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Política

Frustración en el PSOE andaluz por el lento dedazo de Montero: «La gente está que trina»

Diferentes voces claman contra el «nombramiento a cámara lenta» y piden «integración, no imposición de Ferraz»

Frustración en el PSOE andaluz por el lento dedazo de Montero: «La gente está que trina»

Ilustración de Alejandra Svriz.

Era un secreto a voces en Ferraz, audible para todos menos para Juan Espadas, que negó la evidencia hasta el final. El todavía secretario general del PSOE andaluz compareció este martes para anunciar que no optará a la reelección, pero lo hizo in extremis, justo el día en que se iniciaba el plazo para formalizar candidaturas. Según revelan fuentes socialistas a THE OBJECTIVE, Espadas confió a sus cercanos la semana pasada que su intención era «resistir». Pero tras el descanso vacacional, se produjo la llamada del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para anunciarle que su candidata sería la persona que más poder ha acumulado en el PSOE desde los tiempos de Alfonso Guerra: la vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero

Sin embargo, el nombramiento de Montero se está produciendo «a cámara lenta», para desesperación del PSOE andaluz. Cargos altos, medios y bajos de la federación más numerosa del PSOE en toda España coincidían este martes en mostrar su frustración por la lentitud en el proceso de designación de la sucesora de Espadas. «Nadie se explica este retraso. Antes de guillotinar a Espadas tienes que cerrar el candidato. Parece todo fruto de la improvisación y la presión», explican fuentes del PSOE-A: «Si el coche no funciona bien, lo aguantas hasta comprar uno nuevo». Y en Andalucía era un secreto a voces que Juan Espadas no podía ser el vehículo para concurrir a los comicios en 2026, pero también que «María Jesús no quería bajar ni muerta». Aseguran diversas fuentes que el pacto «estaba cerrado», pero algunos deslizan que «Montero se ha resistido hasta el último minuto». Espadas no quería irse y Montero no quería ir.

De hecho, estas fuentes denuncian que la resistencia de Montero a liderar el PSOE andaluz destila «una imagen de deterioro del PSOE de Andalucía porque esta agonía demuestra que nadie quiere venir a Andalucía porque va a perder frente a Juanma Moreno. Se está anticipando una derrota». No entienden en la federación andaluza que el asunto haya estado «tan mal gestionado» por parte de la dirección federal del PSOE, de la cual Montero ocupa la segunda posición del escalafón. Pero en el PSOE andaluz no sólo lo atribuyen a las reticencias de la número dos de Sánchez sino también al complejo encaje de bolillos que ha de producirse en la ejecutiva que surja del próximo congreso regional. 

Dedazo con «integración, no imposición»

Tras las elevadas expectativas generadas después de la salida de Juan Espadas, sólo hay una regla unánime: que el «dedazo de Montero no puede venir acompañado de imposición, sino de integración». Dicho en román paladino: «María Jesús debe integrar a todos las familias y sectores; y si no, habrá batalla». Ése, y no otro, ha sido el sentido del anuncio de presentación de candidatura de Luis Ángel Hierro, quien desveló hace días a fuentes consultadas por THE OBJECTIVE que no se presentaría contra Montero. «Luis Ángel Hierro no tiene el apoyo ni del 10% de la militancia, es absolutamente residual. Está buscando su minuto de protagonismo para entrar en el Comité Director», el máximo órgano entre congresos del PSOE andaluz. 

También los susanistas esperaban ese ejercicio de integración por parte del PSOE, y ahora recelan del resultado ante el silencio de la dirección. Tras meses de negociaciones en los que deslizó el nombre del adjunto a la secretaria de Organización del PSOE, Juanfran Serrano, ahora se han frenado los contactos desde el 20 de diciembre, cuando se produjo la última reunión del Comité Director en Sevilla. La agrupación sevillana, que aglutina el 25% de la militancia andaluza, veía, sin embargo, con recelos la irrupción de la mano derecha de Santos Cerdán. Se asumía una bicefalia, síntoma de integración entre «la juventud y la experiencia» pero se recelaba del excesivo peso de Jaén en la ecuación, provincia por la que es diputado Juanfran Serrano, elegido por el tótem Paco Reyes. 

Ante el silencio oficial, los más oficialistas siguen pensando en la fórmula Montero-Juanfran, conscientes de que «no había otra salida que la elección de Montero porque no había nadie más». Pero suman al número dos de Santos porque auguran: «Se incorporará como alguien que revitalice el partido. Necesita a alguien que le organice el partido en Andalucía, dado que ella no conoce ni controla la organización. El único que podría aparecer es Juanfran. No hay nadie más. Es nuevo, es joven y viene de una provincia potente». Auguran una renovación total en los órganos de dirección: «De la nueva ejecutiva van a quedar muy poquitos. El equipo es de quinta regional, no para jugar la liga».

«¿Dónde quedó la voz de la militancia? ¿Y las primarias?»

Una opción que aceptan también los tótems del susanismo ante el riesgo de que Andalucía se convierta en «un satélite más de Ferraz como el PSOE de Madrid». En Andalucía, los socialistas presumen de ser la última aldea gala del socialismo clásico, impermeable a los manejos de la cúpula del partido y donde no se aceptan las imposiciones de Pedro Sánchez. Y más en un contexto de autoritarismo por parte del secretario general, cada vez más acusado tras haber forzado la retirada de Juan Lobato en Madrid, Luis Tudanca en Castilla y León y Juan Espadas en Andalucía. Llueve sobre mojado, ya que meses atrás Sánchez había forzado la retirada de Alejandro Soler y Carlos Martínez Bielsa en las primarias del PSPV en la Comunidad Valenciana para encumbrar a Diana Morant, y previamente hizo lo propio para frustrar rivales en las falsas primarias de José Ramón Gómez Besteiro a la Xunta de Galicia.

Tras dos años de críticas internas y rebeliones contra el candidato que Pedro Sánchez puso contra Susana Díaz, los socialistas andaluces se revuelven ahora contra las formas en la sustitución de Espadas: «La gente está que trina. ¿Dónde ha quedado la voz de la militancia? ¿Dónde han quedado las primarias?». Una bandera del primer secretario general de la militancia que modificó los estatutos del PSOE para que ningún órgano pudiera revocar las decisiones de los afiliados, y que ha acabado estableciendo como prioridad «que no se celebren primarias» para acallar la voz de la militancia frente al criterio del secretario general del PSOE.  

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