The Objective
EXCLUSIVA

Sánchez pactó por escrito dar a Ciudadanos las presidencias de Madrid y Murcia en 2021

THE OBJECTIVE revela el acuerdo que incluía además cinco diputaciones, siete capitales de provincia y seis municipios

Sánchez pactó por escrito dar a Ciudadanos las presidencias de Madrid y Murcia en 2021

Inicio del documento del pacto entre el PSOE y Ciudadanos.

El 10 de marzo de 2021, la política española pudo dar un giro de 180 grados si hubiese llegado a buen término el pacto por escrito que cerraron las direcciones de PSOE y Ciudadanos para desalojar a Isabel Díaz Ayuso y Fernando López Miras de las presidencias de la Comunidad de Madrid y Murcia. El documento, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE en exclusiva, revela por primera vez que Pedro Sánchez aceptó que hubiera dos presidentes de Cs –Ignacio Aguado y Ana Martínez Vidal– al frente de ambas comunidades autónomas cuando aún quedaban dos años de legislatura.

El texto del pacto, llamado ‘Acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos para conformar gobiernos conjuntos’, iba mucho más allá de las mociones de censura presentadas el 10-M de hace cuatro años en Murcia para arrebatar al PP el gobierno autonómico de López Miras y el ayuntamiento de la capital. Sobre todo, confirma que se trataba de un paquete en el que estaba incluida la Comunidad de Madrid que dirigía Ayuso, así como cinco diputaciones, siete capitales de provincia y seis municipios de más de 20.000 habitantes repartidos por toda España, donde la suma de socialistas y naranjas podía desbancar a populares: en unos sitios con la simple suma de ambas formaciones y en otros, con el apoyo de los representantes de Podemos. Era un revolcón en toda regla al PP.

«PSOE y Cs suscriben este acuerdo para conformar nuevos gobiernos autonómicos en la Comunidad de Madrid y en la Región de Murcia, y nuevos gobiernos municipales en determinados ayuntamientos hoy gobernados por el PP», se puso en el inicio del documento. Tras esa breve introducción, se estipulaban una serie de compromisos. El primero, que los socialistas serían los encargados de presentar las mociones de censura en los parlamentos autonómicos y ayuntamientos que se incluían en el acuerdo. Todo ello, «con arreglo a las normas aplicables en cada institución». Y dado que en ambas regiones, «la presidencia no la ostentará el PSOE», eran los socialistas quienes se comprometían a explicar ante la opinión pública y sus afiliados «que el éxito de la moción de censura pasa porque la Presidencia la ejerza Ciudadanos».

Además, el partido liberal arrancó el compromiso del PSOE de que los presidentes de las asambleas madrileña y murciana siguiesen siendo naranjas. A cambio, «todos los nuevos alcaldes» de los municipios de ambas comunidades autónomas donde fuese posible desalojar al PP, serían «del PSOE» y la composición de los nuevos gobiernos municipales se negociaría «por las respectivas direcciones territoriales de PSOE y Cs» caso a caso. En los ayuntamientos no había tanta urgencia por el cambio porque un alcalde no puede desactivar una potencial moción de censura con un adelanto electoral. Sin embargo, para la Comunidad de Madrid y la Región de Murcia el paso de registrar una moción sí tenía que ser coordinado -a ser posible, al mismo tiempo- para que el PP no tuviese margen de reacción.

La entonces presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, siempre negó que la presidencia de Ayuso estuviese en el pacto con el PSOE y tras el terremoto político de las mociones en Murcia, insistió en que su partido no tenía intención de romper con la baronesa del PP. Incluso llegó a negar que la jugada política en el territorio de López Miras formase parte «de una maniobra orquestada por Moncloa». Sin embargo, las negociaciones que hubo en las semanas previas al 10-M y el acuerdo intercambiado entre socialistas y naranjas el 2 de marzo de ese año la delatan.

Sobre todo, porque el documento en Word que los socialistas pasaron a Ciudadanos una semana antes de las mociones de censura de Murcia lleva el sello del entonces secretario general de Presidencia, Félix Bolaños, y de su entonces jefe de Gabinete, Rafael Oñate, según los metadatos del acuerdo que ha podido consultar THE OBJECTIVE. En él se indica que hubo tres revisiones del texto en su versión final (ver abajo).

El texto de ocho páginas fue pergeñado en sucesivos borradores a lo largo de diciembre de 2020 y enero de 2021. La ejecución de las mociones de censura en Madrid y Murcia dependía de las elecciones catalanas que Pere Aragonés tenía en mente. Si las elecciones catalanas se celebraban el 14 de febrero de 2021, el plan era presentarlas «en la segunda quincena de febrero». Si los comicios caían el 30 de mayo, otra fecha que barajaba Aragonés, las mociones se registrarían «en la primera quincena de febrero». Y si la convocatoria electoral en Cataluña se celebraba «en una fecha diferente a las anteriores», socialistas y naranjas se comprometían a valorar «por ambas partes la mejor fecha de presentación».

El presidente de la Generalitat se decantó por la primera opción, así que en enero de ese año se puso en marcha la maquinaria de las mociones en Madrid y Murcia. El día 21 de ese mes, se hizo una impresión del documento del acuerdo que Bolaños entregó en mano al negociador naranja, Carlos Cuadrado, en una reunión en Moncloa. El PSOE había pedido inicialmente las dos presidencias autonómicas con el argumento de que tenía más diputados que Ciudadanos en ambas cámaras, pero el equipo de Arrimadas se negó en redondo. El partido liberal ya había dejado escapar en 2019 la posibilidad de gobernar alguna región en los pactos con el PP. Aquella discutida decisión, bajo la presidencia de Albert Rivera, se tomó para proteger al líder naranja de sus barones -Juan Marín, Begoña Villacís, Francisco Igea o el citado Aguado-, pero la nueva dirección naranja no estaba dispuesta a tropezar en la misma piedra.

Ciudadanos quería tocar poder en 2021 y subió la apuesta en la negociación con Bolaños: o las dos presidencias eran para Aguado y Martínez Vidal… o no habría pacto. Y para sorpresa del equipo de Arrimadas, Sánchez aceptó las exigencias naranjas en enero de ese año. En Moncloa y Ferraz primaba el deseo de descabalgar a Ayuso y López Miras -sobre todo a la primera- por encima de cualquier otra consideración política. Ambos territorios llevaban décadas en manos del PP y, pese a varios sonados casos de corrupción, seguían en poder de los populares gracias al apoyo de Cs en 2019. Así que Sánchez decidió entregar las dos regiones a los liberales, quienes veían este acuerdo muy provechoso para sus intereses y, en especial, para el futuro de España pues el PSOE se alejaba de Podemos y los independentistas por primera vez desde la moción de censura de 2018.

Consenso tácito sobre Begoña Villacís

En ese momento, socialistas y naranjas no hablaban de ampliar el pacto a Castilla y León, Aragón o el Ayuntamiento de Madrid. Pero tras los comicios catalanes, se volvió a retomar la negociación sobre la base de lo acordado unas semanas antes y se añadieron algunos cambios. Es más, entre Bolaños y Cuadrado había consenso tácito en que se debía colocar a Begoña Villacís en el puesto del alcalde madrileño del PP, José Luis Martínez Almeida, una vez que los naranjas tuvieran a Aguado en la Puerta del Sol, sede de la presidencia madrileña.

El 1 de marzo se fijó una reunión secreta entre los equipos negociadores del PSOE y Ciudadanos en el hotel Exe Moncloa a la que asistieron el entonces delegado del Gobierno en Murcia, José Velez, y la portavoz naranja en la Asamblea murciana, la mencionada Ana Martínez-Vidal. El objetivo era explicarles el contenido del acuerdo. La reunión se desarrolló bien y ese mismo día, Aguado supo que había posibilidades de que hubiese también una moción de censura en Madrid. Su primera reacción fue alargar todo lo posible las negociaciones de los presupuestos autonómicos que Ayuso quería aprobar con Vox ya que no quería cerrar un acuerdo presupuestario que le pudiera comprometer una vez elegido presidente.

Bolaños apremió entonces a Cuadrado a hablar de la parte del acuerdo de Madrid con el propio Aguado y el secretario general de los socialistas madrileños, José Antonio Franco. Se puso una cita para la tarde del 8 de marzo. Pero antes de ello, el negociador naranja pidió al entonces ‘fontanero’ de la Moncloa que le remitiese por whatsapp el acuerdo entregado en mano en enero. El jefe de Gabinete de Bolaños abrió el documento el 2 de marzo y se lo pasó tras varias correcciones. La mano derecha de Sánchez lo reenvió sin más dilación a su interlocutor en Ciudadanos. La cuenta atrás para registrar ambas mociones había empezado.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D