The Objective
Política

Zapatero medió para nombrar embajador en Cuba tras una bronca entre Borrell y Ábalos

Cuando el exministro de Transportes fue destituido, solicitó la Comisión de Exteriores: «Quería inmunidad diplomática»

El exministro socialista José Luis Ábalos solicitó el puesto de embajador en Colombia para Ángel Peccis a finales de 2018. Peccis era su «enlace colombiano», su entrada en el Gobierno de Juan Manuel Santos Calderón, con quien mantenía varias «puertas giratorias». Según desvelan fuentes gubernamentales a THE OBJECTIVE, cuando Ábalos asumió la cartera de Fomento tras la moción de censura contra Mariano Rajoy en junio de 2018, solicitó nombrar tres embajadores políticos en tres puestos de América Latina: Colombia, Venezuela y México. «Él no pidió la embajada de Cuba». Su prioridad era Colombia y así se lo transmitió a quien fue el primer ministro de Exteriores de Pedro Sánchez, Josep Borrell.

Borrell se negó taxativamente a la petición de Ábalos de hacer embajador en Colombia a Ángel Peccis. Primero, porque no era partidario del nombramiento de cargos políticos en perjuicio de los aspirantes de la carrera diplomática. Y segundo, porque ya entonces la embajada en Colombia tenía información de las irregularidades en las que Peccis había incurrido desde la oficina regional de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) en Colombia: su agujero económico, el pago de asesores procedentes del Gobierno y de altas instancias del estado colombiano hasta la asunción de gastos personales excesivos o injustificados.

La negativa de Borrell fue inamovible. La insistencia de Ábalos derivó en una bronca entre ambos en la cual el ministro de Fomento manifestó su contrariedad ante la negativa del ministro: «¿Cómo es posible que el secretario de Organización del PSOE no pueda nombrar a un embajador?». Su enfrentamiento bloqueó el nombramiento mientras Josep Borrell estuvo en el Gobierno. Fue un año después, en noviembre de 2019, cuando Borrell abandonó el ministerio de Exteriores para ocupar el cargo comunitario de Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el momento que Ábalos aprovechó para retomar sus planes y convencer a la nueva titular, Arancha González Laya, del nombramiento en la embajada en Colombia.

La amistad de Peccis y Zapatero

Inicialmente, Laya también se opuso. Pero la posición de Laya no era la de Borrell, y el deseo de Ábalos se tornó en imposición. Las citadas fuentes gubernamentales coinciden con las fuentes de la OEI consultadas en que las informaciones sobre la «puerta giratoria» colombiana de Peccis hacía imposible su nombramiento en el puesto de Colombia. Pero Peccis tenía un padrino de excepción: José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente del Gobierno es «amigo personal de Peccis desde hace años» porque le sirvió de enlace con otro colaborador y amigo de Peccis en Colombia desde hace dos décadas: el expresidente colombiano Ernesto Samper. En 2014, tras dos años de negociación del proceso de paz con las FARC en Colombia, en los que participaron Ábalos, Peccis y Samper, Zapatero inició labores de mediación con el Gobierno venezolano auspiciadas por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), con Samper como secretario general.

Ángel Peccis, detrás de Fernando Moraleda, ex secretario de Estado de Comunicación con el expresidente Zapatero.


Una prueba gráfica de esa amistad es la asistencia de Ángel Peccis esta semana en Madrid a la presentación del libro de Zapatero Solución pacífica (Penguin). Pese a tener su residencia oficial en Bogotá (Colombia), Peccis se desplazó a la capital de España para saludar a su colega, tal y como se muestra en las imágenes a las que ha tenido acceso este diario, y se situó en una posición preferente en el auditorio, en cuarta fila, por detrás del ex secretario de Estado de Comunicación de Zapatero, Fernando Moraleda.  

Según las citadas fuentes, fue Zapatero el que medió para colocar a Peccis en Cuba tras la resistencia sobre Colombia, y la nueva ministra, apenas un año después de ser nombrada, en noviembre de 2020, «no pudo evitar la imposición». El contexto es importante. Hablamos del año del Delcygate. En enero de ese año, Delcy Rodríguez había viajado a España vulnerando el régimen de sanciones de la Unión Europea. No es casual que José Luis Ábalos fuera al aeropuerto de Barajas de madrugada para intentar frustrar una visita que él mismo había promovido. Como adelantó THE OBJECTIVE, Ábalos había invitado formalmente a la número dos del régimen de Nicolás Maduro enviándole una carta formal firmada como secretario de Organización del PSOE.

Una misiva que los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil encontraron en el ordenador de Aldama tras el registro de su despacho en la calle Antonio Maura de Madrid después de estallar el llamado caso Koldo. De la documentación incautada y del material requisado de los teléfonos móviles se conoció que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, supo y autorizó la visita de Delcy Rodríguez a España y que se organizó una agenda prevista para cuatro días con varios ministros del Gobierno y una «cena con sorpresa». Este periódico desveló que ésta contaba con la presencia del presidente del Gobierno y del propio Zapatero.

La petición de Ábalos: la Comisión de Exteriores

Zapatero, al mes de ese acercamiento fallido con la número dos de Maduro, en febrero de 2020, se reunió con Nicolás Maduro en Caracas en una reunión en la sede del Gobierno venezolano junto a la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Y en diciembre de ese mismo año, el expresidente ejerció por primera vez de observador internacional en las elecciones parlamentarias. Un año antes, en julio de 2019, Zapatero estuvo entre los fundadores del Grupo de Puebla junto a su ya amigo Ernesto Samper. Había germinado una alianza en cuya intersección se situaba Ángel Peccis. Un papel central para quien gozaría de un puesto estratégico y codiciado, la embajada en Cuba, país donde habitan los líderes espirituales de la revolución bolivariana.

La cuestión es si Zapatero medió para cumplir con las exigencias de Ábalos o fue el segundo quien ejecutó los planes del primero. La pescadilla que se muerde la cola. Fuentes socialistas desvelan a THE OBJECTIVE que cuando un año después Sánchez le destituyó fulminantemente del Gobierno y del partido, Ábalos pidió una cosa: la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados, porque «quería inmunidad diplomática». La petición fue denegada. Sánchez ordenó darle la presidencia de la Comisión de Interior del Congreso, y a Carmen Calvo la de Igualdad: «Estaba obligado a reubicar a los exministros, pero ya no se fiaba de él».

Publicidad