Zapatero movió hilos para colocar a Huawei en el sistema de escuchas de la Policía
Zapatero y su exjefe de Seguridad Nacional, Segundo Martínez, presionaron para mantener el contrato

José Luis Rodríguez Zapatero. | Efe
En los silencios de los despachos del poder, las decisiones más delicadas no siempre se anuncian con estruendo. Algunas se deslizan con la sutileza de quien conoce bien los resortes del sistema. José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno, ha maniobrado en la sombra para garantizar que Huawei, la controvertida multinacional tecnológica china, conserve su contrato con el Cuerpo Nacional de Policía como proveedor de la infraestructura para almacenar escuchas telefónicas llevadas a cabo por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Según ha podido confirmar THE OBJECTIVE a través de fuentes policiales, Zapatero ha ejercido presión para que se mantenga intacta la relación con Huawei, valiéndose de la influencia de su antiguo jefe de seguridad en La Moncloa, el comisario jubilado Segundo Martínez, hoy convertido en director de seguridad de la filial española de la compañía asiática. Lejos de ser un actor marginal, Martínez ha tenido una participación clave en los equilibrios de poder policial desde que Fernando Grande-Marlaska asumiera la cartera de Interior en 2018.
La continuidad de Huawei como proveedor no es un asunto menor. La información que se almacena en sus sistemas no es otra que el respaldo cifrado de miles de escuchas telefónicas obtenidas en investigaciones judiciales de gran sensibilidad, incluidas operaciones antiterroristas, de crimen organizado y contra redes de espionaje. Datos que, por su naturaleza, no solo comprometen la seguridad de operaciones presentes, sino también la integridad del Estado.
La preocupación dentro de las Fuerzas de Seguridad es tangible. “Estamos hablando de material extremadamente delicado, directamente relacionado con la seguridad nacional», advierten fuentes de la Policía Nacional consultadas por este medio. Las dudas no son técnicas —la tecnología de Huawei es reconocida por su rendimiento— sino estratégicas: la sombra del espionaje chino planea sobre cada dispositivo, cada línea de código, cada bit de información.
Y es que Huawei no es una empresa cualquiera. Su vinculación con el Gobierno de Pekín ha sido denunciada por numerosos servicios de inteligencia occidentales, que alertan sobre la posibilidad de que los dispositivos y sistemas desarrollados por la compañía sirvan como puerta trasera para acceder a redes críticas de los países aliados. Una preocupación no infundada: la Ley de Inteligencia Nacional de China, aprobada en 2017, establece de forma explícita que todas las empresas del país están obligadas a colaborar con los servicios de espionaje, y a mantener en secreto esa colaboración.
Una relación que viene de lejos
El vínculo entre Huawei y la Policía Nacional se remonta, precisamente, a la etapa en la que Zapatero llegó al poder, en 2004. En aquellos años, el Gobierno firmó los primeros acuerdos con Huawei Symantec Technologies Co. Ltd., una empresa conjunta con sede en Chengdu, China, en la que Huawei poseía el 51% del capital y Symantec el 49%. Esta colaboración se consolidó hasta que, en 2012, Huawei adquirió el control total de la compañía, comprando la participación de Symantec por 530 millones de dólares.
Desde entonces, los contratos se han ido renovando periódicamente. Fuentes internas aseguran que no ha habido un proceso competitivo real para sustituir a Huawei, a pesar de las advertencias internacionales. “Zapatero y Segundo Martínez han presionado para que no se toque nada. Es un asunto que consideran estratégico, aunque no necesariamente por motivos técnicos”, explican.
En la actualidad, los sistemas de almacenamiento de las escuchas se basan en la plataforma OceanStor 6800 V5, fabricada por Huawei. Este modelo opera en los Centros de Proceso de Datos (CPD) de la Policía Nacional, ubicados en instalaciones de alta seguridad en El Escorial, el complejo policial de Canillas y la sede de la Secretaría de Estado de Seguridad, en el Ministerio del Interior. Son auténticas granjas de datos: cabinas repletas de discos duros capaces de compartir información entre centros separados por cientos de kilómetros en cuestión de segundos.
El precedente del 5G: entre la OTAN y Zapatero
La intervención de Zapatero en favor de Huawei no es nueva. En septiembre de 2020, el entonces secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió al Gobierno español sobre los riesgos de permitir que Huawei participase en el despliegue del 5G. La cita, celebrada en Bruselas, tuvo carácter reservado y dejó sobre la mesa una advertencia rotunda: la Alianza Atlántica no veía con buenos ojos la penetración de la compañía china en redes de telecomunicaciones clave.
Lejos de seguir el consejo de sus socios estratégicos, Pedro Sánchez respaldó públicamente a Huawei apenas tres semanas después. La compañía, que en ese momento se encontraba bajo presión internacional tras el veto estadounidense, celebró con entusiasmo el gesto del presidente español, que contrastaba con la actitud adoptada por otras capitales europeas.
Fuentes diplomáticas consultadas por este medio señalan que la postura de Sánchez fue fruto directo de las recomendaciones de su antecesor en Moncloa. “Zapatero mantiene una relación directa con altos cargos del Gobierno chino, y ha ejercido de puente entre Pekín y el Ejecutivo español en más de una ocasión”, aseguran.
Una cuestión de soberanía
Por ello, altos cargos de la Policía Nacional puntualizan que «el debate no es solo tecnológico ni policial. Es una cuestión de soberanía nacional. El hecho de que información clasificada, de alto valor estratégico, esté almacenada en sistemas fabricados por una empresa bajo la tutela de un gobierno extranjero plantea interrogantes incómodos. ¿Qué garantías existen de que esos datos no son accesibles por terceros? ¿Cómo puede España proteger sus secretos más delicados si dependen de una tecnología que no controla?»
Por ahora, ni Interior ni Moncloa han ofrecido explicaciones públicas. Pero en los pasillos del poder, el malestar crece. Muchos en el seno de la Policía Nacional y la Guardia Civil piden una revisión urgente de los contratos con Huawei, y reclaman que el almacenamiento de escuchas se traslade a servidores de tecnología europea o nacional. De momento, todo sigue igual. Zapatero mueve ficha. Y Huawei, de momento, gana la partida.