El Gobierno descarrila tras fracasar la reunión de Cerdán y Puigdemont el lunes en Ginebra
Fuentes gubernamentales confirman que el ‘número tres’ no acudió a ‘maitines’ en Moncloa a principios de semana

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera, María Jesús Montero.
Hubo reunión pero no fue este miércoles. El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y el expresidente catalán Carles Puigdemont se reunieron el pasado lunes en Ginebra, según adelantan fuentes gubernamentales a THE OBJECTIVE, que aseguran que «no fue bien pero tampoco mal». Apenas tres días después de que la Mesa del Congreso dejara en suspenso la calificación de la iniciativa de Junts sobre la seudo cuestión de confianza, y tras la advertencia de Puigdemont el viernes de que no se sentaría a negociar los Presupuestos hasta que no se ejecutara las promesas pasadas, Cerdán y Puigdemont se sentaron nuevamente a la mesa de alto nivel de coordinación de su alianza. De hecho, el número tres del PSOE no asistió a la reunión de ‘maitines’ a primera hora del lunes en Moncloa, a la que acuden los principales pesos pesados del Gobierno y el partido para viajar a la capital suiza y entrevistarse con el líder de Junts. Y no fue como esperaba el Gobierno.
Fuentes parlamentarias revelan que Junts mantuvo su promesa de que, por el momento, no habrá moción de censura con PP y Vox. Pero, al tiempo, también alertó a su interlocutor socialista que no les van a dejar pasar «ni una» y que el «estrangulamiento parlamentario» no ha hecho más que empezar. La promesa se llevó a la práctica en el pleno de este miércoles, en el que Junts se expresó en contra de los tres decretos que se sometían a votación: ómnibus, pensiones e impuesto a las eléctricas. Dos de ellos decayeron, provocando una nueva y sonora derrota parlamentaria del Gobierno. En el caso del último, el impuesto eléctrico, decae tras ser fruto de la negociación in extremis que se vivió hace unos meses en la comisión de Hacienda, cuando se suspendió durante cuatro horas una votación para permitir margen de negociación al Gobierno. Periodo durante el cual intervino vía telemática el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para encarrilar la interlocución con Junts.
Según fuentes socialistas, Zapatero no participó el lunes en la reunión junto a Cerdán, como sí ha hecho en otras ocasiones. Ha habido comunicaciones de todo tipo, a varios niveles y entre múltiples interlocutores, pero sin éxito. De nada sirven ya las tretas parlamentarias de convertir un decreto en un cajón de sastre en el que mezclar mejoras sobre las pensiones o ayudas a los territorios afectados por la dana para presionar a los socios porque quedarán retratados votando en contra de medidas «para la gente». Ya no tiene efecto.
Nogueras: «Estamos hasta las narices»
Una práctica parlamentaria habitual en este Gobierno (que utilizó la Ley concursal para forzar el ascenso de Dolores Delgado a Fiscal de Sala), que su socia, la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, le reprochó denunciando el «indecente chantaje y el trilerismo del PSOE». Su intervención en el pleno del Congreso fue clarividente: «Hoy Junts tumba el chantaje, la prepotencia y los incumplimientos del PSOE… Estamos hasta las narices de que nos engañen». La fiel escudera de Puigdemont echó la vista un año atrás para recordar el inicio de la alianza con el Gobierno socialista, fundamentada en que el Gobierno «no tiene mayoría», aunque actúe como si la tuviera. «El PSOE tiene que dejar de hacer el trilero. Lo que hoy molesta a Junts es su trilerismo, su mentira, su gandulería, sus manipulaciones, su prepotencia, su chantaje, sus incumplimientos. Hoy hace un año que se cerraron unos acuerdos que todavía no se han cumplido. Esta piratería suya ni la compartimos ni la votamos».
Un tono chulesco al que siguió el anuncio del triple rechazo de los posconvergentes a las medidas del Gobierno. Y para el Gobierno no es una votación más. La dureza de su intervención, sumada a la de Puigdemont el viernes, ratifica la convicción del PSOE de que Junts no iba de farol y confirma sus sensaciones de que no habrá Presupuestos tampoco en 2025. De momento, Pedro Sánchez no ha conseguido aprobar un solo presupuesto en año y medio de legislatura. Es más, ni siquiera los ha presentado. Renunció a hacerlo cuando se adelantaron las elecciones autonómicas en Cataluña, en una evidencia inequívoca de la subordinación de la política nacional a la catalana. Y son muchos cargos gubernamentales los que abogan ahora por no presentar las cuentas públicas si éstas están abocadas al fracaso. El propio Pedro Sánchez, en su intervención ante el Foro de Davos, pareció enfriar la aprobación de los PGE al referirse a los actualmente en vigor, prorrogados desde 2023: «Me siento muy cómodo con este presupuesto».
Rufián: «Acabará cargándose a este Gobierno»
Sea como fuere, la duda que acecha en el Palacio de la Moncloa es si Junts dará un paso más y se echará en brazos del PP o cumplirá la promesa que verbaliza en privado de no «echar a Sánchez» a través de una moción de censura. La sospecha no sólo sobrevuela al Ejecutivo sino también a sus socios, liderados por el promotor de la tesis de que la moción de las derechas se abrirá paso en este periodo, el republicano Gabriel Rufián. En su intervención en el pleno de este miércoles, solemnizó que «hoy se materializa de forma casi definitiva una mayoría que ya existe de PP, Vox y Junts que acabará cargándose este Gobierno. Hoy es un pasito más». Y se dirigió mirando a la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, presente en el debate del Congreso: «Creo que desde Madrid se cree que Junts no se va a atrever porque está Vox. Siempre les acabo diciendo lo mismo: desconocen la potencia mediática que tiene esta gente en mi país. Se retuitean entre ellos… Es una operación en marcha y para cuando lo hagan, usted aún no tendrá ni idea de lo que está pasando».
Moncloa no acaba de darle crédito. Pero sí existe un baño de realidad en el Consejo de Ministros que permite que algunos empiecen a reconocer abiertamente: «Yo nunca he creído que fuera a haber presupuestos». ¿La alternativa? ¿Presentarlos y simular que aún hay posibilidades, trabajar en los de 2026, o poner la legislatura en punto muerto con la sombra de elecciones en el retrovisor? La respuesta no la tiene el PSOE sino Puigdemont. Y el único as en la manga que le queda a Sánchez ya es una sota. La reunión con Puigdemont en Bruselas para ejecutar la llamada «amnistía política» tampoco les vale si se limita a una foto. Quieren contenidos.
El año empieza con un doble fracaso parlamentario, una ruptura de la confianza con el portador de la llave de la gobernabilidad y el retorno de los casos judiciales que asedian al Ejecutivo. Un cóctel molotov ante el que se multiplican las voces que abogan por elecciones «este año». La licitación del concurso de las papeletas electorales desvelado por THE OBJECTIVE el pasado lunes podría empezar a cobrar sentido.