Koldo pasaba al PSOE gastos de Ábalos en un restaurante de hasta 3.000 euros al mes
La Tragantía fue el centro neurálgico de la trama hasta 2021 y la última factura abonada al local fue de 2.520 euros

Alejandra Svriz
Koldo García Izaguirre, exasesor del exministro de Transportes José Luis Ábalos, presentaba en la sede del PSOE en la calle Ferraz facturas por importes mensuales de hasta 3.000 euros del restaurante La Tragantía de Madrid durante la etapa en la que Ábalos estuvo al frente del Ministerio y la secretaría de Organización del PSOE. Según ha podido saber THE OBJECTIVE de fuentes próximas a la investigación, este conocido local situado en el distrito de Chamartín fue utilizado como centro de operaciones de la presunta red corrupta hasta la caída de Ábalos en julio de 2021. Un entramado que dio sus primeros pasos con la compra de mascarillas y continuó con el rescate de Air Europa, la implantación del 5G de Huawei en España y los amaños en la contratación de obra pública a cambio de mordidas.
El importe mensual, que era ingresado regularmente al restaurante, cubría las comidas y cenas que Koldo organizaba con empresarios y colaboradores de forma frecuente. Según estas fuentes, el exasesor de Ábalos convirtió una mesa del salón privado del establecimiento en su “oficina personal”, un espacio reservado en el que se fraguaban pactos opacos entre platos de marisco y botellas de vino. «Koldo no se movía de esa mesa», señala un testigo habitual del local mientras señala una mesa ubicada en un salón privado. «Era como un despacho. Entraban y salían empresarios … Él estaba siempre», añaden. Los investigadores creen que allí se gestaron muchos de los acuerdos vinculados a contratos inflados de material sanitario y otras adjudicaciones públicas bajo sospecha. La cuenta de 3.000 euros mensuales permitía a Koldo, en ocasiones acompañado por Ábalos, invitar sin límite a sus interlocutores y organizar encuentros con discreción. «Nunca había problema con la cuenta», aseguran. «Siempre se pagó a final de mes y punto».
Su situación estratégica, a pocos metros del Parque Móvil de la Guardia Civil, en la calle del Príncipe de Vergara, permitía a Koldo mantener reuniones constantes con agentes del Instituto Armado con los que mantenía excelentes relaciones. De hecho, el asesor del ministro, que aseguró haber sido confidente de la Guardia Civil, al igual que Víctor de Aldama, mantenía reuniones con diferentes mandos y agentes de la Benemérita en La Tragantía «cada dos por tres». Lo relató en exclusiva a THE OBJECTIVE el empresario que desveló la existencia de un «grupo acelerador» que presuntamente cobraba un 20% de comisiones para el PSOE, a cambio de amaños en la adjudicación de contratos con la administración. Este testigo de las maniobras de la trama explicó que esas reuniones en La Tragantía se mantenían «casi a diario» y en ellas tenían lugar algunas transacciones. «A ver, con los guardias civiles sí se reunían cada dos por tres. Siempre había, porque tengamos en cuenta que el cuartel está delante. Dinero no vi en ningún caso, pero sí vi sobres que se intercambiaban entre ellos mismos. Sobres. Entre Koldo y gente que le daba algo a Koldo, Koldo se lo ponía en el bolsillo y ya está. Dinero entre ellos».
El cuartel general del «grupo acelerador»
Otros testimonios recogidos por este diario confirman que las comidas se celebraban con una frecuencia casi diaria. A menudo eran discretas, con dos o tres comensales; otras veces reunían a grupos más amplios, en el salón reservado, donde citaban a empresarios del sector de la construcción o vinculados a contratos de obra pública. Un habitual de esos encuentros era precisamente el líder del grupo acelerador, Pepe Ruz, el dueño de ingeniería Levantina y Construcción, amigo personal de Ábalos y que se embolsó 128 millones de euros en contratos del Ministerio de Transportes. Las fuentes señalan que el restaurante ofrecía a Koldo un entorno «seguro y controlado», donde podía actuar sin la exposición que conllevaría despachar en una oficina oficial o en la sede ministerial. «Era un punto neutral, pero controlado», apunta una de las fuentes.
«No llamaba la atención y le daba margen para operar sin dejar rastro documental». La gran paradoja es que precisamente el reservado de La Tragantía, que era punto de encuentro habitual de la trama, era también un lugar muy transitado por la Guardia Civil y los mandos de la Unidad Central Operativa (UCO), hasta el punto de que sus escudos decoran los muros del salón privado que tantas veces reservó el ministro. El mismo Ábalos que ha acabado siendo investigado por la UCO podría haber coincidido con sus mandos en más de una ocasión.
De La Tragantía a La Chalana
Una prueba de estos importes se registró en la última factura que Ferraz abonó a su ex secretario de Organización a finales de julio de 2021, quince días después de su destitución. El correo eléctronico al que tuvo acceso este diario recogió anotaciones que reflejaban la asiduidad de los cargos que el exministro hacía al citado restaurante. «Con fecha de hoy también se ha pagado a La Tragantía 2.520 euros», recoge la misiva electrónica firmada por Juan Manuel Rojo Valverde, responsable de administración, con destino a las secretarias de Organización. En ellas daba cuenta de una cantidad pendiente de pago a Ábalos de 4.500 euros, la mitad de ellas al restaurante La Tragantía. Poco después, añade: «El anterior pago ya se realizó por 2.805,32 euros… más Tragantía por 840». El responsable de administración denotaba en su explicación el carácter elevado de los pagos del ex número tres del PSOE: «He tenido que repartirlas en varias liquidaciones».

El epicentro neurálgico de la trama trasladó su sede social cuando Ábalos fue destituido fulminantemente por Pedro Sánchez el 10 de julio de 2021. Los integrantes de la presunta red corrupta rebajaron entonces el nivel de los establecimientos elegidos para sus encuentros optaron por una marisquería más económica como La Chalana. Esta conocida cadena ya había sido señalada en el marco del caso Koldo como un lugar clave en el funcionamiento de la trama. Allí se celebró, por ejemplo, una conocida comida entre el propio Ábalos y el presidente de Adif, Ángel Contreras. La escena se repitió decenas de veces, siempre con García Izaguirre como anfitrión.
Comisiones para el PSOE
El restaurante La Tragantía no solo fue el lugar de encuentro para negocios opacos, sino también el escenario en el que operaba el denominado «grupo acelerador», que, según fuentes cercanas a la investigación, desempeñaba un papel central en el tráfico de influencias y el cobro de comisiones ilegales. Este grupo, desvelado por THE OBJECTIVE, estaba compuesto por personajes clave del mundo político y empresarial que, bajo el liderazgo de Koldo García, coordinaban la agilización de proyectos administrativos a cambio de sobornos. El testigo detalló cómo el objetivo de las reuniones en La Tragantía era «básicamente tomar proyectos, evaluar su viabilidad con la administración y luego cobrar una comisión por ello». En este contexto, la comisión no siempre se destinaba al PSOE, como se sugería, sino que también se repartía entre los miembros del grupo, dependiendo del tipo de solicitud que se estuviera gestionando.
«Había un grupo de gente encargada de acelerar todos los proyectos en relación con la Administración. Este grupo estaba formado por un líder, que sería el señor José Ruz, y además Koldo García, José Luis Ábalos, Víctor de Aldama e Israel Pilar», explicó hace meses el empresario entrevistado en exclusiva por THE OBJECTIVE. Ruz, propietario de Levantina, Ingeniería y Construcción (LIC), era descrito como el «recaudador» del grupo, quien gestionaba las mordidas y actuaba como intermediario con la administración pública. Y Víctor de Aldama e Israel Pilar, el dueño de Sortis SL, los facilitadores de contactos. A través de ellos, los empresarios buscaban agilizar sus proyectos y a cambio entregaban comisiones que eran repartidas entre los miembros del grupo.