Pedro Sánchez ficha al jefe de emergencias de Valencia que fue clave el día de la dana
José Miguel Basset estuvo en el Cecopi valenciano durante las horas más críticas de la gota fría

Carlos Mazón y José Miguel Basset. | Ilustración: Alejandra Svriz
Bombazo en la política valenciana. El Gobierno de Pedro Sánchez ha fichado al inspector jefe del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia, José Miguel Basset, una figura clave en el día de la dana que asoló la región el 29 de octubre, ya que estuvo en el Centro de Coordinación Operativo Integrado (Cecopi) cuando se activó la emergencia, por lo que su papel fue determinante en el asesoramiento de Carlos Mazón, la consejera Salomé Pradas y otros políticos del PP valenciano que dirigieron las actuaciones aquel día y en los posteriores.
Basset comunicó este miércoles a las 15.30 horas su salida de la Diputación de Valencia para pasar «a la Administración General del Estado», si bien no especificó a sus superiores qué puesto ocupará a partir de ahora, según han desvelado fuentes del Gobierno valenciano a THE OBJECTIVE. En marzo estaba prevista su jubilación; de ahí que este fichaje haya provocado enorme revuelo en las filas populares. El propio funcionario ha confirmado a este periódico la información, aunque no ha querido aclarar dónde trabajará. Eso sí, ha negado que su marcha a un organismo estatal sea a raíz de un cese o dimisión.

Una posibilidad es que este alto cargo se ponga a las órdenes de la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, la socialista Pilar Bernabé, sugieren las citadas fuentes. Basset fue nombrado para ese puesto dentro de la Diputación valenciana en 2016 en un mandato bajo el PSOE. Mazón le mantuvo en el cargo, al igual que a otros dos técnicos que ahora están bajo el foco por su actuación antes, durante y después de la dana: el subdirector general de Emergencias, Jorge Suárez, y la jefa del servicio de coordinación de Emergencias 112 en la Comunidad Valenciana, Inmaculada Piles, que no ha regresado a su despacho desde que se produjo la catastrófica riada después de decir al equipo de la consejera Pradas que la información de las alertas era «exagerada». Tanto Suárez como Piles también provenían del anterior gobierno de coalición del Botánico, ya que fue Ximo Puig el que les colocó en esos puestos de confianza.
Basset estuvo el 29 de octubre al frente del operativo técnico y tras la riada se le consideró el director de emergencias en todos los protocolos internos, porque así lo especifica el plan de inundaciones de la Comunidad Valenciana y la ley autonómica de Emergencias. En la práctica, fue la persona que decidió los medios y la ayuda que se tenía que enviar a cada sitio anegado por el agua. Por ello, jugó un papel esencial dentro del Cecopi que gestionó la dana con el nivel dos de emergencia ya que el Gobierno de Sánchez no declaró el estado de alarma ni elevó dicha emergencia al tercer nivel, lo que hubiera puesto al Ministerio del Interior al mando, mientras que el Ejecutivo de Mazón evitó declarar la situación de emergencia catastrófica en la región para no ceder a Madrid el control de la gestión.

Este protagonismo de Basset ha llevado a los cuatro grupos políticos del Parlamento valenciano -PP, PSOE, Compromís y Vox- a incluir al ya exjefe de Bomberos de la Diputación de Valencia en sus respectivas listas de comparecientes para la comisión de investigación que se ha creado en la Cámara autonómica, por lo que su testimonio en sede parlamentaria se da por hecho. Las citadas fuentes desconfían ahora de su relato de los hechos tras su fichaje por el Gobierno de Pedro Sánchez.
Uno de los puntos más conflictivos por dilucidar en sede parlamentaria -o en la instrucción judicial de la que se encarga un juzgado de Catarroja- es por qué se perdió una hora en lanzar el mensaje de alerta mediante el sistema ES-Alert. A los pocos días de la tragedia, THE OBJECTIVE desveló que hubo discusiones entre varios miembros del Cecopi sobre la redacción del aviso que se iba a enviar a los ciudadanos. Como consecuencia de ello, se perdió una hora en la que se pudieron salvar vidas humanas. Esa situación llevó a que, por ejemplo, el presidente de la Diputación de Valencia, el popular Vicente Mompó, exigiese en un momento dado enviar la alerta «de una puta vez», según reveló RTVE recientemente.
El centro de emergencias valenciano llevaba reunido desde las 17 horas bajo la presidencia de Pradas junto con representantes de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Delegación del Gobierno, Unidad Militar de Emergencias (UME), Diputación de Valencia, Consorcio de Bomberos y Cuerpos y Fuerzas del Estado. En ese momento, la máxima preocupación estaba en los municipios de Utiel y Requena, con el añadido del peligro de rotura del embalse de Forata. El alivio de la presa estaba provocando que el río Magro tuviese un caudal superior a los 1.000 metros cúbicos por segundo. Varias poblaciones -Montroi, Algemesí, Real, Alfarp y Alcudia- estaban en serio peligro de sufrir inundaciones catastróficas.
A casi un centenar de kilómetros de allí, el caudal en el barranco del Poyo volvió a aumentar de forma considerable y las alarmas saltaron a las 18.43 horas, cuando la CHJ anunció en su cuarto mail enviado aquel día a la Generalitat sobre la zona de la sierra de Chiva que el agua bajaba a 1.686 m3 por segundo con la siguiente advertencia por escrito: «Para su conocimiento, la crecida está siendo muy rápida». A los pocos minutos del correo electrónico empezaron a llegar mensajes alarmantes de alcaldes y concejales de la Huerta Sur de Valencia. Por ejemplo, la alcaldesa de Paiporta, María Isabel Albalat, llamó «personalmente» a la delegada del Gobierno pasados unos minutos de las 19.00 horas para advertirla de que estaba viendo cómo se inundaba su pueblo e iba a morir mucha gente.
Bernabé se encontraba presente en la reunión del Cecopi de forma telemática, por lo que los miembros del comité de emergencia supieron de inmediato el riesgo que corrían otras localidades vecinas como Catarroja, Benetúser, Alfafar, Sedaví o Picanya, donde el agua y el barro empezaban a anegar sus calles. En ese instante, se decidió enviar un aviso del sistema ES-Alert, que permite a las autoridades enviar mensajes directos de manera masiva a los teléfonos móviles de una determinada zona de cobertura, pero empezó la discusión sobre el contenido del mensaje que iba a llegar a los móviles de todos los ciudadanos que se encontraban en las zonas de peligro. Una iniciativa que se iba a utilizar por primera vez en la Comunidad Valenciana.
«No hacer alarmante» el aviso de alerta
Varios de los presentes defendieron «en al menos tres ocasiones» que el mensaje fuese corto y conciso, de apenas tres líneas, y que se lanzase lo antes posible. Pero los citados Basset y Suárez pidieron a la consejera «no hacerlo alarmante» e insistieron en que había que «meditar mucho» lo que se iba a decir a los ciudadanos en una situación así, según las citadas fuentes. Por ello, se empezaron a redactar borradores hasta que se consensuó un texto en castellano. Pero hubo una última discusión interna: si traducirlo al valenciano y que saliese en el móvil en los dos idiomas, como así finalmente se hizo.
El problema es que fueron pasando los minutos sin que se diese la orden de lanzar el aviso de alerta. El hecho decisivo que llevó a la consejera valenciana a darlo, con la venia del resto de miembros del Cecopi, fue la llamada a las 20.00 horas del secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, para advertir a Pradas de que no podía asegurarle que la presa de Forata pudiese aguantar y que había «un alto riesgo» de que se rompiese. El envío del mensaje masivo a la población se produjo a las 20.11 horas.

Otra incógnita por despejar es si Basset ordenó la retirada a las 15 horas de los bomberos forestales que estaban midiendo el barranco de Poyo el día de la dana. Si estos bomberos se hubieran quedado a medir la escala del caudal hasta las 19 horas, momento en el que finalizaba su jornada laboral, seguramente hubieran podido avisar a Emergencias, según indicó El diario.
El jefe de Bomberos de Valencia participó a mediados de febrero en una jornada sobre riesgos y desastres naturales organizada por el Consorcio de Seguridad y Emergencias de Lanzarote, en la que dio por primera vez algunos detalles de la peor gota fría que ha sufrido España en este siglo. Así, detalló cómo a las 08.00 horas, media hora después de que la agencia estatal elevara a rojo el nivel de alerta por precipitaciones, trató de reforzar el operativo de emergencias. Pero le fue imposible debido al agua «que ya estaba bajando por los barrancos», en referencia principalmente al Poyo y las ramblas que lo alimentan, según apuntó el diario Levante.
Basset evitó culpar a la Aemet, aunque puso reparos al sistema de avisos. En las horas y días previos, esos niveles de alerta desde el organismo estatal fueron cambiando las alertas continuamente: «De amarillo a naranja, de naranja a rojo, de rojo a naranja que pasará a amarillo a partir de las tres… pues no señor. Rojo, rojo, rojo, rojo y rojo hasta las 20.00 horas y con acumulados brutales», se lamentó ante el auditorio que le escuchaba en ese congreso sectorial con profesionales de otras regiones y ciudades.