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Política

El Gobierno tardó seis meses en detectar su «erróneo» cálculo de los gastos de Ábalos

El exministro gastó con su equipo 560.000 euros en viajes, restaurantes, cátering y compras de supermercado

El Gobierno tardó seis meses en detectar su «erróneo» cálculo de los gastos de Ábalos

El exministro José Luis Ábalos. | Europa Press

Durante seis meses, el Gobierno se ha negado a aclarar a este medio los anómalos gastos de dietas y viajes del exministro José Luis Ábalos entre 2018 y 2021. Sin embargo, solo tardó unas horas en reaccionar a la solicitud del juez del Tribunal Supremo Leopoldo Puente que investiga al exsecretario de Organización del PSOE. El juez quería saber en qué cuenta, cuándo y bajo qué concepto Ábalos recibió 508.000 euros en dietas exentas de impuestos en sus dos primeros años al frente del ministerio de Transportes.

Este departamento, ahora en manos del vallisoletano Óscar Puente, se apresuró a aclarar en un comunicado que resulta «erróneo» atribuir esa cantidad de dinero solo al entonces ministro, ya que los gastos corresponden a viajes –además de restaurantes, cátering y compras de supermercado– que Ábalos no hacía solo, de forma que se trata del monto total del conjunto de la delegación. Sin embargo, en esos dos ejercicios (2018 y 2019), «el personal de la caja pagadora central interpretó la normativa en materia de IRPF entendiendo que las declaraciones de gastos de viaje de los altos cargos que viajan en régimen de resarcimiento de gasto eran equivalentes a los expedientes de dietas del resto del personal del Ministerio que tienen un carácter individual».

Así se declaró ante la Agencia Tributaria. Según la información disponible, el diputado valenciano cobró 736.796 euros de Transportes, pero solo pagó un 9% de retenciones. Queda por descifrar el misterioso destino de los pagos: según el comunicado del Ministerio, la caja pagadora desconocía el número de cuenta de Ábalos, la mayoría de esos gastos se abonaron a la agencia de viajes, y el resto se pagó en metálico como anticipo, comprobando posteriormente todas las facturas pertinentes.

Este error de interpretación de la normativa tuvo lugar con Javier Sánchez Fuentefría como director de Organización e Inspección del Ministerio de Transportes, actualmente director general de Presupuestos de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. La sucesora de Fuentefría en el cargo, Belén Villar Sánchez, firmó el 25 de noviembre una resolución en la que se hacían públicos varios documentos oficiales que registraban los gastos de Ábalos a su paso por el Ministerio, en cumplimiento de la obligación establecida por la ley de transparencia, tras ser los datos solicitados por THE OBJECTIVE.

Tal y como se desprende del texto, la alto cargo del Gobierno ya era consciente de que «los gastos reflejados son los correspondientes a todos los miembros que viajaban en la delegación» acompañando al exministro, como es habitual al registrar este tipo de gastos. Al llegar la información a este periódico, se consultó al Ministerio de Transportes, que lleva seis meses dando la callada por respuesta ante las preguntas y publicaciones, llegando a pronunciarse sobre el tema solo a instancias del Tribunal Supremo hace unos días.

El Ministerio no solo no ha dado explicaciones sobre los extraños gastos de Ábalos, sino que ha evitado auditarlos, a pesar de que los investigadores policiales sospechan que se cobraron sobresueldos mediante dietas ficticias. También el PSOE duda del dinero con el que su exsecretario de Organización pagaba los gastos que luego pasaba a Ferraz.

Tampoco el diputado ha respondido a las preguntas de THE OBJECTIVE, aunque sí comentó en la red social X el comunicado de Transportes que atribuía a un error la tributación de sus dietas: «Otro error estrepitoso y un gran ridículo que ha permitido de nuevo que se sumen los propagandistas y los pseudomedios para seguir en su campaña permanente de linchamiento y desprestigio de mi persona», asegura en su tuit. Y añade: «Ni siquiera espero ya que se desdigan, porque como es costumbre, son un exponente más de esta deriva de la gran investigación y de hasta dónde están dispuestos a llegar algunos y algunas con sus bulos y sus mentiras». «En un caso tan insólito y sorprendente como este, lo suyo hubiera sido que la propia investigación hubiera consultado previamente con Hacienda y/o con la Intervención General del Estado para resolver sus dudas dentro de la discreción que exige una investigación policial. Pero la verdad oscura es que, de haberlo hecho en el ámbito de la reserva y la mesura, no hubieran conseguido el habitual y pretendido recorrido mediático», remacha.

Al ser consultado sobre esta cuestión, Koldo García, el exasesor –también investigado– de Ábalos, con quien no habla desde hace «mucho tiempo», defiende su inocencia y denuncia que «el ministerio ha hecho una auditoría que ha resultado no solo ser confusa, además de confusa en algunos aspectos es incompleta y en otros recoge datos que no son ciertos, incluso recoge supuestos testimonios o datos de funcionarios que han sido preguntados y sus respuestas no han sido debidamente recogidas y ha motivado denuncias de esos funcionarios hasta donde he podido saber». «Si bien no conozco las cifras de los gastos ni sus imputaciones, no me extrañaría que careciesen del rigor del que carece muchas partes de ese informe de auditoría del ministerio de transportes, que no solo es extemporáneo es además una anomalía procesal y una falta de respeto a la justicia», afirma.

La falta de trazabilidad en los gastos que el diputado Ábalos pasaba a Transportes y a Ferraz ha dado impulso a la hipótesis de que García pagaba en efectivo unos gastos que luego eran reintegrados. Hay testimonios de ello, por ejemplo en el restaurante La Tragantía, a lo que el exasesor responde: «Tanto en ese restaurante como en cualquier otro, después de tanto tiempo y de la poca trascendencia del dato, no recuerdo exactamente cómo pagaba, ni tampoco veo trascendencia alguna al modo de pagar, pero en todo caso no recuerdo las veces que he pagado en efectivo y las veces que pagaba con tarjeta y sí puedo decir que los gastos que eran imputables por mi trabajo se le pasaban al Ministerio, y los que no lo eran no se los pasaba, y dado que existe la moda anómala de hacer auditorías por parte del Ministerio de Transportes en pleno proceso judicial, y además hacerlas de modo insuficiente y con poco rigor, quizás la pregunta se la deban hacer a los auditores internos de ese ministerio».

Y respecto a los gastos de la secretaría de Organización del PSOE: «Durante el breve tiempo que trabajé para el partido todos los gastos que se produjeron fueron atendidos, como le decía, no recuerdo ahora ese preciso detalle de cuántos se hacían en efectivo o con tarjeta», señala, precisando que a Tragantía «iban con mucha frecuencia, por su cercanía a un edificio importante de la Guardia Civil, muchos miembros de la Guardia Civil, de la UCO, de los servicios de información de la Guardia Civil», con los que recuerda que ha «colaborado muchos años».

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