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Política

Bolaños y Cerdán pilotan la negociación 'in extremis' para que Junts retire su moción

Los socialistas buscan un nuevo aplazamiento y reformular la iniciativa para que no tenga «efectos jurídicos»

Bolaños y Cerdán pilotan la negociación ‘in extremis’ para que Junts retire su moción

El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, conversa con el diputado por el PSOE Rafael Simancas. | Alberto Ortega (Europa Press)

La negociación no ha terminado y no terminará hasta que la Mesa del Congreso se reúna a las 10.00 horas de este jueves. Es el deadline, la hora límite que se ha puesto el Gobierno para lograr un acuerdo que permita un nuevo aplazamiento de la votación sobre la iniciativa que Junts ha presentado en el Congreso y que pretende simular una cuestión de confianza, potestad exclusiva del presidente del Gobierno. En Moncloa han activado las alarmas, conscientes de que en esta ocasión Carles Puigdemont está lanzando un órdago pero no va de farol. Y que la convocatoria de su dirección en Bruselas el próximo viernes puede alejar definitivamente la aprobación de los presupuestos generales del Estado. Según avanzan fuentes gubernamentales a THE OBJECTIVE, ello ha motivado la intervención in extremis del ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, y el secretario de Organización socialista, Santos Cerdán, en la negociación.

El objetivo de los negociadores gubernamentales es evitar el punto dramático de que llegue a votarse la calificación de la iniciativa por parte de la Mesa, en la que PSOE y Sumar tienen mayoría de 5 a 4 respecto a PP y Vox, pero que implicaría cruzar un Rubicón en la ruptura de las alianzas del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Si se llegara a este punto, PSOE y Sumar han consensuado que se rechace su admisión a trámite por considerarlo una «treta parlamentaria» y una «macarrada», ya que Junts pretende suplantar la competencia del Ejecutivo para no hacer uso del instrumento que disponen los grupos parlamentarios, la moción de censura. Fuentes de la coalición retan a los posconvergentes: «Que se atrevan a presentarla… El problema es que no quieren retratarse junto a Vox y el PP».

Las tensiones afloraron este martes entre los socios de la coalición tras filtrar Moncloa el rechazo del PSOE a calificar la proposición no de Ley (PNL) de los de Puigdemont. «Estas cosas han de consensuarse», reprochó el socio minoritario al ala socialista del Ejecutivo. Sumar celebró a primera hora de la tarde de este martes su reunión de dirección del grupo parlamentario y confirmó su posición contraria a la admisión a trámite, habida cuenta de que el criterio de la Mesa sentaría precedente para que los grupos pudieran pervertir la iniciativa de la cuestión de confianza, si no se especifica que será una mera «declaración política, sin efectos jurídicos».

Objetivo: la retirada

Por ello, la consigna de Moncloa ha sido disuadir a Junts de que retire del orden del día su iniciativa y se reformule, incorporando esa referencia. De esta forma, se darían tiempo para negociar con más margen y capacidad para suavizar las posiciones maximalistas de Junts de aceptar determinadas exigencias. Como adelantó THE OBJECTIVE, los negociadores socialistas han ofrecido la posibilidad de adelantar la reunión entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont si Junts acepta la retirada de la PNL. Se trata de una de las grandes bazas que se guarda el presidente, el comodín para desencallar la legislatura. Lo que los posconvergentes denominan la «amnistía política», que se traduce en la normalización de la interlocución con un fugado de la justicia, que no se ha visto beneficiado por la amnistía por la negativa del Tribunal Supremo a aplicar la medida de gracia a los casos condenados o afectados por el delito de malversación.

Sin embargo, fuentes de la coalición advierten de que «a Puigdemont ya no le vale sólo con una foto, quiere contenidos» sobre los compromisos pendientes en relación con el uso del catalán en las instituciones europeas y el traspaso de las competencias de inmigración a la Generalitat de Cataluña. El PSOE asegura que ha hecho «todo lo que está en sus manos», y admite que teme «nuevas exigencias de Junts», a sumar a las ya conocidas, y con la intención de seguir proyectando la debilidad y subordinación del Gobierno a Puigdemont. Motivo por el cual la última oferta del Gobierno y el PSOE es la retirada y reformulación de la proposición no de ley, en línea con lo manifestado por los letrados del Congreso el pasado 16 de diciembre.

El informe de los servicios jurídicos del Congreso no se opuso a calificar la iniciativa pero sí aclaró que su «carácter político» no conllevaba vulneración de la competencia constitucional del presidente, la cuestión de confianza recogida en el artículo 112 de la Constitución, y que sería recomendable añadir la aclaración al texto de que no generaría «el deber jurídico de plantear la cuestión de confianza». En cualquier caso, los letrados recordaron que el «único idóneo» instrumento de los grupos parlamentarios para quebrar la confianza del Ejecutivo es la moción de censura, aunque dejó la decisión en manos de la Mesa del Congreso. El órgano presidido por la socialista Francina Armengol congeló la iniciativa al día siguiente de conocerse el informe de los letrados, el 17 de diciembre. Y no es descartable que pudiera ocurrir nuevamente en aras de lograr un acuerdo.

«Cuesta creer que la legislatura caiga por una PNL»

De hecho, no es la primera vez que la presidencia del Congreso maniobra en favor de los intereses del Gobierno para darle un margen negociador. En la anterior encrucijada del Gobierno, el pasado mes de noviembre, el Congreso suspendió durante cuatro horas la reunión de la Comisión de Hacienda en la que se votaba la reforma fiscal, por la negativa de Junts a aprobar el gravamen a las energéticas. Una paralización insólita de la votación de una comisión durante la cual, el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, intervino por videoconferencia para convencer a Junts de no tumbar el pacto fiscal. Zapatero también fue clave a principios de la legislatura cuando su intervención facilitó la aprobación de la Ley de amnistía en la comisión de Justicia, tras rechazarla Junts en pleno y devolverla a la comisión por no incluir los delitos de terrorismo que el negociador Bolaños había prometido que serían excluidos y finalmente se incluyeron en el acuerdo definitivo.

La Mesa tendrá que tomar este jueves una decisión que es un precedente, dado que, según los letrados, «no habiendo precedentes de proposiciones no de ley similares a la que ahora nos ocupa, corresponde a la Mesa fijar un criterio». Sin embargo, las fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE no descartan un nuevo aplazamiento. La negociación se extendió hasta última hora de la noche, sin acuerdo a la vista, y desde Moncloa y Ferraz transmitieron que «siguen los contactos». No es descartable que se retire nuevamente del orden del día. Como explican fuentes de la coalición: «Cuesta creer que la legislatura vaya a caer porque no se admita a trámite una proposición no de Ley. Se esperaba algo más épico».

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