El Ejército del Aire destina 70.000 euros para un lote de calzoncillos de color marrón
Defensa pagará 6,05 euros por cada uno de los ‘boxer’ adquiridos con el escudo del arma serigrafiado

La ministra de Defensa, Margarita Robles, visita al Ala 12 del Ejército del Aire en su última visita a la base aérea de Torrejón. | Marco Romero (MDE)
De color marrón, con el escudo alado del arma serigrafiado en la parte delantera y una etiqueta a un lado que pone Propiedad del Ejército del Aire y del Espacio. Así son los nuevos calzoncillos que el Ejército del Aire ha encargado en una licitación de la que hay escasos precedentes. Se trata de un lote único por el que se adquieren 11.570 calzoncillos para este 2025 por un montante total de 69.998,5 euros (IVA incluido), lo que supone que el Ministerio de Defensa pagará 6,05 euros por cada uno de los ‘boxer’ adquiridos a Benacus, una empresa dedicada a la comercialización de vestuario, calzado y equipamiento técnico para uso profesional.
La compra de este tipo de prenda interior suele incluirse, normalmente, en licitaciones más amplias de ropa para las Fuerzas Armadas, o en contratos menores como el aprobado en febrero de este año por 14.999,04 euros (sin IVA), por el que no fue necesario publicitar las especificidades técnicas del mismo. En ese caso, la compañía elegida fue Cancela SL.
Ahora la cantidad económica supera el listón de los 15.000 euros, de ahí que se trate de un contrato mayor al que se ha tenido que dar publicidad en cada paso administrativo. Lo que hace especial esta resolución del Ministerio de Defensa es que roza los 70.000 euros solo para gayumbos destinados al personal militar del Aire y que los pliegos de la licitación indican con todo lujo de detalle cómo tiene que ser esta prenda interior masculina para los militares.
Por ejemplo, se han pedido cuatro tallas -«supergrande, grande, mediana y pequeña»- y en la parte delantera tiene que verse «el emblema isotipo del Ejército del Aire en color azul aviación». En el pliego se precisa que este logo «debe ser inherente a la prenda» y estar centrado como si de cualquier otra marca del mercado se tratara. La prenda, además, tiene que ser «de punto liso, tipo ‘boxer’, confeccionado con tecnología seamless sin costuras innecesarias para evitar rozaduras». Y en cuanto a la goma elástica de la cintura, debe tener una anchura de 35 milímetros y «la longitud determinada por la talla».

En cuanto a las perneras, estarán constituidas en una sola pieza, «sin costuras laterales», y deberán estar rematadas por un elástico de tres centímetros de anchura. En la zona central, coincidiendo con las aberturas de las piernas, «irá una pieza, fabricada con idéntico tejido al principal, cosida al delantero y trasero mediante costura plana». El Ejército del Aire precisa en el expediente que la bragueta tiene que ser «sin abertura» y que el tejido principal «dibujará una figura de medio óvalo delimitada en todo su contorno por una alternancia de número de hilos».
Además, el calzoncillo tendrá que tener resistencia a la perforación y a la abrasión, así como resistir a «las pérdidas al lavado» y contar con «la solidez de los tintes». Y el Ejército del Aire se guarda la posibilidad de realizar una inspección del producto en la propia fábrica y a la recepción del material «para comprobar la calidad del tejido, las medidas de confección, la dirección de corte, costuras, etc.». En cuanto a las entregas, el primer millar de calzoncillos se entregará por unidad y el resto, en paquetes de dos en dos.
Ocho empresas se presentaron al concurso
A la licitación se presentaron ocho empresas y, curiosamente, hubo retrasos en la tramitación porque la empresa Fortuna Textiles presentó una oferta «considerada anormalmente baja». Al ser el pujador con mejor nota, hubo que revisar a fondo toda la documentación presentada «con el objetivo de verificar el cumplimiento técnico mínimo». Al final, un capitán del centro logístico de intendencia encontró un «incumplimiento» en las «solideces» del color marrón que se exigía.
El pliego establecía que la solidez de los tintes «deberá ser grado 5 en todos los ensayos, permitiéndose únicamente una variación máxima de una unidad como margen de tolerancia en la homogeneidad de resultados». Esta variación, puntualiza el Ejército del Aire, «no reduce el requisito mínimo exigido, sino que se refiere a la dispersión admisible entre mediciones o lotes».
El problema de Fortuna Textiles es que presentó una oferta «con valores estándar de 3–4», estando, por tanto, «por debajo de los mínimos exigidos». Todo ello sin que la citada empresa aportase «ningún ensayo ni informe de laboratorio que contradiga esa declaración». De ahí, que ese «incumplimiento objetivo y no subsanable» constituyese, a juicio del licitador, «causa directa de exclusión técnica» y que el encargo recayese finalmente en Benacus.