El PSOE ve un adelanto electoral en Andalucía aprovechando el «pinchazo» de Montero
Pesimismo en el partido tras el resultado del CIS andaluz: «Nos hemos metido un tiro en el pie quitando a Espadas»

Pedro Sánchez asiste a un mitin del PSOE andaluz.
No ha sido una sorpresa pero sí un jarro de agua fría. El barómetro del CIS andaluz, el Centra, ha confirmado los peores presagios de los socialistas andaluces que asisten con estupor al hundimiento de su suelo electoral hasta los 25-28 escaños. «El suelo es horrible», admiten con desazón las fuentes del PSOE-A consultadas por THE OBJECTIVE. Incluso descontando la cocina, en la federación más numerosa del PSOE en España sustraen la conclusión unánime de que «la realidad, desgraciadamente, es que hemos perdido el granero de voto que siempre fue este partido. No es que pinte mal, es que pinta peor». En el PSOE andaluz saben que están en el peor momento de su historia y no hay visos de que pueda mejorar.
Unas perspectivas que no sólo recoge el instituto demoscópico andaluz. Según las propias encuestas socialistas, la secretaria general del PSOE andaluz, mano derecha de Pedro Sánchez en el Gobierno y en el partido, María Jesús Montero, no ha conseguido parar la tendencia a la baja en la proyección de voto de su predecesor, Juan Espadas. Apenas dos meses después de su entronización como líder del PSOE-A, el supuesto revulsivo que había previsto el propio Sánchez se ha desvanecido, si es que alguna vez existió. «El ‘efecto Montero’ no ha durado nada». Literal. Porque «no ha llegado a tener efecto», deslizan con inquietud en San Vicente después de la culminación de los congresos regionales y provinciales del partido. «El PSOE no ha salido fortalecido».
No ayuda el ‘multitasking’ de Montero, quien ha duplicado la tan criticada duplicidad de cargos, al aglutinar el de secretaria general del PSOE andaluz, vicepresidenta del Gobierno, ministra de Hacienda y vicepresidenta del PSOE. «Va a reventar, se va a poner mala. Es muy complicado compatibilizar el liderazgo con Andalucía con ningún otro cargo», sostienen sus afines. Los detractores son menos benévolos y revelan que «María Jesús llegó a un pacto con Pedro de que no dejaría el cargo hasta el último momento». Fuentes de Moncloa confirmaron este extremo a este periódico. Era un secreto a voces que «ella venía obligada a Andalucía» y, en consecuencia, no se quiere arriesgar a quedarse sin asideros para «el día después a su segura derrota en Andalucía».
Adelanto electoral tras el 28-F
Este clima de pesimismo cala en el ánimo de una federación que ha empezado a revisar con crudeza los pasos dados en los últimos meses: «Nos hemos metido un tiro en el pie quitando a Espadas. Teníamos que haber esperado y haber planteado un proyecto de futuro». Una decisión de Pedro Sánchez, que se venía rumiando desde el fracaso electoral del predecesor de Montero el 19 de junio de 2022, donde hundió hasta los 30 escaños el suelo electoral que Susana Díaz dejó en los 33 escaños en 2019. Algunos empiezan ya a hacer cábalas sobre el futuro liderazgo del partido en Andalucía, después de constatar el error de Montero: «Había que dejar que Espadas volviera a perder y presentar un proyecto más potente. Lo mínimo que se tiene que pedir es que mejores lo que había. Y Montero lo va a empeorar».
De hecho, hay dos temores. El primero es que la sangría de voto no haya acabado. Y el segundo, que el presidente de la Junta de Andalucía lo aproveche en su propio beneficio, forzando un adelanto electoral para pillar al PSOE en mínimos y sin margen de maniobra. «Cada vez suena con más fuerza el adelanto electoral. Bonilla sabe que tendrá otra mayoría absoluta y nos quiere pillar con el pie cambiado», vaticinan los socialistas. La duda es cuándo. Algunos creen que disolverá el parlamento andaluz en Navidad para celebrar elecciones a principios de año. Otros auguran que lo hará justo después del Día de Andalucía, el 28 de febrero, para poder capitalizar los fastos y catapultar su perfil de moderación que frena el crecimiento potencial del PSOE.
Los socialistas tienen claro que «no tiene sentido esperar a junio» para darle tiempo al Montero a levantar cabeza. «¿Para qué arriesgarse al desgaste?». Las encuestas le dan 59 escaños y la mayoría son 55. Tiene cuatro escaños de margen para reeditar la mayoría absoluta y, en el peor de los casos, la muleta de Vox. El PP seguirá gobernando «sí o sí» y la única incógnita es qué ocurrirá en el principal partido de la oposición cuando encaje la derrota. «Nadie ve a Montero haciendo oposición a Moreno. Tardará 24 horas en dimitir». El partido se prepara para saltar por los aires desde la constatación de que los procesos internos provinciales y locales han dejado más división que la que ya había. «En Jaén se ha perdido por 300 votos, en Cádiz por 35, y no se ha integrado al 49% del partido». Un escenario antagónico al de la prometida unidad, que acumula grandes dosis de frustración, a la espera del examen de Montero con las urnas, que según relatan estas fuentes a THE OBJECTIVE, será meses antes de lo previsto.