Vox justifica a Trump pese a los aranceles: «Es nuestro aliado, pero defiende sus intereses»
Santiago Abascal critica las tasas a los productos españoles pero no se cuestiona su amistad con el presidente de EEUU

El líder de Vox, Santiago Abascal, posa junto al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la CPAC de 2024.
Santiago Abascal no se replantea su alianza internacional con Donald Trump. No está en entredicho, a pesar a los aranceles a todos los productos europeos, incluidos los españoles, anunciados por el presidente norteamericano en el consignado como Día de la Liberación. Pero lo cierto es que Vox se encuentra ahora en una posición incómoda: debe criticar las tasas, que son vistas con malos ojos incluso por sus votantes, pero sin señalar al inquilino de la Casa Blanca.
En este equilibrismo, Vox admite que los aranceles tendrán un efecto negativo sobre sectores comerciales, pero los atribuye a las malas relaciones diplomáticas de Estados Unidos con España y Europa, de las que responsabiliza a «socialistas y populares incompetentes que no han querido negociar». «Ojalá estuviéramos nosotros al mando del Gobierno y una alianza de partidos patriotas dirigiendo la política exterior de la Unión Europea», aseguran a THE OBJECTIVE fuentes de la dirección nacional, que abundan: «Jamás consentiríamos que una lucha de intereses económicos se convirtiera en una guerra ideológica».
Lo cierto es que Patriotas por Europa, el grupo que lidera Santiago Abascal, está conformado por los aliados de Donald Trump en el viejo continente, a excepción de Giorgia Meloni, y su intención a largo plazo es destensar las relaciones de la Unión Europea con la Casa Blanca. El trumpismo es uno de los leitmotivs de los patriotas, que se sienten parte de una misma corriente que viene a romper con el wokismo.
De hecho, fuentes de primer nivel de Vox aseguran que tienen «una alianza con Trump en lo que es la batalla contra las políticas woke y las agendas ideológicas como la Agenda 2030», pero recalcan que «nuestra alianza está sólo ahí» y «para el resto, cada uno debe defender sus intereses nacionales». «Es un magnífico aliado, pero no es nuestro jefe», resumen estas mismas fuentes.
Esto significa que se han manifestado en contra, y se manifestarán, de aquellas medidas que no compartan de Donald Trump, pero lo harán con mimo para no enfadar a su socio. De hecho, desde Vox recuerdan que Santiago Abascal viajó a Washington en febrero para participar en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) y, desde ahí, «expresar públicamente su posición contraria a cualquier medida de comercio internacional que perjudique a los productos españoles». Lo cierto es que lo único que dijo fue que «ojalá que no lleguen».
Un mensaje difícil
En Vox saben que están teniendo muchos problemas para que cale su mensaje: su posición arancelaria no ha sido bien explicada, o no ha quedado clara, ni siquiera a sus propios miembros, y está siendo tildada de incoherente o antipatriótica. Por eso el partido ha difundido un argumentario entre sus cargos para dejar claro que «estamos en contra de los aranceles de Trump», pero que han de cargar contra «populares y socialistas, que rechazan los aranceles de Trump mientras aplauden el Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030», así como contra «los burócratas de Bruselas que critican lo que hace Trump, pero no hacen nada para defender nuestros productos».
Para no señalar al mandatario estadounidense, Vox ha instruido a sus portavoces para que carguen contra las instituciones europeas, que “han aprobado leyes delirantes” y “han sido incapaces de negociar con la Administración de Trump”. En concreto, la consigna de Bambú es atacar a “los burócratas de Bruselas, populares y socialistas, [que] no han hecho nada por evitarlos o paliarlos […] ni han dialogado con Trump”.
Los propios votantes de Vox no ven con muy buenos ojos los aranceles: el 62,7% de ellos cree que afectarán de una manera muy negativa. Pero no hay mal que por bien no venga, y los de Santiago Abascal están aprovechando esta tesitura para vender las bondades de su llegada al Gobierno, lo que permitiría negociar con la Casa Blanca. «Esperemos que los españoles se den cuenta de que el peligro viene de un Gobierno inútil y de una coalición en Bruselas de socialistas y populares incompetentes que no han querido negociar», dicen fuentes de la dirección nacional de Vox.