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Dimite por sorpresa el jefe de Inteligencia del CNI tras solo un mes en el cargo

El ‘número tres’ de los servicios secretos presentó su renuncia por motivos personales a mediados de marzo

Dimite por sorpresa el jefe de Inteligencia del CNI tras solo un mes en el cargo

La directora del CNI, Esperanza Casteleiro (i), y la ministra de Defensa, Margarita Robles (d). | Europa Press

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha sufrido una inesperada dimisión en las últimas semanas. Concretamente, la de su número tres. El jefe de Inteligencia, L.R., renunció a mediados de marzo al cargo que había dejado vacante Luis García Terán tras el ascenso de este último en diciembre a secretario general o número dos de los servicios secretos, según desvelan fuentes militares a THE OBJECTIVE.

L.R. es un veterano espía que había desempeñado toda su carrera dentro del CNI en el extranjero. Nunca había estado destinado en Madrid, así que para este teniente coronel fue una sorpresa la llamada en la que le propusieron su incorporación a la sede central como jefe de Inteligencia. Sin embargo, las exigencias del cargo, con unas dinámicas de trabajo completamente diferentes a las que tiene un agente en un país tercero, le llevaron a tomar la decisión de presentar la dimisión a sus inmediatos superiores por motivos personales al poco de cumplir un mes en dicho puesto.

La directora del CNI, Esperanza Casteleiro, ya ha elegido a un nuevo jefe de Inteligencia, quien fue presentado este jueves al rey Felipe VI durante la visita del monarca a la sede central de los servicios secretos junto a la ministra de Defensa, Margarita Robles, subrayan las citadas fuentes. Un acto que no aparecía en la agenda oficial del jefe del Estado para esta semana y que, por tanto, no tuvo cobertura abierta a los medios de comunicación.

El CNI lleva varios días de zozobra interna tras la publicación en Abc y El Mundo de varias informaciones comprometedoras para los servicios secretos. En concreto, sobre el supuesto pago al imán de Ripoll de 500 euros mensuales en calidad de confidente hasta los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils en 2017, así como una progresiva retirada de agentes en Marruecos que habría llevado a que las labores de inteligencia y contrainteligencia en el reino alauí hayan quedado paralizadas desde hace al menos tres años.

Ambas noticias han sido desmentidas por el CNI, pero contienen detalles precisos que apuntan a una fuga de información de dentro de los servicios secretos o de alguien que ha estado hasta hace poco en labores de inteligencia. En este sentido, las fuentes militares desligan por completo la dimisión de L.R. de estas informaciones, al ser su marcha anterior a la publicación de las mismas.

En el CNI, los cambios en la cúpula provocan roces en ocasiones entre las diferentes facciones que existen entre sus 3.000 miembros. En el pasado, por ejemplo, ha habido tensión interna por la reelección de un director –el caso de Alberto Saiz es el más conocido–, o entre militares y civiles que se han visto desplazados de la alta dirección de los servicios secretos. También se han conocido casos puntuales de malestar con la dirección política del Ministerio de Defensa, como ocurrió en diciembre con la salida del último secretario general, Arturo Relanzón.

El contenido del real decreto firmado por Robles sugería que su relevo se debía a su pase a retiro como militar. Sin embargo, el número dos de los servicios secretos no fue relevado por su condición militar –era coronel del Ejército de Tierra–, sino por la jubilación forzosa por edad que establece el estatuto del CNI cuando uno de sus miembros llega a los 65 años, tal y como desveló este periódico.

En las noticias de Abc sobre el imán de Ripoll han aparecido datos desconocidos del pasado de García Terán dentro de los servicios secretos, como el hecho de que fuera el jefe de la División de Contraterrorismo en los años en los que agentes del CNI se reunieron con Abdelbaki Es Satty en prisión y que tanto el oficial de relación que le visitaba en la cárcel de Castellón como el jefe de la oficina de Gerona dependían orgánicamente de él, por lo que ahora el número dos del CNI se arriesga a que formaciones independentistas como Junts o ERC pidan su comparecencia en la comisión de investigación del Congreso de los Diputados que indaga los hechos.

Además, también queda en mal lugar el exdirector de los servicios secretos Félix Sanz Roldán, que aseguró en sede parlamentaria que Es Satty «nunca» había sido «colaborador ni informador» de los servicios de inteligencia. El que fuera jefe del Estado Mayor de la Defensa subrayó en su última comparecencia en la Cámara Baja que los contactos entre el CNI y el imán se limitaron al tiempo que el religioso estuvo en una cárcel de Castellón y que tenían como objetivo realizar labores de control sobre el yihadismo. 

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