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Política

La reacción de Sánchez enciende al PSOE: «Es una bomba, no podemos mirar para otro lado»

Abatimiento y desánimo en el partido tras la respuesta tibia ante el escándalo Cerdán

La reacción de Sánchez enciende al PSOE: «Es una bomba, no podemos mirar para otro lado»

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso de los Diputados.

El baño de realidad se convirtió en un tsunami. Los más oficialistas se escondieron tras el silencio, pero no todos. Algo se rompió este jueves en el PSOE para que quienes defendían que había un acoso judicial y mediático contra el Gobierno dijeran: «Hasta aquí». De repente, afloraron las dudas sobre la versión oficial, y un desgarro interno, un shock emocional, motivado por el informe ‘inexistente’ de la UCO hasta este jueves, convirtió en tibias las acusaciones de Víctor de Aldama sobre Santos Cerdán el pasado mes noviembre, un mes antes de ser ratificado por Pedro Sánchez como secretario de Organización del PSOE. Las fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE denuncian la «infame rueda de prensa» del líder del PSOE, Pedro Sánchez, a tomar medidas drásticas. «Cualquier dirigente socialista no aguanta un sólo secretario de Organización imputado. Y aquí ya tenemos dos», denuncian dirigentes socialistas a este periódico.

Recelos y dudas sucedieron a la constatación de que el contenido del informe de la UCO era «letal», «absolutamente demoledor». «¡Pero si es que son los mismos que los del Tito Berni!», clamaron fuentes críticas socialistas a THE OBJECTIVE, en referencia a los diputados que acompañaron a Juan Bernardo Fuentes Curbelo en sórdidas cenas con empresarios y prostitutas. Aunque la cuestión más sucia es la de la corrupción. El PSOE no salía este jueves de su asombro: «¿Pero cómo han podido hacer esto con lo que nos ha costado olvidar la etapa de Filesa?». Y, casi peor, que Santos Cerdán y José Luis Ábalos actuarán así desde el principio, como reflejan las conversaciones entre los implicados en la organización criminal desde el año 2015.

Tras la primera detonación, control de daños. Después de la ruptura entre Moncloa y Ferraz en la víspera, tras la publicación de varios medios ‘sincronizados’ anunciando una grabación que implicaba a Cerdán en el cobro de una comisión, el objetivo era forzar la dimisión del secretario de Organización y frustrar su anunciada comparecencia en Ferraz: «No puede comparecer como secretario de Organización. No puede manchar de sangre la sede». Y se logró. Quien compareció fue Pedro Sánchez después de que la presión surtiera efecto y que el número tres del PSOE tirara la toalla al filo de las 15.45 horas. Pero la dimisión de Santos Cerdán fue una tirita sobre la aorta, que no consiguió taponar la herida que se ha abierto en el núcleo duro del sanchismo.

«Esto es una bomba nuclear»

La comparecencia de Pedro Sánchez encendió e indignó a buena parte del PSOE. Su tibieza y su rictus compungido, hasta su petición de perdón, supieron a poco a una organización en shock por el tenor de las investigaciones. «Esto es una bomba. Una bomba nuclear. No podemos mirar hacia otro lado», deslizan a este periódico los diputados del PSOE, entre quienes no hay lugar para los críticos. «Estamos en shock. El ambiente es horrible y esto no se arregla con una remodelación del PSOE». Son muchos los que empiezan a ver razonable concurrir a las urnas. Y los que no lo ven, creen que es necesario como poco «mandar un mensaje» con una crisis de Gobierno «profunda» en la que se elimine «todo lo que huela a Cerdán», como su «amiga» Pilar Alegría, portavoz del Gobierno; o el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que no aparece en este informe pese a que era uno de los aforados del que el juez del Tribunal Supremo, Leopoldo Puente, solicitó sus conversaciones con los investigados Koldo, Ábalos y Aldama.

Hasta el núcleo duro en el Palacio de la Moncloa admite que esto es «un golpe para la legislatura», pero garantizan que no ha supuesto una quiebra en la confianza de sus socios. No prevé el Gobierno que esto complique más la gobernabilidad de una legislatura que «sigue siendo igual de difícil», en la medida en que continúan existiendo las mismas dificultades para aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Dicho de otra manera, no se puede complicar lo que ha llegado a su punto álgido de complicación. Pese a ello, Pedro Sánchez amenaza con resistir hasta 2027 y lo justifica en que «esto no va de mí» sino de «un gobierno que mejora la vida de la gente».

En el PSOE esperaban algo más. «No puede comparecer como el emérito tras matar al elefante, diciendo que no volverá a ocurrir», señalan con indignación. Cuando Ferraz anunció la convocatoria de prensa de Pedro Sánchez, nadie pensó en una dimisión, pero sí en «medidas drásticas», tanto en el Gobierno como en el partido. Y se encontraron con un anuncio de renovación en la Ejecutiva Federal del PSOE, cuya relevancia actual se evidencia en el hecho de que el secretario general ha estado siete años sin comparecer en la sede. «Hace falta algo más. Esto no aguanta. Es serio», señalan. Las fisuras con el discurso oficial se evidencian en que empiezan a arreciar las dudas hasta con el favorito para suceder a Cerdán, Óscar Puente. Quien era considerado hasta ahora el «Ayuso del PSOE», el que agitaba el avispero de la militancia e insuflaba moral a la tropa frente a lo que consideraban un asedio judicial, ya no es visto como el perfil adecuado para el momento presente. El elegido por Sánchez para azuzar a las masas y azotar a los pseudomedios “empieza a cansar”, y ahora se busca «un perfil más moderado». Y este cansancio es extrapolable a todo lo demás en una legislatura que se está haciendo demasiado cuesta arriba.

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