Moncloa echa un pulso a Díaz y le reta a votar el salario mínimo: «No vamos a recular»
Sumar cree que el PSOE dará «marcha atrás» porque es un «error estratégico de un partido de izquierdas»

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en el inicio de la sesión de control este miércoles en el Congreso | Flickr PSOE
El Gobierno se bate en duelo, pero el arma elegida es el ‘juego del gallina’. Un instrumento de presión psicológica al que las dos partes de la coalición se han entregado confiando en que sea la otra parte la que recule en el último momento de la negociación. Tras el espectáculo de este martes, en el que el Gobierno aireó sus discrepancias en la plaza pública y sin disimulo, el Ejecutivo intentó camuflar la dura batalla que se avecina en el Congreso con una escenificación de la pacificación en el Consejo de Ministros. El presidente Pedro Sánchez y su número tres, Yolanda Díaz, se mostraron distendidos y hasta risueños en un ‘robado-posado’ ante las cámaras fotográficas, antes de la sesión de control y con la comentada ausencia de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, quien excusó asistencia por una gripe repentina.
El entorno de Díaz tiró de socarronería gallega al dudar de su enfermedad: «Yo ayer la vi muy en forma»; también lo deslizaban otros socios del Ejecutivo en los pasillos del Congreso: «Me pasaba a mí cuando tenía un examen difícil». Moncloa niega la mayor, pero aprovecha el estado febril de la número dos del Ejecutivo para regalarle a Díaz el foco mediático que tanto necesita y que podría servir para suavizar su posición de máximos y facilitar su marcha atrás en el debate de la tributación del salario mínimo interprofesional (SMI).
La posición de Sumar es clave porque ha registrado una de las tres proposiciones de Ley para exigir la exención del IRPF a las rentas bajas. Las otras dos son del PP y Podemos. Pero también es determinante para sortear el veto del Gobierno a la iniciativa parlamentaria que incurre en una modificación presupuestaria de los Presupuestos, concretamente de 2.000 millones de euros. Fuentes parlamentarias consultadas por THE OBJECTIVE confirman que «si hay una mayoría política en la Mesa, se puede levantar el veto del Gobierno». Es decir, si PP y Sumar se aliaran, podrían sortear ese obstáculo y forzar una votación en pleno sobre la cuestión. La cuestión es si Sumar está en condiciones de llevar esta batalla hasta el final.
Sumar cree que el PSOE «va a recular»
Fuentes de Sumar consultadas por este periódico auguran que «el PSOE va a recular y aceptará dejar exentas las rentas bajas» porque «es un error político fundamental en un partido progresista». El entorno de Díaz acepta que las competencias en la materia son de la vicepresidenta y ministra de Hacienda, pero también confía en que «haya margen para negociar con Montero» porque, en caso contrario, la coalición puede acabar en colisión. Fuentes cercanas a la vicepresidenta aseguran que «no se va a retirar la iniciativa parlamentaria» para forzar al PSOE a negociar. Y retan a la órbita socialista del Gobierno a hacerlo porque «si no lo hacen, perderán la votación. Están solos». Su fuerza de apoyo es la posición favorable de varios socios del Ejecutivo, como Podemos, ERC, EH Bildu, y hasta Junts.
Tanto los republicanos como los posconvergentes hicieron saber este miércoles que «apoyaríamos la iniciativa del PP, Sumar, o la que sea sobre este asunto». Entre los socios del Ejecutivo existe la convicción de que «es muy difícil que el PSOE mantenga esto al final porque no hay forma de explicarlo». Y si en el PSOE existen dudas, Moncloa las disipa. Todos tienen claro quién decide y en el núcleo duro del presidente no hay fisuras. «No vamos a recular. No vamos a dar marcha atrás», aseguran a THE OBJECTIVE fuentes gubernamentales. Y retan a Yolanda Díaz, «si se atreve, a forzar una votación con el PP y con Vox» sobre la subida del salario mínimo. Restan importancia a la posición favorable de ERC, Podemos y EH Bildu y se muestran confiados en su capacidad negociadora: «Vamos a votar, a ver quién gana».
Del «desastre» al «puto lío»
En privado, se admite abiertamente que este «es un debate que no beneficia en nada al ala izquierda» y que la rueda de prensa de este miércoles «fue un desastre», fruto de un error de comunicación y falta de pedagogía. «Sabiendo que esto tenía que resolverse con la primera nómina del año, en enero de 2025, nadie entiende por qué no hemos empezado antes a explicar y preparar este asunto. Había que haber hecho pedagogía sobre la necesidad de que todos los ciudadanos tributen, también las rentas bajas, aunque luego haya otras formas de compensación». Esta reflexión de un dirigente socialista era compartida en diferentes círculos socialistas este miércoles.
Parte de esa pedagogía radica en lo «incomprensible» que resulta que «subir el primer escalón de la tributación y declarar exentos los primeros 17.000 euros, beneficia a todas las rentas, no sólo a las más bajas, sino a las que cobran 100.000 euros, que no se ven obligadas a declarar sobre el primer tramo», sostiene un alto cargo socialista. «Nuestro error fue haber elevado el mínimo exento el año pasado» en un contexto de presión del PP, «y ahora es nuestro talón de Aquiles».
El temor de los socialistas es el debate que ahora se avecina sobre la proposición de ley: «Proposición de Ley, es decir, un Puto Lío [sic]». La Mesa del Congreso tendrá que decidir el martes de la semana que viene si califica o no las tres iniciativas sobre la materia. Si lo hiciera, el Gobierno tiene un mes para aplicar el veto gubernamental, y Sumar tiene aproximadamente un mes para forzar el debate de su admisión a trámite en el pleno. Por ‘cupo’, el turno de los grupos para forzar el debate de sus iniciativas en la Cámara Baja permitiría anticipar ese debate. Hasta los socialistas son conscientes de que sería conveniente no enquistar este asunto y resolver cuanto antes la polémica.
En resumen, de nuevo la batalla se libra en la Mesa del Congreso; la presidenta Francina Armengol tendrá que salir al campo en lugar de ejercer de árbitro del partido. Aunque en esta ocasión la mayoría de PSOE-Sumar podría tornarse en minoría.