello, se negó a verter críticas contra Maduro.
En el papel del expresidente como mediador jugó un importante papel el exdiputado opositor venezolano Eudoro González Dellán, hijo de Eudoro González, un exsenador del partido Copei y viejo amigo del ganador de los comicios presidenciales. González Dellán participó como delegado de la oposición en las negociaciones con el chavismo que se dieron entre diciembre de 2017 y febrero de 2018 en República Dominicana, con Zapatero de mediador entre las partes, por lo que este último le conoce desde entonces y hay buena sintonía entre ambos.
Afincado en España desde hace años, González Dellán llegó a Caracas el 5 de septiembre, el mismo día en el que líder opositor se refugió en la Embajada española. Lo hizo en un vuelo comercial de Air Europa proveniente de Madrid y esa misma noche se reunió con los hermanos Rodríguez, según desveló El Nacional citando a personas allegadas a Edmundo González. Dos días después, se subió junto al presidente electo en el Falcon enviado por el Gobierno de Sánchez para traer a este último a España.
Fuentes oficiales de Exteriores ejerciendo derecho a rectificación: «Se desmiente tajantemente lo publicado en The Objective. En ningún momento se adelantó, consultó, trasladó el nombramiento o se buscó aval para el mismo ni con las personas indicadas ni con ninguna otra».
