García-Margallo: «Sánchez quiere ser la 'Juana de Arco' de la democracia occidental»
Tras los últimos acontecimientos, el exministro de Exteriores cree que «el orden internacional ha saltado por los aires»
Con la sabiduría de haber ocupado la cancillería española años atrás, José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944) advierte de que Trump no cumplirá sus amenazas ni hará todo lo que dice, augura un futuro complejo para la UE que sólo puede sobrevivir, a su juicio, si avanza en el proyecto europeo y se convierte en los Estados Unidos de Europa, con ejército propio. Vistos los últimos movimientos de Pedro Sánchez y advirtiendo de la falta de liderazgos dentro de la UE, García-Margallo advierte con cierta sorna que Sánchez aspira a inmolarse a lo ‘Juana de Arco’ por la democracia occidental, mientras que tacha también de «Juana de Arco del Grupo de Puebla» al expresidente Zapatero.
PREGUNTA.- Visto el alcance de las conversaciones entre Trump y Putin y sus respectivos emisarios, ¿qué desenlace prevé para la guerra de Ucrania, que Rusia sigue llamando ‘Operación militar especial’?
RESPUESTA.- Aquí hay muchos análisis que parten de la premisa errónea de que esto empezó hace tres años. Empezó en el año 2014, cuando Rusia invade y se anexiona Crimea y activa el secesionismo del Dombás. La reacción de la UE y los EEUU fue muy tibia. Se establecieron sanciones personales, o se dejó de comprar gas y petróleo en las cantidades de las que se podía prescindir. Pero esto no ha sido más que continuación de aquello y, probablemente, consecuencia de la reacción débil que tuvo Occidente. Putin creyó que Occidente iba a estar en una posición permisiva, sin peso, y eso provocó una invasión a gran escala, hace tres años. De ahí viene el error. La famosa Conferencia de París fue convocada de urgencia, aunque ya sabíamos lo que iba a pasar y ya teníamos que haber tenido una estrategia determinada. Eso no se hizo.
P.- ¿Ha cambiado por completo todo el orden internacional en unos días?
R.- Lo más importante que ha pasado, tanto en Ucrania como en Gaza, es que el orden internacional ha saltado por los aires. Un orden que nació en la Casa Blanca , con el presidente Truman, en 1947, cuando decidió promover unas reglas para ordenar la conducta de los Estados miembros de la comunidad internacional y una serie de instituciones, empezando por Naciones Unidas, el Fondo Monetario, el Banco Mundial que estuviesen seguros de cómo se aplicaban esas normas, a partir de uno de los principios fundamentales de ese orden internacional, era la integridad de los países, la intangibilidad de las fronteras, consagrada en la ONU, en Helsinki, en 1975, y en el Memorándum de Budapest, de 1996, en el que Rusia está entre los firmantes y se comprometen respetar la integridad de Ucrania a cambio de que Ucrania ceda su arsenal nuclear, cosa que hace. Estamos saltándonos a la torera todas las normas del orden internacional y entramos en un mundo nuevo. Si añades lo que está pasando en Oriente Medio, ves que estamos en un mundo nuevo.
«La UE tiene que replantearse cuál es su papel en este nuevo mundo»
P.- Y en este mundo nuevo, en el que las normas internacionales han saltado por los aires, ¿dónde queda y cómo la UE?
R.- Creo que nos hemos despertado y aceptado por fin que ha acabado la era de la ingenuidad, basada en que la UE iba a dedicarse al desarrollo económico, asentándose en tres pilares: una energía barata que venía de Rusia, un mercado en expansión que compraba todo lo que le echase, que era China y la seguridad en los Estados Unidos. Esas tres cosas han fallado y la UE tiene que replantearse cuál es su lugar en este nuevo mundo, que va a estar dominado por dos potencias, por EEUU y China, y una potencia menor que es Rusia, cada una buscando una zona de influencia. Esa ha sido la política rusa de todos los tiempos, desde los zares Pedro el Grande, Catalina la Grande, querían tener, por buenas razones, a sus enemigos lo más lejos posible de sus centros neurálgicos, que eran Moscú y San Petersburgo. Desde el primer momento, Putin intenta reconstruir ese espacio, que garantice la seguridad de Rusia, con Ucrania. Además, la tesis rusa es que Ucrania siempre ha formado parte de Rusia, de alguna manera. Consideran una «intromisión» de Occidente atraer a Ucrania a una asociación con la UE. Pero todas sus tesis no se sostienen, porque la integridad de las fronteras fue reconocida por los propios rusos en el Memorándum de Budapest.
P.- Teniendo en cuenta que EEUU y Rusia han decidido hacer caso omiso del Derecho internacional y de sus instituciones, ¿nos precipitamos a un final forzado de la guerra con la anexión de buena parte del territorio de Ucrania y sus recursos a la Rusia de Putin?
R.- Creo que dentro de muy pocos días, se va a buscar una especie de un alto el fuego y desarrollar un tratado de paz, con todos los estamentos, porque Putin no va a renunciar a los territorios que ya ha ocupado y se ha anexionado. Y Zelenski no puede firmar un tratado que renuncie a parte del territorio que considere que es suyo, salvo que existe una presión muy fuerte. Podemos ir a un escenario también muy conocido: la división de Ucrania, como Corea o Chipre… Pero si los ucranianos lo aceptan, así sea a efectos de discusión, pedirán seguridades. Y ahí entramos en otro conflicto: las tropas interpuestas no podrían ser de la OTAN, EEUU no parece dispuesta a mandar tropas… Los europeos tendrían que hacerse cargo, cosa que yo estoy seguro que consideran que es insuficiente que esa garantía, no es real. Por otra parte, en Europa tampoco hay unanimidad sobre el envío de tropas…
P.- En todo caso, las tropas europeas de ser enviadas, son tropas de países OTAN… y Rusia no lo acepta…
R.- Pero ha habido misiones europeas sin cobertura OTAN. Es posible que la UE haga una misión de interposición fuera del paraguas de la OTAN, con lo que, en caso de colisión, no se podría pedir el amparo a la OTAN, invocando el artículo 5. Si es que en Europa se ponen de acuerdo en esto (Eslovaquia y Hungría, por ejemplo, no están de acuerdo)
«La UE solo tiene una opción: avanzar hacia el proyecto federal de los Estados Unidos de Europa»
P.- Parece que ha quedado claro que la UE tiene influencia cero y capacidad cero, especialmente tras la cumbre urgente de París, donde no se ponen de acuerdo en nada, salvo en aceptar que EEUU ya no cuenta con la vieja Europa que fue socia preferente…
R.- En términos de población mundial, la UE no llega ni al 5%; en términos de PIB, estamos solo en el 17%. Pero se prevé que, si las cosas siguen así, perdiendo dos millones de puestos de trabajo todos los años como consecuencia del invierno demográfico, estaríamos en el 9%. Esto no tiene comparación con el peso de EEUU y China. Estamos creciendo menos y nuestra participación en el crecimiento económico es cada vez menor, porque la UE sigue concentrada en industrias obsoletas, mientras que EEUU ha evolucionado de la automoción y la farmacia al principio, al software y ahora las nuevas tecnologías. El panorama es desolador. Por otra parte, la dimensión de las empresas es bien distinta. En los últimos 50 años, no se ha creado ninguna mega empresa (con más de 200.000 millones de euros de capitalización bursátil). Las seis que han surgido están en EEUU y todas estaban presentes en la toma de posesión de Trump. La UE, por población, por participación en la producción y por dimensión de sus industrias está perdiendo en la carrera con los EEUU o con China. Y además, en gasto militar estamos muy por detrás de todos. EEUU destina al gasto militar unos 800.000 millones. China está más o menos por la mitad y Rusia y la UE andarán por 450.000 millones, con una industria fragmentada y menor capacidad operativa. La UE solo tiene una solución: avanzar en el proyecto europeo. Un proyecto federal, los Estados Unidos de Europa. Siempre digo que en la UE hay dos clases de Estados: los que son pequeños y los que todavía no saben que lo son, pero que son pequeños también.

P.- Es bastante pesimista el panorama…
R.-Pero esa es la historia. Antes de la Primera Guerra Mundial, los países de Europa eran relativamente importantes, en términos de superficie, en términos de riqueza y fueron salvados por los EEUU. Por no hablar de lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial… La fragmentación y la polarización de la UE trajo lo que trajo la guerra. La Segunda Guerra Mundial se ganó porque los EEUU intervinieron, primero con la Ley de Préstamos y luego con una intervención directa.
«Estamos ante liderazgos muy débiles en la UE»
P.- ¿Y quién lideraría esa Unión de Estados Europeos? ¿Alguno de los actuales mandatarios de la UE? ¿Ursula von der Leyen?
R.- Estamos en una etapa de liderazgos muy débiles… En la Cumbre de París, estaba sentado Macron, que tiene en dificultades enormes, el canciller Scholtz, que este fin de semana pierde las elecciones, estaba Pedro Sánchez, que tiene una situación de inestabilidad de la que la gente no se da cuenta, pero el Gobierno de Rajoy, del que formé parte, aprobó siete presupuestos. Pedro Sánchez en siete años ha hecho tres presupuestos y no son capaces de ponerse de acuerdo en nada. Por no hablar de las diferencias que tienen. En materia de defensa, España está gastando el 1,28% de su PIB y una parte del Gobierno dice que esto no es un problema de dinero, sino de reorganización de nuestros efectivos…
P.- Por cierto que Pedro Sánchez ha dicho recientemente que él mantiene el compromiso de llegar al 2%, pero en 2029.
R.- Hay que hacer una emisión conjunta de la deuda para hacer frente a los gastos de Defensa. Estamos en una situación nueva, porque se ha caído el tejado una comunidad de vecinos y hay que repararlo. No tenemos dinero, hay que hacer una emisión conjunta, pero antes hay que ponerse al día de las cuotas y las deudas que tenemos pendientes. Y el compromiso del 2% viene del 2014. Lo conocíamos todos y somos los últimos, quitando Bélgica y Luxemburgo que no lo hemos logrado. Lo lógico es que los demás socios, nos digan que nos pongamos al día y liquidemos lo que debemos. Por cierto, con respecto a nuestra frontera sur, mientras nosotros dedicamos un 1,28% al gasto militar Marruecos está destinando un 9,21%.
«Los Estados Unidos de Europa tienen que tener su propio Ejército»
P.- ¿Los Estados Unidos de Europa deben tener su propio Ejército?
R.- Por supuesto. Esto no es nuevo. No hay una Federación que no tenga ejército. No somos Liechtenstein. Han pasado muchas cosas que se veían venir y desgraciadamente no hemos tomado nota y no nos hemos preparado para un futuro que era perfectamente previsible. Y ahora vamos a reuniones de urgencia que acaban en una declaración conjunta.
P.- Con todo este panorama, ¿entiende los guiños que hizo hace bien poco Pedro Sánchez a China? Por ejemplo, con el vehículo eléctrico.
R.- La política exterior de Sánchez, ni siquiera aplicando la lectura sobre la caridad de Corintios 13, es explicable. Cuando la UE se ve amenazada por la competencia china, sobre todo en el tema de coches eléctricos, cuya oferta en Europa aumentará más si se cierra el mercado americano, plantear una postura contraria a la que tiene la UE en política comercial… tampoco puedes, en el conflicto de Oriente Medio, avanzar la teoría de los dos Estados sin previa negociación entre las partes, pero sin consentimiento de los países vecinos, que son los mediadores que están interviniendo, sin haberlo hablado en la UE. Y ahora Pedro Sánchez quiere ser una especie de Juana de Arco dispuesto a inmolarse en defensa de la democracia occidental. Dirá usted: tiene un Estado de derecho manifiestamente mejorable en España, cuyo peso internacional es mínimo. Y desafía usted a un señor que sigue siendo la nación indispensable. Sea cual sea el resultado de estas diferencias, la UE y EEUU tienen que entenderse, porque al final compartimos los valores occidentales y que solo se dan en este área. Yo creo que podemos tener problemas si seguimos tocando las narices a EEUU y esos problemas van a estar en la frontera sur.
P.- ¿Van a venir por Marruecos?
R.- Sí.
«Sánchez tiene ocurrencias para salir del paso y muchas pasan factura después»
P.- ¿Cree que Pedro Sánchez es consciente de todo esto?
R.-Yo creo que, tanto en política exterior como interior, es muy dado a salvar el problema del del día del día siguiente. Sus ocurrencias son para salir del paso, pero claro, en política interior, puede corregir lo que llama cambios de opinión, pero en política exterior, no. Aquí todo el mundo toma nota. Alguna vez he contado que, en la primera entrevista que tuve con Hillary Clinton, aparte de mostrar el disgusto por la política exterior de Zapatero, me dijo que estaban tan irritados que habían pensado en llevarse (las bases americanas de) Rota y Morón a Marruecos. Estas cosas pasan factura siempre y cualquier declaración que se haga, todas las embajadas que están en Madrid están tomando nota y transmitiéndolo por a sus departamentos de exteriores.
«Zapatero se ha erigido en la Juana de Arco del Grupo de Puebla, absolutamente contrario a EEUU»
P.- Pues parece que al presidente del Gobierno no le preocupa demasiado, o tienen otros problemas que le acucian más…
R.- Aquí hemos logrado cosas muy notables: una felicitación de Hamás, que sigue siendo un movimiento terrorista y con el que nadie quiere contar. Si algo sabemos en Oriente Medio es que lo que se quiere es que la solución de Gaza se haga con la Autoridad Nacional Palestina, no con Hamas. En cuanto a la política en Iberoamérica, Rodríguez Zapatero se ha erigido también en Juana de Arco, en el grupo de Puebla, que es absolutamente contrario a la filosofía de los EEUU, con resultado tan notable que, en la última reunión del Ecuador, el Rey de España se reunió consigo mismo porque no asistió ni un solo presidente de Iberoamérica. Estamos dando bandazos en el Magreb. Por cierto, si tanto se defiende la autodeterminación de los palestinos, o de Ucrania, y se dice que una invasión no puede nunca legitimar la integración de un territorio ¿qué es lo que hicieron con el pueblo saharaui?
P.- Por cierto, ¿intuye usted a cambio de qué?
R.- Que yo sepa, en la Frontera de Melilla siguen estando como estaban: de Marruecos a Melilla puedes pasar los tráiler que quieras, pero de Melilla a Marruecos no pasas ni una botella de agua. Parece que un camión al día, lo cual es contrario a los acuerdos internacionales. Eso es contrario a los acuerdos de asociación que tiene Marruecos con la UE. Y la frontera de Melilla es una frontera española. Pero también es una frontera europea.

P.- ¿Quiere decir que en la política exterior con Marruecos hemos hecho un pan como unas tortas?
R.- Un cambio que no se entiende, desde luego.
P.- Durante el mandato de José María Aznar, España pretendió alcanzar una relación preferente con EEUU. ¿Fue Aznar un visionario cuando intentaba convertir a España en socio estratégico de EEUU? ¿Nos hubiesen ido mejor las cosas en este momento?
R.- No. Y eso lo plasmamos ya en la estrategia del Gobierno de Rajoy, a cuatro años, que se iba actualizando, pero había un marco conceptual. José María Aznar tuvo una etapa más dulce con los EE.UU., a nosotros nos cogió la primera parte de Trump, pero anteriormente, nuestra relación con la administración Obama, fue muy buena, con Hillary Clinton o John Kerry. Creo que la política exterior española tiene que basarse en dos pilares: la UE y la relación trasatlántica. Solo cuando tienes esos dos pilares bien asentados, puedes navegar por los escenarios tradicionales de la política exterior con mayor seguridad. Los escenarios claves del mundo de esos pilares son el Magreb y Latinoamérica, que nosotros los tenemos deteriorados. Dimos unos bandazos que nos llevó a enfadarnos con Marruecos: La entrada masiva en Ceuta, con permiso de la de la Gendarmería, la práctica ruptura con Argelia y en Iberoamérica, ya he dicho que en la Cumbre Iberoamericana no hubo nadie…
«En Exteriores se habla del ‘Cuaderno de Montecristo’, donde está apuntada la gente que ha ofendido alguna vez al ministro Albares»
P.- ¿Ha entrado en pánico el Ministerio de Asuntos Exteriores con el ministro Albares y lo que aseguran son represalias suyas contra ciertos de sus diplomáticos, como uno que se durmió en una de sus charlas, por ejemplo…?
R.- Casi se mostró extraordinariamente caritativo, porque un general, que en Corea se dormía, le pegaron un pepinazo. Parece que se han limitado a cesar a otro por decir que el rey era un activo de la política exterior, cosa que a mí me parece de una evidencia importante. El problema en Exteriores, como en todas las administraciones, es que tú tienes que garantizar la neutralidad de la Administración Pública y que lo único que se premie para para promover ascensos, sea el conocimiento, el mérito y la capacidad, que son los valores burgueses de la Revolución Francesa. Lo otro es la arbitrariedad y el desprecio. Yo nombré a un solo embajador que no fuese diplomático, que por cierto tenía méritos más que sobrados, que fue Federico Trillo. El resto se reservó para los diplomáticos y yo no intervenía más que unos nombramientos absolutamente claves, muy pocos. Eso ya no existe y crea una gran inseguridad. Parece que dentro de Exteriores se habla del «Cuaderno de Montecristo», donde está apuntada la gente que ha ofendido alguna vez al ministro Albares y cuya suerte es perfectamente descriptible.
P.- ¿Cuando el PP llegue al Gobierno, habrá un vuelco en la política exterior?
R.- Eso sí requiere una estrategia, un plan a largo plazo, que habrá que ir variando, en función del cambio de circunstancias. Pero tú tienes que tener tus líneas directrices muy claras. Para nosotros, UE y la relación trasatlántica son relaciones vitales, para caminar por el mundo en otros escenarios, en condiciones de seguridad.
P.- ¿A cuántos años vista hay que medir la efectividad de las políticas en Asuntos Exteriores?
R.- Mire, ni siquiera Trump, que está siendo presentado como un revolucionario en la política americana, lo es. No lo es. Todas las decisiones que ha tomado. ¿Qué es lo que nos ha chocado más? Groenlandia, Panamá y Canadá, son políticas recurrentes. Canadá, lo invadieron, porque Jefferson ya pensó que tenía que ser el Estado nº 51. En Panamá, se crea un Estado cuando el Senado colombiano no les deja hacer un canal. Esta es la doctrina Monroe. Estoy hablando de Groenlandia, Canadá y Panamá. El hemisferio americano, que ellos desde el principio consideraron que era un producto cerrado.
P.- ¿Coincide con los expertos que auguran un pésimo resultado del proteccionismo de Trump y su política de aranceles?
R.- El aislacionismo también viene del fondo de la cultura americana. Nixon en 1971, después de Vietnam, establece unos aranceles. Acabó como el rosario de la aurora. Subieron los precios. La Reserva Federal tuvo que subir los intereses para aplacar y provocó una recesión. Y a los tres o cuatro meses tuvieron que volver atrás.
«Trump no va a hacer muchas de las cosas que ha dicho»
P.- ¿Cree que eso puede volver a pasar hoy?
R.- Muchas de las cosas que ha dicho Trump no las va a hacer, pero por resistencia interna. Si se empeña en deportaciones masivas, el coste laboral va a subir. Si se empeña en una subida de aranceles, el coste de los bienes importados de los agentes auxiliares de las materias primas que fueron grandes, va a subir también. Por tanto, habrá inflación, que no va a permitir a la Reserva Federal bajar los tipos de interés a la velocidad que lo hubiese hecho si no se hubiera producido esta medida. Y la comunidad empresarial va a reaccionar. Yo creo que eso se frenará.

P.- O sea que a Trump no hay quien lo pare, salvo el poder económico…
R.- Lo que es revolucionario es el concepto que tiene de los aranceles. Por cierto, dijo que las palabras más hermosas del idioma inglés eran Dios, Patria, religión y aranceles. Trump reutiliza los aranceles no solo para equilibrar la balanza con los países con los que trata, sino como como arma de chantaje, etcétera. Le dice a Colombia: «Usted me acepta los inmigrantes deportados o le pongo aranceles». Eso sí que es revolucionario. Pero insisto, creo que la realidad se impondrá, lo cual no quiere decir que nosotros no tengamos que tener la unión necesaria para tener la fuerza suficiente para reaccionar a las medidas que nos quieren imponer. No puede ser que si establece aranceles sobre el aluminio, acero, cosa que ya hizo la UE, no puede sentarse en la mesa y decir que bueno, nosotros vamos a adoptar medidas de represalia. Sería una catástrofe porque provocaría una guerra comercial en el mundo que aumentaría los precios y disminuiría el crecimiento. Y luego Trump es mucho más intervencionista. Es un republicano, pero no es un republicano clásico, como Reagan, Bush… ellos eran liberales, no intervencionistas.
«No hay que tomarse muy en serio a Trump»
P.- De todos modos, ¿usted cree que hay que tomarse en serio los anuncios de Trump o no?
R.- No, no hay que tomárselo muy en serio. Hay que hacerle ver las consecuencias que tiene eso y tener la fuerza suficiente. Un amigo, que le conoce muy bien me dice: «este es un vendedor de alfombras, él empieza una negociación con la postura de máximos y negocia hasta llega al punto que quiere». Pero claro, tiene que tener enfrente a alguien que le diga «va a ser que no». Yo soy un optimista, como Zapatero, pero bastante racional. Creo que hay que hacer lo que hay que hacer para decir que Europa tiene unas capacidades humanas de ahorro, de trabajo muy importantes. Tenemos una capacidad de fijar las regulaciones en el mundo y tenemos una concepción de la democracia liberal que dejamos de ser los únicos que tenemos, que al final siempre ganan, sino que se lo pregunten a los bancos, a los poderes totalitarios en la Segunda Guerra Mundial.
P.- Dijo Esteban González Pons que Trump es un macho alfa que manda una manada de gorilas… ¿Coincide con la descripción?
R.- Creo que es una expresión extraordinariamente desafortunada. Eso no se puede decir de ningún dirigente. A mí no se me ocurrirá decirlo del dirigente de Corea del Norte. Y créame que yo no soy partidario de su política. Fue un error que supongo que él sabrá corregir.
P.- ¿Le inhabilita de cara al futuro para ser ministro de Exteriores?
R.- Eso no lo sé. Pero los franceses dicen siempre: «Entre dos palabras, la más delicada». Se puede decir lo mismo sin utilizar esas imágenes tan gráficas