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Política

Podemos adopta una estrategia agresiva para evitar más testimonios en el 'caso Monedero'

En el partido circula internamente la tesis de que hay más denuncias contra Monedero de las reconocidas públicamente

Podemos adopta una estrategia agresiva para evitar más testimonios en el ‘caso Monedero’

Juan Carlos Monedero con Isa Serra e Irene Montero en el verano de 2022. | Europa Press

Podemos ha adoptado una estrategia agresiva ante el caso de presuntos acosos sexuales perpetrados por Juan Carlos Monedero con el objetivo de que no salgan más testimonios que afectan al fundador del partido. Los morados decidieron nada más trascender las primeras sospechas sobre Monedero poner un cortafuegos alrededor del partido. Los dirigentes morados aseguraron que apartaron a Monedero cuando recibieron las primeras denuncias, aunque fuentes de la formación aseguran que existieron alarmas previas a las de septiembre de 2023, y que la formación que lidera Ione Belarra busca ahora que no se transmitan a la opinión pública esas historias. Internamente, circula la tesis de una denuncia recibida incluso en 2022.

En un primer momento, Podemos argumentó que reaccionó de inmediato y apartó a Monedero en cuanto supo de las primeras denuncias. No difundió públicamente el asunto para salvaguardar la identidad de las denunciantes, según la versión oficial. Sin embargo, Monedero siguió participando durante cuatro meses (hasta enero de 2024) en la televisión de Pablo Iglesias, y la propia Belarra escribió al menos dos mensajes solidarizándose con él en las redes sociales. Las fuentes consultadas por este periódico en Podemos insisten en que, en realidad, Monedero perdió la dirección de la fundación del partido por razones políticas, porque se había acercado a Yolanda Díaz en un momento de máxima tensión con Sumar.

El argumento de que Podemos había alejado a Monedero por las denuncias internas es, según estas fuentes, una «fuga hacia adelante» para evitar que se acuse al partido de inacción. La formación ha decidido lanzar una ofensiva. Afirma que las denunciantes que dijeron conocer en un chat casos comprometedores para Monedero (una de ella había relatado en un vídeo un presunto acoso, aunque no había detallado el responsable) han obrado para obtener un retorno económico y de visibilidad, según un esquema parecido al empleado por la defensa de Íñigo Errejón ante la acusación de Elisa Mouliaá.

Chat entre feministas

Diputados, portavoces y sectores de la llamada guerrilla digital de Podemos acusan a las autoras del chat, y a Sergio Gregori, cofundador del Canal Red, de perseguir un interés personal y estar actuando de forma coordinada. Una de las participantes del chat y el propio Gregori rechazan esa versión, y apuntan a una filtración no consentida. La influencer Ayme Román, que afirmó en un chat con Raquel Ogando su convencimiento de que tanto Irene Montero como Pablo Iglesias estaban al tanto de los casos polémicos sobre Monedero, como publicó este diario, niega con contundencia esta acusación.

https://twitter.com/_ayme/status/1893959315171500390

«No me siento cómoda llamándome ‘víctima’ pero jamás he rectificado respecto a los manoseos, insistencias y llamadas. En vez de hostigarme, deberíais pedirme perdón. He ido a un único medio, sin cobrar (cuando decenas lo ofrecían), y para aclarar que no tengo pruebas contra Irene», escribió Román en las redes. Y avisó: «No sólo tengo testigos oculares, sino otras pruebas de lo que pasó. Así que dejadme tranquila y no me toquéis los ovarios».

La segunda línea de defensa de Podemos trata de diferenciar lo ocurrido con Monedero con las denuncias contra Errejón. Según Podemos, ellos apartaron a Monedero cuando conocieron la existencia de las primeras quejas internas, mientras que Sumar ignoró todos los avisos y «premió» al fundador de Más Madrid con una portavocía parlamentaria. Los miembros de Podemos repiten esa consigna en las redes sociales, que según las fuentes consultadas ha sido orquestada por la dirección nacional en un planteamiento agresivo. «Es una estrategia, pero es muy mala», critican algunas fuentes consultadas.

Los puentes con Sumar, en efecto, han saltado por los aires. El planteamiento agresivo de Podemos de escurrir el bulto, por un lado, rechazando cualquiera crítica sobre su actuación, y a la vez atacar a Sumar para defenderse está enojando a los dirigentes del otro bando. Algunos miembros de Sumar han decidido incluso solidarizarse con las denunciantes de Monedero (así lo ha hecho la responsable de feminismo de Sumar en Andalucía), pero los dirigentes nacionales de la coalición de Yolanda Díaz prefieren no atacar al partido morado.

La vicepresidenta se ha limitado a afirmar que el caso Monedero hace «muchísimo daño» al feminismo. «En Sumar van a seguir callados, no les interesa el tema, porque también les hace daño», deslizan fuentes de los partidos adscritos a la coalición. Sumar no quiere que vuelva abrirse el debate sobre Errejón y la gestión de la crisis por parte de Díaz y Mónica García, tal y como adelantó este diario este domingo.

«Miedo» de las denunciantes

Pero Podemos ha decidido poner toda la carne en el asador. No admite críticas y tampoco abre un debate público sobre el comportamiento de sus dirigentes o exdirigentes. Su enfoque aspira a dirigir los focos hacia Sumar y el PSOE (sostienen que los socialistas les «atacan» porque están preparando un «adelanto electoral») y evitar que salgan más testimonios polémicos contra Monedero u otros líderes del partido.

Una exdiputada, Lola Sánchez, dijo haber sido empujada y presionada por Monedero en la campaña electoral de 2014. Y ha denunciado las presiones de su expartido. Así lo ha denunciado en las redes sociales: «Me da mucho miedo, y lo digo en público para que todos lo sepáis, el cariz que están tomando las reacciones de los seguidores de Podemos ante mi denuncia pública de la inaceptable forma en que Monedero trata a las mujeres y de la que fui objeto, como tantas».

La estrategia de Podemos consiste en atacar a todos aquellos que están cuestionando desde su espacio político la gestión de los acosos sexuales. El temor, según las fuentes consultadas, es que salgan más testimonios comprometedores con Monedero. Y que después de descubrirse que hubo víctimas y quejas internas antes de la fecha del septiembre de 2023, posiblemente en 2022, se demuestre que Podemos silenció y ocultó las denuncias. Las fuentes consultadas sostienen que se trata de una estrategia peligrosa e ineficaz: «A la vez que cierran por un lado, se les abren averías por otro». Para estas fuentes, hubiera convenido guardar silencio «mientras no haya una denuncia formal». «Se están equivocando», insisten.

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