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Política

Primeras 'deserciones' en la CUP por su pacto con el PSC: «No se puede aguantar más»

División interna y bajas en los anticapitalistas por su acercamiento al Govern de Salvador Illa

Primeras ‘deserciones’ en la CUP por su pacto con el PSC: «No se puede aguantar más»

Conferencia de la CUP de presentación del Procés de Garbí. | CUP

La disposición de la dirección nacional de la CUP a pactar con el PSC no ha sentado bien a las bases de los anticapitalistas. Ahora, tras el primer pacto con los de Salvador Illa en materia de vivienda, empiezan a producirse las primeras bajas del partido. El candidato Max Mansanet, que fue de número cinco en las listas municipales de Santa Eulàlia de Ronçana, ha informado que se da «de baja de la militancia» del partido antisistema. «Ya no se puede aguantar más», ha criticado.

La dirección de la CUP inició el llamado «Procés Garbí» para renovarse internamente y tratar de frenar la caída electoral que viene sufriendo en los últimos años. Pero la coyuntura política y social no juega a su favor. Los sondeos demoscópicos de la Generalitat reflejan que ya no es el partido que atraía a una parte de la juventud cuando, hace diez años, inició el plan rupturista promovido por Artur Mas. De hecho, según el último sondeo del Centre d’Estudis d’Opinión, Vox duplica a la CUP en intención de voto entre los jóvenes de 18 a 24 años.

En paralelo, también se han visto perjudicados por el fracaso del procés. Una parte de su electorado, más maximalista con las tesis independentista, les considera también responsables de que el plan rupturista descarrilase. Y han eclosionado nuevas formaciones, como Aliança Catalana, o Alhora, de Clara Ponsatí, que piden recuperar el pulso con el Estado y llevar a cabo una política frentista. En cambio, la CUP se abre a pactar con los socialistas. Si bien corrientes internas de la CUP consideran que hay que ser influyentes y condicionar el Ejecutivo catalán hacia políticas de «izquierda», otros creen que este giro no puede pasar por pactar con un partido como el PSC, que representa el statu quo y que es abiertamente contrario a la secesión.

«El PSC es un partido racista con los catalanes»

A este desencanto de las bases con los cupaires se han sumado voces públicas. Por ejemplo, la de la tertuliana Pilar Carracelas, más conocida por su activismo en las redes sociales. Carracelas se significó en 2017 a favor de la CUP. En un artículo en su web, aseguraba que su voto sería para esta candidatura, porque no «mercadean» con el miedo. A su juicio, este partido independentista era el único capaz de llevar a Cataluña hacia la independencia. Pero ahora también se ha desmarcado.

La tertuliana asegura que todos los partidos desean pactar con el PSC, a quien tacha de ser «un partido racista con los catalanes». «Yo, con el verdugo de mi nación no pacto ni el color de las cortinas», abundaba a través de X.

Pacto de vivienda

La CUP ha alcanzado un acuerdo con el Ejecutivo de Illa para regular el alquiler de temporada y «blindar» la vivienda protegida. Los cupaires han vendido este entente como una forma de haber «movido» a los socialistas hacia sus posiciones. Es decir, sin ceder en nada.

La diputada Laure Vega ha asegurado en una entrevista en la Agencia Catalana de Noticias que hay «predisposición» a nuevos acuerdos, siempre que sea «en sus términos» y sobre cuestiones «estructurales». Otra de las carpetas que está encima de la mesa es un eventual Pacto Nacional por la Lengua.

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